
Gerardo Lissardy. BBC News Mundo
Vestía chaquetas de cuero negro. Cantó temas de Charly García y Los Ratones Paranoicos ante miles de seguidores. Saltó y sacudió sus brazos en un escenario con fuegos artificiales. Y al final remató: «Me voy a ir a bañar y me visto de presidente».
Argentina tiene una larga historia de conciertos de rock para todos los gustos, pero el que protagonizó en la noche del lunes su presidente, Javier Milei, ha sido especial: un acto político de efectos inciertos.
El show se desarrolló en un mini estadio de Buenos Aires mientras el país tiene grandes desafíos económicos pendientes y distintos escándalos salpican al gobierno del mandatario-rockero.
El último de esos casos polémicos fue la renuncia el domingo del candidato oficialista a diputado por la provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, por presuntos vínculos con un empresario acusado de narcotráfico en Estados Unidos.
Esto ocurre, además, cuando el gobierno de Milei busca ayuda financiera directa de Washington antes de las elecciones legislativas del 26 de este mes, en las que precisa fortalecer su bloque en un Congreso que le ha asestado varios reveses.