Newell’s jugó como ante River, pero esta vez todo fue al revés. Con un resultado negativo. Tuvo un primer tiempo bárbaro, marcó la diferencia y mostró la chapa de campeón. Newell’s jugó como ante River, pero esta vez todo fue al revés. Con un resultado negativo. Tuvo un primer tiempo bárbaro, marcó la diferencia y mostró la chapa de campeón. Pero como si fuera un calco de lo que le pasó al millonario en el Coloso, el equipo de Ribeca estuvo desconocido en el complemento, fue superado por el empuje de Estudiantes y se volvió a casa con las manos vacías. Con los bolsos cargados de lamentos. Aunque, buscando el lado positivo, mostró fútbol en un encuentro que fue vibrante y emocionante.
Ariel Rosada intenta frenar el avance de Chatruc. |
Cuando Ortega desarrolló sus cualidades, Newell’s alcanzó su mejor juego. |
Scocco tuvo un buen primer tiempo. |
«Nos metimos muy atrás y los pagamos caro», dijo el Colorado. |
Los hinchas rojinegros se quedaron sin recompensa. |
El Rafa jugó dos partidos en uno. |
El desarrollo del choque fue una copa fiel de lo sucedido hace una semana. Ñuls pareció disfrazarse de River, impuso su juego y lo superó en juego y fútbol a un rival que estaba lleno de dudas. Apenas había insinuado con Pavone en el inicio, pero la Lepra marcó su territorio y se movió a su antojo. La superioridad se hizo efectiva cuando un Ortega iluminado e intratable se hamacó ante un par de adversarios, buscó su espacio y le metió una bocha bárbara a Scocco, para que definiera con un toque sutil y se sacara un peso de encima con el grito de gol (el primero que anota en el torneo).
Ñuls jugaba, tocaba y controlaba la pelota. Estudiantes parecía adormecido y no tenía respuestas futbolísticas. Esa imagen se traslucía y los leprosos fueron en busca de más con el afán de dar otro golpe certero.
Sólo pasaron un puñado de minutos cuando Nacho fabricó una falta en campo enemigo, Capria lanzó un centro perfecto y Maidana se elevó entre todos los grandotes para meter un testazo con destino de red.
La tarde pintaba de lo mejor. El equipo de Pomelo se lucía e iba por más. Tenía el dominio de la pelota y el rival apenas contestaba con algunos pelotazos que terminaban en nada.
La situación lo obligó a Mostaza a dejar de lado su cuidadoso esquema para apostar al todo o nada. Sacó un defensor, paró línea de tres y mandó a sus muchachos en busca de lo que parecía un imposible.
La Lepra se floreaba. Tenía el control del juego, el Burrito se lucía con sus gambetas y todo era alegría en el pueblo leproso.
Estudiantes mostró su otro «yo». Así como el Pincha se mostró diferente al del primer capítulo, Ñuls hizo lo mismo. Quizás en parte por conformismo, pero también porque los de Mostaza se lo llevaron por delante obligándolo a cometer errores que costaron muy caro. Por distracción y por fallas de sincronización defensiva.
El golpe justo y tempranero de Pavone dejó a la Lepra conmocionado sin saber qué hacer. Mientras tambaleaba y no encontraba respuesta, con garra y corazón, el local fue por más y con un cabezazo certero de Cáceres emparejó el marcador.
Los leprosos empujaban con algo de juego y merodeaban el arco de Herrera, pero habían perdido la efectividad mostrada en el arranque. Todo lo contrario sucedía en el anfitrión.
Maceratesi aprovechó un error en la salida desde el fondo, se la cedió a Sosa y éste habilitó al goleador de la tarde para que solo y sin marcas sentenciara a Villar.
Newell’s fue en busca de la heroica, merodeó la zona de riesgo del rival, pero no pudo ni siquiera rescatar un empate. El golpe fue duro de digerir. Porque esta vez no supo manejar la diferencia.
Luis Castro
Un arranque bárbaro y un complemento para el olvido
Las desconcentraciones y los errores condenaron a los rojinegros.
De un primer tiempo casi ejemplar, Newell’s pasó a jugar un complemento cargado de errores. No caben reproches por lo hecho durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Porque tuvo juego, dominio de la pelota, entrega y, sobre todo, definición. Todo redondo el equipo de Arsenio Ribeca.
La defensa se mostró sólida, casi sin fallas. Adrián Lucero, el más chico de la zona de atrás, que podría haber generado alguna duda, respondió con solvencia y seguridad. En el medio Rosada no sólo se corrió todo sino que además manejó la pelota e hizo jugar a sus compañeros. Lo mismo que Capria, quien tuvo un buen despliegue y siempre dio una mano tanto en ataque como en defensa.
Como si esto fuera poco, el Burrito estuvo enchufado y tenía a maltraer a sus marcadores con sus escapadas y toqueteo. Por eso Ñuls superó a su rival con juego y lo dejó sentado con goles. Pero esto duró sólo un tiempo, después todo cambió.
