Las especulaciones en torno al impacto del canje de títulos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), al que muchos referentes opositores calificaron directamente de «desfalco», obliga a repasar no solo el historial de la gestión macrista del fondo sino además cuál es su espíritu.
El FGS fue creado en 2007. Como su nombre lo indica, funcionaba como garantía de las jubilaciones que pasaban de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) al sistema de reparto de manera voluntaria. En 2008, cuando se crea el actual Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) –contributivo y asistido, es decir, financiado por aportes y contribuciones de trabajadores y empleadores y con asistencia del Estado a través de recursos tributarios determinados-, el FGS pasa a su dominio.
Pero cuando desaparece el sistema de capitalización, el FGS deja de tener el rol de garante de las jubilaciones.
En diálogo con Página 12, Leonardo Calcagno, especialista en temas previsionales y asesor en la Auditoría General de la Nación (AGN), detalla conceptualmente las tres funciones del Fondo: “en primer lugar, como cualquier fondo de ahorro, debe mantener una rentabilidad financiera para no vaciarlo de recursos, en segundo lugar opera como reaseguro en caso de crisis estructural o puntual que genere déficit en Anses (en ese caso el FGS podría asistirla en el pago de jubilaciones) y en tercer lugar tiene un criterio de rentabilidad social, es decir, fondear préstamos productivos o a jubilados que luego redunden en mayor demanda y por ende más contribuciones que financiarán al sistema creando un círculo virtuoso”.
Según datos oficiales al segundo trimestre de 2022, el FGS tenía en su cartera inversiones por un valor de 6,11 billones de pesos o 48.770 millones de dólares contabilizados en moneda dura, apuntando una suba interanual en pesos del 45,2 por ciento. En los últimos días, a raíz de la controversia generada por las medidas de Massa, volvieron a circular cifras que apuntan a la mala gestión del fondo durante la administración macrista: fueron los únicos cuatro años en donde cayeron en términos nóminales los recursos del FGS.
Manos macristas en el Fondo
1. El pago a jubilados que tenían juicio con el Estado. Bajo el rimbombante nombre de Reparación Histórica, la norma sancionada en junio de 2016 reconocía con fuerza de ley una gran cantidad de litigios contra el Estado nacional por haberes mal liquidados. La ley 27.260 permitía la liquidación de los activos del FGS para el pago esos juicios, que el macrismo afirmaba ayudarían a 2,8 millones de haberes mal calculados pero que terminaron siendo poco más de un millón de personas, según reconociera el ex director de Anses en ante la Comisión Bicameral del Congreso.
Cabe recordar que recientemente diputados de Cambiemos se opusieron a la aprobación de la moratoria previsional que ayudará a 800 mil personas incapacitadas de jubilarse por el desfalco que ocasionaría al sistema. El proyecto del oficialismo en buena parte se autofinancia con el adelantamiento de cuotas de trabajadores activos que podrán también ingresar. Vale hacer el ejercicio de imaginar el cuestionamiento que habría sobrevenido si se hubiese querido financiar la moratoria con el FGS.
2. Devaluaciones que atentaron contra inversiones pesificadas. En la era Macri se dieron tres bruscos episodios de devaluación: a pocos meses de asumir con el levantamiento del cepo, en 2018 previo a acudir al FMI y en los meses de las PASO durante 2019. Todas ellas desvalorizaron el FGS porque los títulos en pesos no tenían cobertura por devaluación, a diferencia de lo que ocurre hoy con los bonos duales ofrecidos. En 2020 Anses publicó un informe donde estimaban en 70 por ciento la pérdida del valor en dólares del FGS durante el período 2016-2019.
Un dato llamativo sucedido en 2019. Anses compró títulos de deuda pública de corto plazo tres días antes del envío del Ejecutivo al Congreso del proyecto de ley del “reperfilamiento” o default de la deuda en pesos. La justicia nunca investigó este desfalco del patrimonio del FGS.
3. Aportes a la gestión de María Eugenia Vidal. En 2018, año en el que se inicia la crisis de deuda macrista, cuando se le cierran los mercados de crédito extranjero y el gobierno termina firmando el tenebroso acuerdo stand by con el FMI, el Fondo de Garantía de Anses tuvo un muy particular tratamiento con la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, comprando bonos de la deuda de la provincia por cifras abrumadoras. Un informe oficial del FGS sobre el cuarto trimestre de 2018 describe que el volumen de fondos colocados en títulos emitidos por las provincias pasó de 6095 millones de pesos al 30 de septiembre, a 33.268 millones a fines de diciembre: un incremento de 445,8 por ciento en apenas tres meses. Básicamente, ese incremento se debió a la compra de tres títulos de deuda en dólares del gobierno bonaerense con vencimientos entre enero y junio de 2020, y en febrero de 2021.
4. Préstamos Argenta en el año electoral. En 2019 el macrismo relanzó los préstamos Argenta con el objetivo de duplicarlos. Los préstamos para jubilados y beneficiarios de la AUH financiaba hasta el 30 por ciento del ingreso promedio de los jubilados, de modo que quienes tenían mayores ingresos podían acceder también a más financiamiento. En junio de 2019 estos préstamos representaron el 7,6 por ciento de la cartera de inversiones, contra el 4 por ciento al iniciar Macri su gestión.
Los créditos Anses fueron reformulados bajo la gestión de Fernanda Raverta, se pueden solicitar entre 5.000 y 240.000 pesos y se amplió el universo a los ex presos políticos, por un lado, y se lanzó el programa Nación Simple específicamente para beneficiarios de la AUH por hasta 65.000 pesos. Representan 4 por ciento del FGS.
Las inversiones del FGS
Las diferentes gestiones de gobierno fueron modificando en parte el perfil de inversiones del FGS. La tenencia de títulos públicos siempre fue mayoritaria pero cambió la participación relativa en proyectos productivos: en junio de 2019 representaban el 4,3 por ciento de las tenencias, contra el 11 por ciento que había dejado la administración de CFK.
En proyectos productivos el grueso de las inversiones se concentra actualmente en los vinculados con petróleo y gas, construcción de gasoductos y oleoductos, terminales nucleares de Atucha, aeropuertos y préstamos Procrear. Todo esto se desfinanció durante la gestión macrista.
La tenencia de títulos públicos representaban en 2019 el 64 por ciento de la cartera del FGS. Hoy explican el 73 por ciento de los activos. Una fuente especializada en la materia asegura que este tipo de inversiones son deseables «siempre que los títulos públicos puedan ganarle a la inflación y a la devaluación». Los bonos duales que recibirá el FGS contemplan, justamente, que se cobrarán en pesos al vencimiento con indexación por inflación o por la variación del tipo de cambio, segín la que resulte más retributiva al acreedor, además de una tasa de interés sobre el capital indexado.
Respecto al supuesto daño patrimonial que infundiría la operación, se aclara que los bonos duales que recibirá el FGS serán comprados al 60 por ciento de su valor nominal y otorgarán una tasa del 3 por ciento anual, en tanto que deben contabilizarse a valor técnico, es decir al 100 por ciento, lo cual da una tasa interna de retorno del 8 por ciento que representa una ganancia contable inmediata para el fondo. Ganancia que la directora de Anses, Fernanda Raverta, estimó en 2.000 millones de dólares.
Fuente: Economía | Página12