
La física se atreve a imitar a Star Trek. El motor que podría viajar más rápido que la luz ya no es solo una idea
Durante décadas fue una fantasía televisiva. Hoy, los físicos exploran cómo doblar el espacio-tiempo sin violar las leyes de Einstein. El legendario motor warp empieza a tomar forma en ecuaciones reales, y aunque aún estamos lejos de encenderlo, su mera posibilidad ya está reescribiendo los límites de la ciencia.
Hace casi seis décadas, Star Trek nos hizo creer que algún día cruzaríamos la galaxia en cuestión de horas. Su icónico “motor warp” era pura ficción, una idea para acortar distancias entre episodios… pero también una semilla. Esa semilla germinó en la mente de generaciones de físicos que crecieron preguntándose si doblar el espacio y viajar más rápido que la luz podría ser, algún día, algo más que un efecto especial.
Lo sorprendente es que, hoy, algunos de ellos están empezando a responder que sí.
De la imaginación al laboratorio
En 1994, el físico mexicano Miguel Alcubierre publicó un estudio que cambió para siempre el estatus del motor warp. Demostró que, en teoría, una nave podría viajar más rápido que la luz sin romper las leyes de la relatividad: bastaría con comprimir el espacio-tiempo frente a ella y expandirlo detrás. El problema era monumental.
El modelo de Alcubierre necesitaba una forma exótica de “energía negativa” —una que no existe en la naturaleza— y una cantidad equivalente a la masa del Sol solo para mover una burbuja de unos metros.
Durante años, el concepto quedó archivado entre las curiosidades teóricas. Pero algo cambió: una nueva generación de investigadores decidió volver a intentarlo.
Los nuevos arquitectos del espacio-tiempo
El astrofísico Alexey Bobrick y el investigador Gianni Martire, de Applied Physics, retomaron la idea con una pregunta diferente: ¿y si la burbuja warp pudiera existir sin energía negativa?
En 2021, publicaron en Classical and Quantum Gravity un modelo completamente revisado. En él, el espacio-tiempo dentro de la burbuja se mantiene plano y habitable, mientras que el exterior se deforma para crear un campo gravitatorio.
Su propuesta tiene una ventaja crucial: es físicamente coherente. No rompe la relatividad. No necesita materia exótica. La desventaja es que todavía requeriría la energía de varios planetas del tamaño de Júpiter. Pero por primera vez, el “motor warp” dejó de ser imposible.
Doblar el espacio sin romper la física
Para entenderlo, hay que imaginar el universo como un tejido elástico. Las estrellas, los planetas y la materia lo hunden con su peso. El motor warp actuaría manipulando ese tejido, moviendo el propio espacio en lugar de empujar la nave.
“Si envuelves la nave en el espacio-tiempo y haces que ese tejido se desplace, tú viajas con él sin violar ninguna ley”, explica Erin MacDonald, asesora científica de Star Trek y astrofísica.
En otras palabras, no se trata de correr más rápido que la luz, sino de hacer que el espacio se mueva a tu favor.
De los cálculos a la posibilidad
El nuevo modelo de Bobrick y Martire solo permite velocidades menores que la luz, pero eso ya es revolucionario. Demuestra que una “burbuja de deformación” puede existir dentro del marco de la física conocida. A partir de ahí, otros científicos han comenzado a explorar cómo acelerar, frenar o mantener estable esa burbuja.
En 2024, un grupo independiente publicó un estudio sobre cómo la ruptura o colapso de un campo warp generaría ondas gravitacionales detectables desde la Tierra. Sería, dicen, el tipo de huella que una civilización avanzada podría dejar al usar este tipo de propulsión.
Cuando la ficción inspira la ciencia
El concepto de “curvar el espacio” ya existía en la literatura antes de Star Trek, pero la serie lo convirtió en un sueño colectivo. Y hoy, los mismos niños que veían a la Enterprise surcar las estrellas son los adultos que escriben las ecuaciones para hacerlo posible.
El físico Gianni Martire lo resume así: “Star Trek no nos enseñó cómo hacerlo. Nos enseñó que debíamos intentarlo.”
El siguiente paso: aprender a jugar con el universo
La física del siglo XXI ya ha demostrado que el espacio-tiempo puede vibrar y deformarse. Desde 2015, sabemos que las colisiones de agujeros negros producen ondas gravitacionales reales. Si el universo puede doblarse solo, tal vez los humanos algún día aprendamos a hacerlo a voluntad.
La pregunta ya no es si un motor warp es imposible. La pregunta es cuándo dejaremos de llamarlo ficción.
Por Romina Fabbretti / GIZMODO