¿Qué pasó? La primera explicación se puede encontrar utilizando la palabra desconcentración. Algo que coincide con las declaraciones posteriores de la mayoría de los jugadores. También se debe atribuir el vuelco del partido a las imprecisiones y a la falta de sincronización que otorgó el fondo cuando tiró el fuera de juego. Y el hecho de replegarse y dejar venir a un león herido en su orgullo. Además, Belluschi -el hombre que marca la diferencia- ayer no pesó como suele hacerlo.
Quizás la diferencia en el marcador del primer tiempo llevó a Newell’s a conformarse, algo que siempre resulta fatal. Porque como dice el viejo adagio, «no está muerto quien pelea». Estudiantes nunca se dio por vencido y quiso hacer historia. Lo consiguió con garra, entrega y definición. Esa misma de la que careció el rojinegro en el complemento.
Lo mismo que padeció River en el Coloso, en esta oportunidad lo vivió en carne propia el conjunto de Ribeca. No tuvo respuestas y no le encontró la vuelta a un partido que se presumía fácil y prácticamente definido.
Se sabe que a la Lepra le sienta bien que el rival lo ataque, porque se generan los espacios y es ahí donde puede sacar sus frutos. Estudiantes atacó -sin regalarse demasiado en el fondo- y buscó cambiar un destino que parecía establecido, pero en esta ocasión los del Parque no pudieron sentenciarlo. Y eso se pagó con una derrota.
«Nos faltó inteligencia para definirlo»
«Nos faltó inteligencia para definir el partido. Se nos escaparon tres puntos importantes para la lucha por el campeonato. Un encuentro así no lo podíamos perder». Ariel Ortega gambeteó mucho dentro de la cancha, pero no lo hizo afuera a la hora de las palabras. Se detuvo ante los grabadores y cámaras para dejar su impresión de lo sucedido en la cancha del Pincha. Y lo hizo con sinceridad. «Repito, nos faltó inteligencia para mantener el resultado».
El Burrito también hizo un análisis del encuentro y sostuvo que en el primer tiempo «pudimos haberlo definido con más goles», pero que en el complemento, cuando el rival se lanzó al ataque, «tendríamos que haber tenido la pelota y jugar de la misma manera que en el arranque, pero nos dieron vuelta el resultado».
En la entrevista que había concedido a Ovación antes del partido, el jujeño había dicho que si ganaban eran candidatos. Ahora, a pesar de la derrota, aún mantiene la esperanza de seguir en la pelea. «Eran puntos valiosos, pero aún no todo está dicho», comentó.
El hecho de que Central esté en la cima mandando en el torneo no le genera nada porque «sólo pienso en Ñuls». El delantero también dejó en claro que «eso para nosotros no es ninguna presión», porque el equipo está bien y «confiado en que todo se puede mejorar», concluyó.
Abrió el camino en un excelente primer tiempo
Nacho gritó por primera vez en el torneo
Ignacio Scocco fue uno de los estandartes del excelente primer tiempo leproso. A los 11′ amenazó, tras una habilitación profunda de Belluschi, y un minuto después no perdonó tras recibir una asistencia con guante de Ariel Ortega. Tirado bien sobre la raya izquierda, fue inteligente para abrir la cancha en beneficio de sus compañeros y de él mismo: como lo hizo a los 19′, exigiendo una infracción que desembocó en el centro de Capria para que Maidana ampliara la ventaja.
En esa jugada recibió una paralítica, que no le impidió seguir cumpliendo una buena tarea en la etapa inicial pero que tras el enfriamiento del primer tiempo empezó a doler. Por eso Ribeca lo reemplazó por Steinert a los 61′.
-¿Lo ganó Estudiantes o lo perdió Newell’s?
-Creo que lo ganaron ellos, no hay que quitarles méritos. Aunque hay que ver cómo fueron los goles, porque creo que alguno fue en off side. Fue un tiempo para cada uno, con la diferencia de que ellos pudieron marcar más en el segundo.
-¿Por qué no se pudo sostener la ventaja y el dominio claro del primer tiempo?
-Quisimos aguantar los primeros 10 o 15 minutos porque sabíamos que Estudiantes se nos iba a venir, pero no pudimos y eso fue un golpe bajo para nosotros.
-Fue la contracara del partido contra River, no sólo por el resultado sino por los tiempos diferentes como dominadores y dominados.
-Sí. Seguramente quedan cosas para trabajar.
-¿Van a seguir peleando el Clausura, ahora que quedaron a 7 puntos?
-Sí. Todavía falta y tenemos posibilidades. Vamos a trabajar en la semana pensando en el partido que viene frente a Arsenal.
Ré fue el más regular
Germán Ré fue el jugador más regular de Newell’s frente a Estudiantes, lo cual es toda una virtud en un equipo tan irregular, como lo ha demostrado en los dos últimos partidos.
En el primer tiempo, el Colorado hizo gala de su experiencia como marcador central. No le costó nada adaptarse, pese a que últimamente juega de lateral izquierdo. Fue un ladero eficiente del capitán Julián Maidana y protagonizó un par de cruces salvadores que parecían haber mojado la pólvora del goleador Mariano Pavone. En los mano a mano también ganó casi siempre. En la segunda parte, no lució tanto. Pero, al jugar correctamente, sin cometer distracciones como la mayoría de sus compañeros, redondeó una buena tarde.
