Un domingo de dos canchas. Ya ni se recuerda cuándo hubo uno igual. ¿Las últimas fechas del 86/87? Un partido de noventa minutos en cuatro arcos. Con la radio como protagonista. La vieja y querida portátil en la oreja que todavía se resiste ante las modernas digitales con auriculares de primera marca. Compradas antes de diciembre, lógicamente. Cuatro goles con seis festejos. La cima del campeonato. El regreso de los delanteros a las redes contrarias. Dos debutantes en la cancha y en el arco de enfrente. Goleada sobre un equipo que llegaba invicto y sin goles en contra. Mejor imposible. Una tarde de aquellas para Newell’s, que derrotó a Talleres por 4 a 1 en el Coloso y festejó casi todo lo que le regaló una jornada casi perfecta de fútbol.
El resultado fue abultado para el desarrollo, pero quedará en la casi insignificante columna de los detalles. Quizás el logro más importante, de cara al futuro y como elemento de real valía para un equipo que busca consolidarse, haya sido saber cambiar a tiempo para quedarse con un partido que no venía fácil y que terminó en fiesta total.
Newell’s quebró a los cordobeses porque encontró en el segundo tiempo la cohesión de conjunto que no había tenido en la primera mitad y que había obligado a Ponzio a ponerse el equipo al hombro. Una función que siempre da déficit para el volante central y que denuncia inconvenientes de funcionamiento cuando se produce.
Trossero dio una manito sacando a Solana en el entretiempo. Zamora encontró en Domizi y el uruguayo Adinolfi la salida y abastecimiento constantes para incrementar el volumen de juego hasta borrar las buenas intenciones de Talleres, que empezó a perder en la mitad de la cancha y terminó arrodillándose en el arco de Islas y después de Rimoldi.
Manso entró más en juego, pero sus contactos con la pelota jamás superaron la categoría de chispazos, Ponzio se desobligó de lo que no le corresponde y el equipo, desde el fondo hacia adelante, transitó sin sofocones el camino a la victoria desde los 4′ del complemento.
A los 16′ Sacripanti la bajó de cabeza en el segundo palo para que Rosales le metiera del mismo modo en el primero.
A los 49′ una jugada casi calcada con otros protagonistas. La bajó Domizi y la metió Sacripanti.
A los 82′ Manso se la robó con infracción a Bressán, que entre golpeado y dormido se quedó en el piso viendo cómo Lagorio festejaba en el fútbol argentino después de mucho tiempo.
En el descuento, Carucha la bajó de cabeza para que el sueño de tantas noches del por ahora pequeño Rodas se hiciera realidad con un zurdazo que no se levantó del piso hasta chocar contra la red del pobre Rimoldi.
Tres puntos, la punta, goleada, Central abajo y una semana para disfrutar antes de viajar a Avellaneda.
Síntesis
Newell’s 4: Passet 6; Vella 6, Grabinski 6, F. Crosa 6 y Adinolfi 7; Domizi 8 y Ponzio 5; Marino 5 (69′ Liendo 5) y Manso 5; M. Rosales 6 (84′ Rodas) y Sacripanti 5 (74′ Lagorio). Suplentes: Pocrnjic y S. Domínguez. DT: Julio Zamora.
Talleres 1: L. Islas 7; Bressán 5, Galarza 5 y V. López 4; Devallis 5, Rimoldi 6 y J. Lux 5 (63′ La Paglia 4); Baroni 4 y Solana 6 (46′ M. Salas 4); J. Quinteros 5 y D. Bustos 4 (46′ Real 4). Suplentes: M. Gutiérrez y Avendaño. DT: Enzo Trossero.
Estadio: Coloso.
Arbitro: Fabián Madorrán 6.
Goles: 16′ M. Rosales (NOB), 36′ M. Quinteros (T); 49′ Sacripanti (NOB); 82′ Lagorio (NOB) y 90′ Rodas (NOB).
Amonestados: Domizi (NOB); Bressán, Baroni, Rimoldi y Quinteros (T).
Expulsado: 87′ L. Islas (T).
Incidencia: 87′ Rimoldi (T) ocupó el arco en lugar de L. Islas.