Se inaugura un nuevo espacio cultural en Rosario . La Bolsa de Comercio de Rosario abre sus puertas a la comunidad. La entidad instaló un moderno museo con efectos de iluminación y sonido, que podrá visitarse gratuitamente. Pero esta vez no es una invitación a participar de las febriles rondas de negocios de la entidad, sino a recorrer la historia de la organización que cumple por estos días 102 años. Las autoridades convocaron a un grupo de museólogas para que en la planta baja del imponente edificio se monte un museo, que será inaugurado el martes. «La idea fue homenajear a la ciudad, a propósito de su 150 aniversario, para que tenga un nuevo lugar para visitar ya que la Bolsa comparte gran parte de la vida de Rosario», confió a La Capital el presidente de la institución, Federico Boglione. El nuevo espacio cultural estará abierto todos los días de modo gratuito al público.
De este modo se diseñó un moderno recorrido donde conviven la primera herramienta agrícola con asiento para el labrador (que revolucionó la agricultura de la zona a principios del siglo XX), y finaliza en la rueda de negocios con las pizarras originales de 1929, que se utilizaron hasta fines del año pasado.
Pero hay más. El nuevo espacio está planteado no sólo como un sitio de observación de los objetos de distintas épocas, sino interactivo. Así, modernos sensores dan lugar a imágenes y sonidos para que el público pueda internarse en la larga historia de la evolución de la Bolsa. «A viva voz», se llama esta primera exposición en clara referencia al valor inapelable de la palabra dicha en los negocios que nacieron y crecieron a lo largo del desarrollo de la región.
Los visitantes podrán ver objetos patrimoniales de la Bolsa ordenados a partir de cuatro grandes ejes promotores de progreso. Allí convergen el ferrocarril, las comunidades agrícolas, el puerto y las corrientes migratorias que se instalaban en la Pampa Húmeda. Fotografías antiguas, telégrafos, balanzas, teléfonos, anotadores y hasta un calienta camas de cobre, dan una idea de la forma de vida de la época. El visitante recorre el lugar acompañado por los sonidos de los buques en el río, la llegada de los trenes, el murmullo creciente de los pobladores.
El coordinador del museo, Jorge Roca, recorre con entusiasmo el espacio y se mueve como pez en el agua en el edificio, que se inauguró en agosto de 1929 y forma parte del patrimonio histórico de la ciudad. «Queremos que la gente venga y vea cómo se funcionó aquí durante tantos años», señala Roca.
En rigor, la entidad comenzó a funcionar ya en 1884, y desde entonces toda la producción agrícola de la región se comercializa allí. Tanto las museólogas como los miembros de la entidad remarcaron que el nombre de la muestra «A viva voz» da cuenta de aquellos pioneros que con sólo ofrecer a los gritos los productos una vez que se acordaba el precio la negociación terminaba con una sola palabra: «Anotesé». Entonces, sin rúbrica, de modo oral, se pactaba el negocio con protagonismo excluyente del valor de lo dicho.
La muestra termina en la rueda de madera respaldada por las pizarras originales, donde con tiza se anotaban las cotizaciones del día de cientos de toneladas de granos que originalmente fueron de trigo. En la actualidad la ronda de negocios se realiza en una sala de última generación, digitalizada, llena de teléfonos celulares y conectada a las grandes bolsas de granos mundiales. Sin embargo, los directivos de la Bolsa insisten con que, aun en la era de la tecnología, «la transparencia y el valor de la palabra son los puntales del negocio» que mueve nada más y nada menos que 40 millones de toneladas de granos anuales.