Su interpretación de este otro partido raro jugado por Newell’s fue la siguiente: «Nos metimos muy atrás y eso nos perjudicó. Fue un partido similar al que le ganamos a River. Hicimos las cosas bien el primer tiempo, en el segundo no y nos dieron vuelta el resultado».
-¿Por qué se dio otra vez un cambio tan drástico?
–Nos metimos muy atrás, nos equivocamos y la pagamos caro. Estudiantes golpeó con eficacia durante veinte minutos y después no pudimos revertir el resultado.
-¿Te sentiste cómodo como marcador central?
-Sí, estaba muy contento por volver a jugar de marcador central. Pero se perdió y eso me entristece un poco.
-¿Hubo alguna falla común en esos 23 minutos en que les metieron tres goles?
-No, los dos primeros fueron de jugada con pelota parada y el último no sé si fue off side. Nos desconcentramos y eso le permitió a Estudiantes venirse.
-Les pasó lo mismo que a River en el Coloso.
-Sí, creo que sí. Pero bueno, ya está y ahora hay que pensar en lo que viene.
-¿Le seguirán peleando el campeonato a Central, que se alejó 7 puntos?
-Estamos un poco lejos pero vamos a seguir dando pelea.
-¿El objetivo ahora es clasificar para la Sudamericana?
-Queremos estar entre los cuatro primeros.
Al compás del equipo
El deleite y la ilusión del inicio se diluyó sobre el final
La numerosa barra de hinchas que acompañó a Newell’s hasta La Plata se movió al compás del juego del equipo rojinegro. Hasta el entretiempo, todo fue euforia y alma de campeón. Después, quietud y espíritus ausentes. Los leprosos llegaron temprano y, como los pinchas se demoraron, cuando faltaba una hora para el comienzo del partido, en la cancha de 1 y 55 mandaban los colores y los cantos «made in Rosario». En ese momento llegó el equipo de Ribeca al estadio y fue recibido con honores. Brotaba en el ambiente la mecha de optimismo que había encendido la victoria frente a River.
En lo más alto de una torre de iluminación, lucía una bandera prepotente: «El 70 por ciento de Rosario te ama, el resto te envidia». Con esa actitud, Ortega y compañía apretaron a los locales y en menos de 20 minutos se pusieron 2 a 0. El resto del primer tiempo se consumió entre el deleite por los quiebres de cintura del Burrito y la ilusión de una goleada histórica. Pero tras el descanso, no hubo tiempo de calentar las gargantas: apareció el tanque Pavone y empezaron los malos presagios que pronto se hicieron realidad. Cuando el resultado ya se había dado vuelta, la euforia local se adueñó del estadio.
«Ganarle a Ñuls siempre es lindo»
El ex canalla Rafael Maceratesi entró en el segundo tiempo como actor de reparto pero enseguida acumuló créditos para convertirse en protagonista de la levantada de Estudiantes. Para valorarlo en su justa medida, basta con tomar en cuenta las palabras de Mariano Pavone, el goleador del campeonato que ayer fue verdugo de Newell’s. El Tanque declaró que el gol de la victoria fue «un estupendo pase del Rafa».
El jugador oriundo de Elortondo no lo escuchó, pero no necesita saberlo para disfrutar de su aporte a la derrota de los rojinegros. Recuerda con cariño su trayectoria en Central y asume que para él, «ganarle a Newell’s siempre es lindo».
Más allá de las pasiones, el delantero acaba de cumplir 29 años y pelea con esfuerzo y dedicación un lugar en otro equipo de Mostaza Merlo que está dando que hablar.
-¿Cuál fue la clave para que Estudiantes pueda dar vuelta el partido?
-La actitud y las ganas que pusimos en el segundo tiempo. Mejoramos mucho con la pelota y por eso cuando llegamos al descuento nos tranquilizamos un poco y pudimos resolverlo.
-A poco de tu ingreso, le diste una asistencia a Pavone para el tercer gol.
-Son cosas del juego, por suerte me tocó dar el pase gol que sirvió para el 3 a 2 y después lo pudimos aguantar.
-¿Tuvo un sabor especial para vos este triunfo?
-Sí, sin dudas, porque para mí ganarle a Ñuls siempre es lindo.
-¿Cuál es el secreto para mantenerse arriba y no despegarse del lote de punteros?
-Seguir trabajando de la misma manera, con la misma actitud y las mismas ganas y dejar todo en cada partido, para al final salir con la frente alta más allá de jugar bien, mal, ganar o perder.
Meléndez fue la sombra del Burrito
El Burrito mostró sus cualidades futbolísticas en varios pasajes del partido y los defensores lo tuvieron que padecer. Más de uno en el primer tiempo no se animó a enfrentarlo por miedo a la vergüenza. Pero en el complemento, Meléndez se le pegó como una sombra y no lo dejó ni respirar. El chileno lo frenaba empujando o con faltas. Hasta que en un momento Ortega se calentó por un manotazo y se dijeron de todo.
Fuente: diario La Capital – Fotos: Hugo Ferreyra