Comenzarán el lunes en los 6 parques y 20 plazas del macrocentro. Son 630 beneficiarios del plan Jefes. Con sus silbatos, gorros y delantales grises, se ganaron el terror de los chicos de hace 30 años. A partir del lunes próximo, los guardianes de plaza volverán a circular, esta vez con una tarea «menos punitiva y más educativa». Así lo anunció ayer el secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Miguel Lifschitz. Y también dejarán atrás su monótono uniforme gris para llevar un chaleco verde flúo con la inscripción de «cuidaparque» en letras mayúsculas. En su versión 2002, los placeros no serán empleados municipales, sino beneficiarios del Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados que cumplirán, de esta forma, con su obligatoria contraprestación laboral.
Divididas en 3 grupos, 630 personas se encargarán de la custodia del Bosque de los Constituyentes, los parques a la Bandera, Independencia, Urquiza, Alem, Regional Sur, España y Norte, y unas 20 plazas del macrocentro de la ciudad.
Allí tendrán dos tipos de tareas. «Realizarán una limpieza liviana y, además, cumplirán con una labor de concientización para que la gente cuide y mantenga los espacios públicos», indicó Lifschitz.
En sí, los cuidaparques tendrán que vigilar que nadie rompa o ensucie los bancos y los juegos infantiles, que los perros no hagan sus necesidades en los areneros donde juegan los niños, o que no se dañen el pasto y los canteros. Y, sin duda, esta labor redundará en un mejor aspecto de los espacios públicos.
Desde las 13 y hasta las 23
Los guardianes de plaza trabajarán de lunes a domingo y comenzarán su tarea a partir de las 13, cuando terminan su función los empleados de Parques y Paseos. A las 23 podrán volver a su casa, y la custodia de las plazas quedará en manos de la policía.
En todos los casos los placeros estarán en grupos, más o menos nutridos según el espacio que les toque cuidar. Así, en el Bosque de los Constituyentes habrá permanentemente 26 personas, otros 23 placeros recorrerán el parque Independencia, 20 harán lo propio en el Alem y 10 en el Urquiza. En cambio, para las plazas las cuadrillas serán menores: a la Libertad le tocarán 5 personas, en la 25 de Mayo habrá 4 y en la López, 3.
Como los placeros son beneficiarios de los subsidios estatales y no cobran más de 150 Lecop, la tarea que se les asignó fue organizada en función de sus intereses.
«Para que no tengan que gastar en movilidad en la mayoría de los casos escogimos personas que vivan cerca del sector que tengan que vigilar. Además concentramos los horarios: un grupo trabajará de lunes a miércoles siete horas, y otros cumplirán 10 horas, los jueves y viernes, y los sábados y domingos», explicó el director de Parques y Paseos del municipio, Eduardo Fornarini.
Para el funcionario, la principal tarea que deberán cumplir los cuidaparques será la de «mostrar presencia en los espacios públicos» y evitar así los «actos de vandalismo» que se suceden, cada vez con mayor frecuencia, contra el equipamiento y el mobiliario de estos espacios verdes. Para esto, el lunes próximo cada uno de los 630 placeros recibirá un instructivo preparado en la dirección de Parques y Paseos, junto a las herramientas que le permitirán cumplir su labor: un chaleco color verde flúo y un pinchapapeles para recoger desperdicios.
Una vieja idea
Así, cuando el primer grupo de placeros tome sus funciones estará concretando una vieja idea, que se hace más atractiva a medida que los parques y plazas van perdiendo su imagen.
El último grupo de placeros salió a la calle en la primavera de 1978. Y eran unas 20 mujeres, agentes municipales especialmente capacitadas, que se encargaron de custodiar las plazas 25 de Mayo, San Martín, Sarmiento, Pringles, Pinasco y la pajarera del parque Independencia.
Pero desde hace más de dos décadas esta figura desapareció de la ciudad debido a la falta de presupuesto y a los cambios impuestos en la vida urbana, que merecieron la concentración de agentes municipales en otros servicios.
En mayo de 1998, ingresó un proyecto al Concejo Municipal para restituir a los guardianes de plaza en su tarea. Para esto, se proponía que la Municipalidad abriera un registro de aspirantes para que el puesto fuera cubierto por personal con funciones dentro del municipio. Pero la iniciativa nunca prosperó.
Ahora, la posibilidad de aprovechar la mano de obra de los jefes y jefas de hogar desocupados en proyectos municipales dará a los placeros una segunda oportunidad. Y su estampa volverá a teñir los recuerdos de los jóvenes de la próxima generación.