La idea ya tiene unos 25 años, pero recién ahora se puso en marcha. En dos semanas, las galerías La Favorita, Libertad I y II, César y Calle Angosta quedarán unidas y se convertirán en el paseo de compras más grande de Rosario. El nuevo espacio sumará 280 locales y 3 bares. Además, será la única manzana de la ciudad abierta a las cuatro calles (Rioja, Mitre, Córdoba y Sarmiento). La iniciativa busca no sólo reactivar las ventas dentro de las galerías, sino mejorar una zona que con el tiempo fue perdiendo su atractivo. «Realmente la peatonal Córdoba se encuentra muy degradada. Queremos consolidar esta zona y crear un movimiento comercial que sirva para incrementar la actividad del centro de Rosario», aseguró Juan Manuel Castagnino, propietario de locales e impulsor de esta iniciativa.
Al nuevo paseo se podrá acceder por Córdoba -a través de la galería La Favorita-, por Mitre -tanto por Libertad II como Calle Angosta-, por Rioja -a través de la César y también Calle Angosta-, y por Sarmiento -por medio de La Favorita y Libertad I-.
En sí, la estructura actual de estos corredores no sufrirá demasiadas modificaciones. Sólo se derrumbará una pared de vidrieras que hoy separa a la galería La Favorita de la Libertad II. «Será el paseo más grande de la ciudad», destacó Castagnino. Y no exageró, entre las cinco galerías sumarán 283 locales. Más del doble que la galería del Paseo (Maipú, Córdoba y San Martín), casi el triple que la Rosario (San Martín al 800) y que el mismo Shopping del Siglo (Córdoba al 1600).
Locales, bares y servicios
Y el emprendimiento no sólo potenciará locales ya existentes de indumentaria, accesorios, jugueterías y disquerías, sino que también reunirá a los tres bares -ubicados en la galería César, Calle Angosta y La Favorita-. Además ya ofrece un sector de servicios con talleres de arreglo de ropa y zapatos, ubicados en los subsuelos del centro comercial.
Los comerciantes de las dos galerías por donde se realizará la unión aprobaron el proyecto hace más de dos meses. Ahora sólo queda ajustar algunos detalles y, según estimó el administrador de La Favorita, Manuel Ferré, «a fin de mes podrá comenzar la obra y en poco tiempo estará lista». En rigor, la idea de conectar las galerías existe desde hace 25 años, cuando en 1977 Castagnino adquirió la vidriera que hace de medianera entre La Favorita y la Libertad. El agrimensor ya tenía experiencia en este tipo de emprendimientos que había puesto en práctica cuando, en 1960, inauguró la galería Libertad conectándola con la César.
«Pero primero tuve problemas de escrituración y después no podíamos lograr que los propietarios de los locales se pusieran de acuerdo. Tuvimos que esperar que nos llegara la decadencia para que se den cuenta que había que hacer algo», se quejó Castagnino.
Como el Paseo del Siglo:
Y si bien las comparaciones suelen ser odiosas, se encargó de resaltarlas: «Mientras el Paseo del Siglo tiene cada vez más movimiento, la peatonal se fue vaciando de gente. No quedan cines, no hay bares donde ir a tomar algo. Y, de noche, está totalmente vacía, oscura y llena de perros». Esta apreciación no dista de la opinión del resto de los comerciantes de la zona. Es más, ya sea desde la Municipalidad como desde distintas organizaciones empresarias existen varias propuestas para revitalizar el área central.
Pero, hasta ahora, no han avanzado mucho. Por eso, este nuevo proyecto genera expectativas. Para el administrador de la galería Libertad II, Roberto Brocca, la apertura de los corredores traerá un mayor movimiento en la zona. Sin embargo, aseguró que «la Libertad recibe mucha gente porque es un paseo tradicional de Rosario, y por eso tiene el 98 por ciento de los locales ocupados».
Su par de La Favorita compartió esta idea. «Sin dudas será un atractivo nuevo para la zona y, de esta forma, se revalorizarán los locales y podrán repuntar las ventas», indicó.
Los comerciantes de la galería César también cruzan los dedos. «Hace 20 años, Remember era el bar más concurrido de la ciudad. Para conseguir una mesa tenías que esperar horas. Mirá en lo que se ha convertido», ilustró la propietaria de un local señalando una veintena de mesas vacías. «No creo que podamos volver a eso, pero tampoco podemos quedarnos sin hacer nada», remató.