Un día como hoy en 2009 fallecía a los 88 años una de las grandes figuras de la literatura latinoamericana del siglo pasado: Mario Benedetti Farrugia.
Fue un célebre integrante de la Generación del 45, a la que pertenecieron, entre otros, autores como Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti. Entre sus grandes obras se incluyen cuentos, novelas, poesías y ensayos.
Mediante un estilo de escritura único e inconfundible, supo enriquecer situaciones cotidianas, crear un lazo de cercanía con su lector y movilizar su humanidad. «No escribo para el lector que vendrá, sino para el que está aquí, poco menos que leyendo el texto sobre mi hombro», explicó una vez el propio Benedetti.
Quién fue Mario Benedetti
El 14 de septiembre de 1920 nació en Paso de los Toros, Uruguay. Hijo de Brenno Benedetti y Matilde Farrugia, siguiendo las costumbres italianas, lo bautizaron con cinco nombres familaires: Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia.
El escritor junto a su madre, Matilde Farrugia, a quien dedicó poemas
En 1928 comenzó la escuela primaria en el Colegio Alemán. Luego siguió en el Liceo Miranda sus estudios secundarios, los cuales no pudo completar debido a las dificultades económicas familiares.
Desde los 14 años trabajó en una empresa de repuestos para automóviles. En 1939 viajó a Buenos Aires, ciudad donde descubrió su vocación de poeta a partir de las lecturas de Baldomero Fernández Moreno.
Dos años después volvió a Montevideo, donde se integró a la redacción de Marcha, un importante semanario que llegó a ser todo un foro de reflexión sobre la cultura rioplatense. Por allí pasaron intelectuales de la talla de Eduardo Galeano, Alfredo Zitarrosa y Juan Carlos Onnetti, entre otros.
En 1945 publicó su primer libro de poemas, La víspera indeleble. Un año después se casó con Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida. Hacia el año 1948, de regreso a Uruguay luego de un viaje por Europa, comenzó a dirigir la revista literaria Marginalia y apareció su primera obra ensayística, Peripecia y novela (1948), a la que siguió su primer libro de cuentos, Esta mañana (1949), con el que obtuvo el Premio del Ministerio de Instrucción Pública, galardón al que Mario Benedetti accedió en repetidas ocasiones.
Luego de la publicación de Quién de nosotros (1953), su primera novela, y de Montevideanos (1959), libro de cuentos, apareció en 1960 La tregua, obra que implicó la consagración definitiva del autor y el inicio de su proyección internacional. La novela tuvo más de un centenar de ediciones, fue traducida a diecinueve idiomas y llevada al cine, el teatro, la radio y la televisión.
En 1960, luego de vivir unos meses en Estados Unidos, se adscribió a un grupo de intelectuales afines a la Revolución Cubana, hecho que aumentará la participación política del escritor. Desde entonces, comenzó un período de intensa actividad intelectual. Trabajó como crítico y codirector de la página literaria del diario La mañana. Colaboró como humorista en la revista Peloduro. También escribió en La Tribuna Popular. Publicó la obras literarias Gracias por el fuego (1965), El cumpleaños de Juan Ángel (1971), Letras de emergencia (1973), La casa y el ladrillo (1977) y Cotidianas (1979).
El Golpe de Estado de 1973 lo llevó abandonar Uruguay y exiliarse por casi doce años en distintos países como Argentina, Perú, Cuba y España.
Su regreso a Uruguay
Finalmente, volvió a su país en marzo de 1983. Se integró como miembro del Consejo Editor en la nueva revista Brecha para seguir escribiendo. Por esos años publicó las siguientes obras: Recuerdos olvidados (1988), Viento del exilio (1981) Primavera con una esquina rota (1982), Las soledades de Babel (1991), Preguntas al azar (1986), El mundo que respiro (2001), Insomnios y duermevelas (2002), El porvenir de mi pasado (2003), Existir todavía (2004), Adioses y bienvenidas (2005), Testigo de uno mismo (2008).
En sus últimos años, con su salud deteriorada, comenzó a ser hospitalizado frecuentemente hasta que el 17 de mayo de 2009 falleció en su casa de Montevideo, a los 88 años. El gobierno uruguayo decretó duelo nacional y recibió un adiós multitudinario.
TELAM