David Cronenberg moldea la crueldad del ser humano con una habilidad apabullante. Su genialidad fílmica hace que lo brutal se transforme en un mensaje que intenta algo más que shockearnos con sangre y balas…. por Anabel Donnet.
Calificación: * * * * 1/2 David Cronenberg moldea la crueldad del ser humano con una habilidad apabullante. Su genialidad fílmica hace que lo brutal se transforme en un mensaje que intenta algo más que choquearnos con sangre y balas. Cronenberg quiere despertar el tanatos (ese deseo oculto por lo negro, la muerte, la destrucción que Freud dijo que formaba parte de nuestra esencialidad y que, por lo tanto, todos llevamos dentro) para hacernos notar que nadie está exento de ser un asesino en serie, sólo resta clausurar por unos pocos segundos la moralidad heredada por nuestra cultura.
Por Anabel Donnet especial para Rosarinos.com
Deliberar sobre una película de David Cronenberg puede ser un pecado. Contar cómo es la historia otro peor, porque más allá de mostrar cómo se bifurcan las relaciones entre ciertos personajes hay una trasgresión en el modo de desarrollarla que, justamente, logra que la película sea catalogada como una verdadera joyita.
Nada de lo que cuenta Cronenberg es a lo tradicional. No hay principio, desenlace ni final feliz. Hay de todo y todo mezclado para que nadie se mueva hasta no saber qué pasa en realidad, a no ser que ya se haya levantado horrorizado por la naturalidad con la que exhibe las perversiones más juzgadas por nuestra moral.
La simplicidad del título pareciera dar cuenta de que esta historia no es más que una entre tantas otras que viven los estadounidenses.
Un hombre sano, respetado por su familia perfecta (la primera escena nos clarifica la idea) y por los lugareños del pueblito donde vive, que de pronto se ve agredido por un pasado negro que pensó había asfixiado para siempre. Esta vez no será el tan trillado tema de “los efectos de la guerra de Vietnam” sino simplemente la psicosis con la que parecen vivir los habitantes del llamado mejor país del mundo.
Lo que pasa es confuso. La rebelión de un cuerpo portador de dos almas. La rebelión de un hijo que no tolera más el “solucionar las cosas pacíficamente”. El desgarro de una mujer que amó a no sabe cuál de esos opuestos. Y un pueblo, como corresponde, beneplácito por el obrar de un loco desalmado (porque tener dos almas es como no tener ninguna, ¿no?) que salva a sus compañero de trabajo de dos verdugos desconocidos.
Para que todo esto sucediera está la primer escena magistralmente filmada. Sin cortes ni edición posterior vemos, ¡oh casualidad!, dos sillones apoyados contra la pared de un viejo hotelucho. Uno está incorrectamente colocado. Alguien se encargará de corregir ese “desorden” aparentemente intolerable. Mientras que otro alguien se encargará de pagar la cuenta a balazos.
No sabemos quiénes son. Sólo importa registrar la espontaneidad pausada y empalagosa con que estos maleantes avanzan por los 15 000 km de una absurda y agotadora tarea. No hay robos, sólo cuerpos decorados con ríos de sangre.
Tom Stall (Viggo Mortensen) y su emprendedora esposa Edie (María Bello) están a pocos kilómetros de esta atrocidad planificando un jovial encuentro de placer para estos esposos abocados a sus tareas y a sus dos hijos. Encuentro en donde confirman su amor perpetuo y la garantía de que son sus mismos ojos los que ratifican el decir.
“Soy el hijo de puta con más suerte del mundo”. ¿Quién lo dijo? ¿Tom Stall o Joey Cusack? ¿A quién le dijo ella que aún amaba: al hombre recuperado y entregado a la paz o al que había causado los más despiadados actos sangrientos de Filadelfia?
Con otro nombre y con una procedencia inventada el desalmado había logrado conquistar a esta pueblerina con sus hermosos ojos claros. Pero, sin querer, el destino volvió a juntar los pedazos de una vida triturada a martillazos. Y sin querer la mirada que amó vio la transformación del eros superado por el tanatos en vivo y en directo, frente a la misma casa en donde juntos edificaron el cuento rosa del dulce hogar.
La otredad acecha tranquilamente en los rincones del inconsciente. No le importa esperar añares porque sabe que, tarde o temprano, hará que sus deseos vuelvan a consumarse.
Inteligentemente narrada.
Excelentemente actuada (Ed Harris y William Hurt son los personajes del pasado que regresan para saldar viejas deudas).
Una historia violenta tiene más de una razón para que todo espectador reflexivo vuelva a encontrar en estas rarezas del cine ingredientes psicológicos dignos de ser analizados. Pero, a la vez y para aquellos que van al cine sólo para pasar un buen rato, tiene ese raro gustito del suspenso extravagante de David Cronenberg.
Una historia violenta Título original: A history of violence Género: Drama Dirección: David Cronenberg Guión: Josh Olson Interpretes: Viggo Mortensen, María Bello, Ed Harris, William Hurt, Ashton Holmes, Peter MacNeill Fotografía: Peter Suschitzky Música: Howard Shore Montaje: Ronald Sanders Origen: Estados Unidos (2005) Duración: 95 minutos Calificación: Apta para mayores de 16 años Sitio Web: www.historyofviolence.com Horarios: Monumental: 12:55 14:55 16:55 18:55 20:55 22:55 Trasnoche: Viernes y Sábado 0:55 – Del Siglo: 20:30 23 :00 Trasnoche: Viernes y Sábado 1:00 – Village: 15:15 17:15 19:15 23:30 Trasnoche: Viernes Sábado y Miércoles 1:30 – ShowCase: 20:20 22:35 Trasnoche: Viernes Sábado y Miércoles 0:40 |
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