
“La IA promueve una integración estratégica y progresiva que está transformando las áreas claves de la compañía. Esto se refleja, no solo en la implementación de nuevas aplicaciones tecnológicas, sino también en la transformación cultural y en la capacitación de nuestros equipos, para promover una cultura interna que fomente la innovación”, asegura Hernán da Cunha.
“Aplicamos la IA para generar valor de forma directa y tangible. Por un lado, lo hacemos a través de la aplicación de tecnologías claves para nuestro desarrollo productivo. Un ejemplo de ello es la utilización de herramientas de farmacometría y modelos predictivos que aceleran el desarrollo de medicamentos, lo que nos permite incrementar la calidad y la eficiencia de nuestros productos. Además, la adopción de una estructura tecnológica robusta en la nube nos permite escalar proyectos de IA a gran escala.
Todo esto priorizando siempre una gobernanza ética de la IA, lo cual es crucial en el sector farmacéutico, y asegurando el cumplimiento de las regulaciones y los principios de seguridad y transparencia”, enfatiza el ejecutivo.
“Por otro lado, la IA también transformó la cultura de trabajo y las herramientas digitales de uso diario. Un ejemplo concreto es Clara, nuestra asistente virtual interna, desarrollada con IA y procesamiento de lenguaje natural (NLP). Opera como un canal conversacional 24/7 en el chat de la compañía, brindando respuestas rápidas sobre procesos e información de Recursos Humanos”.
¿Cuáles son los principales obstáculos que impiden pasar de pruebas “de laboratorio” a proyectos escalables?
En una industria tan regulada como la farmacéutica, el principal reto es equilibrar la rigurosidad normativa con la necesidad de experimentar, que implica asumir riesgos de manera responsable.
A pesar de este desafío, logramos la escalabilidad en el desarrollo de nuevas especialidades farmacéuticas mediante la aplicación de herramientas de farmacometría.
Estas plataformas computacionales nos permiten integrar datos fisiológicos y farmacológicos para generar predicciones bajo el paradigma “Desarrollo de Medicamentos Informado por Modelos” (MIDD, por sus siglas en inglés). Este enfoque, a través de técnicas como el modelado biofarmacéutico y el análisis farmacocinético, optimiza la toma de decisiones, mejorando la calidad, eficiencia y costo-efectividad durante el desarrollo de productos.
El pilar de la innovación
¿Qué factores evalúa la compañía antes de apostar por un proyecto de IA, para aumentar sus probabilidades de éxito? ¿Cómo se identifica qué proyectos tienen mayor potencial de generar impacto real en el negocio?
En Bagó, cada proyecto de IA debe estar alineado con sus objetivos estratégicos para una implementación exitosa y lograr un impacto positivo en la salud de la comunidad. La innovación es un pilar fundamental en nuestra actividad, y la IA nos permite avanzar hacia un nuevo paradigma de medicina personalizada, combinando la inteligencia artificial, el big data y la farmacogenómica.
Siempre con el objetivo de mejorar nuestra capacidad de respuesta y anticiparnos a los cambios. En este sentido, un hito reciente es la inauguración de nuestro Centro Bioanalítico en La Plata, diseñado para realizar estudios esenciales en la etapa de bioequivalencia. Esto nos permite mejorar la calidad de nuestros productos, acelerar los procesos de producción y aumentar la precisión en los resultados. Además, la implementación de tecnologías in silico (desarrollo por modelado computacional), por ejemplo, nos permite predecir el comportamiento de los fármacos en el organismo a través de simulaciones computacionales, optimizando aún más el desarrollo farmacéutico.
¿De qué manera influye “el factor humano” a la hora de repensar los negocios con base en IA? ¿Qué habilidades y características se necesitan y cuáles se ponen en valor?
El factor humano es, sin duda, central en la redefinición de las empresas con base en IA. Ya no se trata solo de la implementación de la tecnología, sino de cómo las personas la usan y la integran en sus procesos.
En este nuevo panorama, son fundamentales las habilidades de las personas que la IA no puede replicar, como la creatividad, el juicio ético y la capacidad de colaborar y liderar. Ya no se trata de ejecutar tareas, sino de liderar la transformación y gestionar la interacción con la tecnología. Por eso, impulsamos iniciativas como el reciente workshop “IA Summit”, una instancia de aprendizaje e iteración para nuestros líderes que busca potenciar su conocimiento y fomentar la adopción en los equipos.
La adaptabilidad y la resiliencia son también cualidades esenciales, ya que necesitamos adaptarnos rápidamente a nuevos, procesos y modelos de negocio, aprendiendo de los errores. Ante el poder de la IA, la ética y la responsabilidad son contrapartes necesarias, razón por la cual las empresas valoramos a profesionales que puedan asegurar el uso justo y transparente de la tecnología. Estas cualidades se potencian con la habilidad para la articulación interdisciplinaria, dado que los proyectos de IA requieren de la colaboración de expertos de diversas áreas, desde ingenieros de datos hasta diseñadores de experiencia de usuario. La capacidad de trabajar en estos equipos multidisciplinarios es más importante que nunca.
Nota original en: MERCADO