La obra social de la Universidad Nacional de Rosario (Osunr) hizo punta en la aplicación de la ley de medicamentos genéricos. Desde el 15 de octubre pasado sólo acepta aplicar el 60 por ciento de descuento a las recetas médicas hechas exclusivamente por principios activos, que pueden estar acompañados con una marca comercial sugerida por el médico. En tanto Osecac (de los empleados de comercio), que brinda cobertura a unos 25 mil empleados en Rosario, ya tiene su propio formulario dividido en tres casilleros: uno para el genérico, otro para el remedio sugerido y el último para modificaciones que puede realizar el farmacéutico.
A 30 días de aprobada la ley en la provincia y a pesar de que aún no fue promulgada, ya se notan síntomas de cambio en las prácticas profesionales. La obra social de los universitarios picó en punta y desde el 1º de octubre notificó a sus prestadores que sólo aceptaba los recetarios prescriptos por genéricos.
«A partir de entonces admitimos un plazo adicional de 15 días para admitir recetas con marcas comerciales. Pero ahora si no se receta por genérico, la obra social no reconocerá la liquidación de la prescripción. Hay una firme convicción de acatar la norma vigente», se explayó el gerente de Osunr, José María Malgioglio. Los universitarios tienen un convenio prestacional con unas 20 farmacias de la ciudad que reconocen un 60 por ciento de descuento en los medicamentos, a los 24 mil afiliados de la obra social.
A su vez, Osunr delegó la administración de las prestaciones ambulatorias a la Asociación Médica y las internaciones a la gerenciadora Acto Médico. En ambos casos, los profesionales habían sido notificados sobre las nuevas exigencias para recetar medicamentos a los pacientes provenientes de la Universidad.
Sin obligación de marca
A su turno, el director de Osunr, Aldo Gimbatti, consideró «ideal» que en una receta «sólo se coloque el principio activo, porque está claro que los médicos no tienen la obligación de indicar una marca comercial». Es más, el funcionario estimó que «debe ser el farmacéutico el que le ofrezca al paciente alternativas, incluso de productos que están por fuera del vademécum, que pueden resultar más económicos y a los cuales también se les aplicará el descuento previsto para el afiliado».
La obra social de los empleados de comercio (Osecac) es otra de las obras sociales que a nivel nacional se ha pronunciado a favor de promover el uso del medicamento por nombre genérico. En efecto, imprimió y envió a todo el país nuevos formularios acorde a la ley nacional.
En el casillero izquierdo hay un espacio para el nombre genérico, en el centro el médico debe colocar una marca comercial sugerida, pero además deja un lugar para que el farmacéutico pueda sustituir el remedio por otro, tras haber estampado su firma como responsable de esa decisión.
Este nuevo mecanismo debutó en Rosario hace semanas atrás, y alcanza hoy a unos 25 mil afiliados pertenecientes a la Asociación Empleados de Comercio.
Reducción de gastos
Desde Osunr, Gimbatti se mostró convencido de que la ley de genéricos «trae un doble beneficio; por un lado, favorece al paciente que puede optar por el precio y el producto más conveniente y a su vez contribuye a una significativa reducción en los gastos de farmacia que debe afrontar la obra social».
Según el director de Bioquímica y Farmacia de la provincia, Esteban Cámara, los genéricos «no son más del 10 por ciento del mercado farmacéutico, pero se irán imponiendo a medida que pase el tiempo, porque es una opción más que tiene la gente».
El funcionario diferenció el auge de las denominadas «segundas marcas comerciales», de los genéricos que elaboran los laboratorios y los que se presentan sólo por su principio activo, sin ninguna marca. «Se nota en el envase, pero tienen la misma efectividad. De lo contrario no podrían estar aprobados para su venta».
Cámara evidenció un efecto positivo de la ley, «porque desde que se empezó a popularizar el tema, muchas primeras marcas bajaron el precio de su producto, en mucho casos hasta por debajo de un genérico o de un remedio denominado de segundas marcas».
Para Gimbatti, «se va avanzando progresivamente, porque al figurar la monodroga en la receta, el afiliado se da cuenta que puede elegir, cotejar y ser partícipe de decisiones que tienen que ver con su salud».
Y a modo de desafío, el titular de Osunr bregó para que los afiliados «le exijan a su médico la prescripción en forma adecuada y soliciten la información necesaria para analizar qué es lo más conveniente».