La investigación arqueológica se hizo en Ayolas y el acceso Sur. Un equipo de la UNR trabajó durante 4 días. Vasijas enteras, porrones de porcelana, recipientes de vidrio, decoraciones de nácar, cubiertos de carey. Miles de objetos arqueológicos fueron rescatados en el lugar donde en 1870 se asentó un basural. Ahora los hallazgos serán estudiados y datados antes de formar parte del museo del barrio Tablada: un vecindario que se levantó en 1884 en los alrededores del Matadero Municipal (que por esos tiempos se ubicaba en Grandoli y bulevar Seguí) y se caracterizó por ser masivamente obrero. Matarifes, empleados del ferrocarril, portuarios y pescadores dejaron allí las huellas de su historia.
La experiencia surgió como iniciativa de la vecinal Avrose. Su presidenta, la antropóloga Silvia Gergolet, pidió la asistencia del departamento de Arqueología de la Escuela de Antropología de la UNR y rápidamente obtuvo respuesta: trabajaron en la excavación 40 personas, entre profesionales y estudiantes, a cargo de Ana María Rocchietti.
«Desde hace once años estamos tratando de rescatar la historia del barrio, y creemos que el basural es un lugar muy importante», contó Gergolet a La Capital.
Los antropólogos pusieron manos a la obra y excavaron la zona durante los cuatro días que les permitió el Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro). Se hizo una excavación grande y otras más pequeñas, y se trabajó en nueve niveles, de los que se extrajeron elementos de todo tipo. «Llenamos unas 150 bolsas tamaño supermercado por cada uno de los niveles», contó la presidenta de la vecinal.
Las actividades finalizaron el lunes, y ayer se taparon todos los pozos. Pero los investigadores ya tienen lo que quieren. Muchas de las piezas serán ahora lavadas, sigladas (se especificará el sitio donde fueron encontradas) y clasificadas por expertos en loza del siglo XIX, de Buenos Aires. Otros estudios, como los referidos a objetos de vidrio y el metal, estarán a cargo de los especialistas locales. Serán varios meses de investigación, que permitirán clasificar y ordenar toda la información que encierran esos viejos objetos desenterrados.
«Encontramos vidrios de todos los colores, un lápiz de labios y una tetina de mamadera, cajitas, tinteros y loza de la época de los fortines, estamos hablando de mitad del siglo XIX. Además tenemos mucha información que da cuenta del proceso inmigratorio interno y también europeo: hemos podido identificar elementos de Holanda, Checoeslovaquia, Inglaterra, Alemania y otras regiones europeas», recordó Gergolet, antes de asegurar que el basural investigado «resulta emblemático, no sólo por lo antropológico, sino por lo sociológico». Y al respecto destacó que «no hay que olvidar que este barrio tiene una impronta de marginalidad, fue conocido como barrio de cuchilleros, aquí se asentaron las primeras villas de emergencia y el reciclado de la basura ha sido una constante. Incluso, quien lo tuvo en concesión desde 1925 a 1950 fue en sí mismo un símbolo de este barrio de antinomias: se llamaba Jesús Pérez, un catalán que pasó de ser un rastrero y ciruja a un hombre rico».
Con el material recogido se armará el museo popular de Tablada, que funcionará en otro lugar también emblemático para el barrio, la casa rosa de Rueda y Convención, una de las más viejas de la ciudad, que corría peligro de ser demolida porque se levanta sobre la traza de Convención. Desde la vecinal pelearon por su rescate y lo consiguieron. Final feliz para dos emprendimientos que ahora han sido considerados de interés municipal.