En el año 331 a.c. Alejandro Magno fundó la ciudad que llevaría su nombre en un lugar del delta del Nilo, sobre un poblado llamado Rakotis habitado por un puñado de pescadores
Los habitantes de esta magnífica ciudad eran en su mayoría griegos de todas las procedencias. También había una colonia judía y un barrio egipcio, de pescadores, el más pobre y abandonado de la gran urbe.
Ptolomeo I mandó construir el gran palacio que serviría de alojamiento a toda la dinastía Ptolemaica. Su hijo, Ptolomeo II Filadelfos fue el impulsor y creador del edificio levantado al otro lado del jardín y conocido desde el principio con el nombre de museo. Le llamaron así por respeto a la sabiduría, porque lo consideraron como un santuario consagrado a las Musas, que eran las diosas de las artes y de las ciencias.
Se considera como el establecimiento científico más antiguo del mundo, con una Universidad de enseñanza superior.
El edificio constaba de varios apartados dedicados al saber, que con el tiempo fueron ampliándose y tomando gran importancia. Uno de esos apartados se dedicó a biblioteca y fue quizás el que más creció y el que más fama adquirió en el mundo de la Antigüedad.
Había también un jardín botánico con plantas de todos los países conocidos, una colección zoológica, un observatorio astronómico y una sala de anatomía donde se hacía la vivisección en cuerpos de criminales y donde, durante algún tiempo, se llegaron a disecar cadáveres.
Contenía habitaciones a modo de residencia para sabios, gramáticos y médicos y todos los gastos corrían por cuenta de los reyes que estaban orgullosos de esta institución y comían muchas veces allí en su compañía.
Los sabios además de investigar y estudiar, daban conferencias y lecciones a los jóvenes que quisieran aprender.
En Alejandría llegó a haber hasta 14.000 estudiantes. Allí vivieron los famosos gramáticos alejandrinos que determinaron las leyes de la retórica y la gramática, los famosos geógrafos que diseñaron mapas del mundo y los famosos filósofos cuyo grupo acabó fundando una especie de religión.
Entre los grupos de sabios se encontraban personajes tan famosos en la Historia como Arquímedes (ciudadano de Siracusa), Euclides que desarrolló allí su Geometría, Hiparco, que explicó a todos la Trigonometría, y defendió la visión geocéntrica del Universo; enseñó que las estrellas tienen vida, que nacen y después se van desplazando a lo largo de lossiglos y finalmente, mueren; Aristarco, que defendió todo lo contrario, es decir, el sistema heliocéntrico (movimiento de la Tierra y los planetas alrededor del sol), Eratóstenes, que escribió una Geografía, compuso un mapa bastante exacto del mundo conocido, consiguiendo medir la circunferencia terrestre con un error inferior al 1%. Herófilo de Calcedonia, un fisiólogo que llegó a la conclusión de que la inteligencia está en el cerebro y no en el corazón, Apolonio de Pérgamo, gran matemático, Herón de Alejandría, un inventor de cajas de engranajes y también de unos aparatos de vapor asombrosos; es el autor de la obra Autómata, la primera obra que conocemos en el mundo sobre los robots.
En este video puede apreciarse el "autómata"
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Y más tarde, ya en el siglo II, allí mismo trabajó y estudió el astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo y también Galeno que escribió bastantes obras sobre el arte de la curación y sobre la anatomía; sus enseñanzas y sus teorías fueron seguidas hasta muy entrado el Renacimiento.
En el siglo III a. C. nació en este templo del saber una nueva ciencia: la Alquimia, basada en la sabiduría y conocimientos de los egipcios sobre las sustancias materiales y en las teorías griegas sobre los elementos. Esta ciencia fue el embrión de lo que siglos más tarde sería la Química cuyas bases como ciencia experimental las sentó Antoine Laurent Lavoisier. Alejandría se convirtió pronto en el centro de la cultura griega en la época helenística y contribuyó a helenizar al resto del país de tal manera que cuando llegaron los romanos todo Egipto era bilingüe.
El arte y la arquitectura era lo único que se mantenía propiamente egipcio. Tan importante llegó a ser y tan grandiosa que la llamaron Alejandría ad A egyptum, es decir, "Alejandría que está cerca de Egipto", perdiendo importancia el resto del país.
El museo y la biblioteca estaban divididos en facultades, cada una dirigida por un sacerdote. El salario del personal lo pagaba el rey. Los estudiosos de la biblioteca y museo de Alejandría estudiaban todo lo estudiable; con sus nombres modernos serían: literatura, matemáticas, astronomía, historia, física, medicina, filosofía, geografía, biología e ingeniería.
La biblioteca enviaba agentes a todos los rincones del mundo conocido en la época a buscar libros de todas las culturas y a comprar colecciones completas. Se dice que cuando un barco llegaba al puerto, lo registraban para ver si transportaba libros, los confiscaban en caso de que sí, los copiaban y luego los devolvían a sus dueños.
Por sus pasillos se pasearon, entre otros, Eratóstenes; el astrónomo Hiparco, el cual trazó un mapa de las constelaciones y clasificó las estrellas por su brillo aparente; Euclides, sistematizador de la geometría; Apolonio de Perga, matemático que investigó las propiedades de las curvas llamadas "secciones cónicas" (parábola, hipérbola y elipse); Arquímedes, el genio de la mecánica, y -en el ocaso de la biblioteca, seis siglos después- la astrónoma, matemática y física Hipatia, una mujer que se desenvolvía con toda soltura en un medio tradicionalmente acaparado por hombres y una época en que las mujeres tenían aun menos oportunidades que hoy.
La biblioteca de Alejandría iluminó el mundo hasta que una horda de fanáticos cristianos inspirados por el arzobispo de la ciudad la incendió y asesinó a Hipatia, última directora de la biblioteca, en el año 415 d. C. Hipatia y sus obras cayeron en el olvido. Al arzobispo hoy se le conoce como San Cirilo.
Material seleccionado y enviado por Daniel R. León