El Cruce de la Cordillera de los Andes
En los primeros meses de 1817 San Martín y el Ejército de los Andes llevaron a cabo la gran proeza de cruzar la cordillera para liberar Chile.
Antes del Cruce, San Martín llevó a cabo una “guerra de zapa”. ¿Qué es eso? Hacer maniobras de distracción para desorientar a sus enemigos. Difundió rumores señalando fechas erróneas acerca de la partida de su tropa, y sobre todo del lugar por donde se efectuaría el pasaje. Así, consiguió dividir las fuerzas del enemigo y mantener a salvo sus columnas mayores.
San Martín decidió atravesar la cordillera por varios pasos (Uspallata, Los Patos, Guana, Comecaballos, Planchón y El Portillo) para despistar al enemigo. La tropa estaba compuesta por cuatro mil soldados y mil quinientos milicianos, 10.600 mulas de silla y de carga 1.600 caballos además de 700 reses. Las temperaturas en la Cordillera iban desde 30 grados durante el día hasta diez grados bajo cero a la noche.
El cruce finalmente se efectuó entre mediados de enero y los primeros días de febrero de 1817.
El plan era que las columnas centrales cortaran las fuerzas realistas en dos, y que las secundarias tomaran pequeños pueblos y consiguieran la adhesión de la población.
Durante la travesía se alcanzaron alturas de 4.500 metros y se padecieron temperaturas de varios grados bajo cero.
Se llevaron víveres para 15 días: charqui (carne seca), harina de maíz tostada, galletas, cebolla, ajo, queso, ají picante, vino y aguardiente, a razón de una botella diaria por hombre.
Luego de cruzar los Andes, las tropas de San Martín enfrentaron a las realistas el 12 de febrero de 1817 en la Cuesta de Chacabuco. Fue una batalla dura que, aunque tuvo un desarrollo rápido, produjo muchas bajas. La victoria fue total para el bando patriota.
El gobernador de Chile, Francisco Marcó del Pont, no tuvo más remedio que abandonar la capital, Santiago, que cayó en manos de los vencedores. Los realistas dejaron 500 muertos sobre el campo de batalla y los patriotas apenas doce.