Volvió la polémica. Para la Municipalidad, no habrá contemplaciones. La propia titular de Control Urbano salió a inspeccionar. Los puesteros piden que se les ofrezcan alternativas. La Municipalidad de Rosario no tolerará más la presencia de vendedores ambulantes en las peatonales Córdoba y San Martín ni en el Paseo del Siglo. La nueva directora de Control Urbano, Graciela Ciciliani, lanzó el ultimátum a modo de sentencia y ayer mismo se hizo presente en Córdoba entre Sarmiento y Mitre, donde intimó a un puestero en persona. La funcionaria asumió sus funciones formalmente ayer, en un acto en la propia repartición donde fue presentada por el intendente Miguel Lifschitz. En ese preciso momento, un pequeño grupo de expendedores de la vía pública apareció para reclamar alguna solución consensuada.
Según la versión de los vendedores, ante su insistencia en la puerta de la dependencia de Pueyrredón y Wheelwright se acordó «de palabra» seguir con la exposición de los productos «en la calles laterales céntricas y sólo permanecer caminando en las peatonales», es decir, cargando los artículos sin instalar mesas o paños, lo que se denomina «venta de mano: con canastos, cajones o muestrarios», explicó a La Capital uno de los puesteros, Alejandro Solaz.
Sin embargo, Ciciliani prometió combatir también esa forma de venta. «Hay inspectores continuamente, todos los días, y no lo vamos a permitir», remató.
Horas después de la reunión con los expendedores ambulantes, Ciciliani se presentó sorpresivamente en la peatonal Córdoba y le reprochó a uno de ellos su presencia en el lugar. «Me dijeron que no iban a estar, y sin embargo pasé y encontré una mesa de baratijas», expresó.
La funcionaria aceptó únicamente la presencia de dos puesteros ciegos que se ubican en Córdoba entre Sarmiento y Mitre (frente al negocio Show Sport) y en la esquina de Córdoba y Entre Ríos, a poca distancia del ingreso al Banco Bisel.
Mientras tanto, otros vendedores denunciaron ayer que inspectores de Control Urbano intentaron sacarle los productos que ofrece a uno de los no videntes en cuestión.
-Ciciliani, ¿los vendedores prometieron que se iban a ir?
-Sí, eso es lo que dijeron. Y lo tienen que cumplir porque hay ordenanzas que así lo indican.
Al parecer, el acuerdo tácito con los responsables de los puestos callejeros radica en que estos últimos podrían ubicarse en las veredas perpendiculares a las peatonales y el Paseo del Siglo, aunque ellos mismos admitieron que «no es lo mismo», por lo que se espera que sigan en las arterias que priorizan a los peatones.
Desde Control Urbano parecen estar dispuestos a actuar con todo el rigor de la ley. En este sentido, también se comenzó a intimar a los comercios para que «retiren la mercadería exhibida fuera de los locales, como ocurre en varias casas de electrodomésticos y librerías», dijo Ciciliani.
Además, explicó que «eso es antiestético». En rigor, para la funcionaria se establece una especie de cadena viciosa. «Porque cuando les pedimos a los comerciantes que entren los productos que muestran la vía pública, ellos nos exigen que tampoco tengamos contemplaciones con los ambulantes».
Según Ciciliani, se trata de un abordaje integral. «Hay que despejar las peatonales para que la gente pueda circular; cuanto más gente transite, mayor debe ser la posibilidad de hacerlo libremente». La referencia adquiere mayor trascendencia habida cuenta de que por estos días en las calles céntricas se aumenta el flujo de peatones debido a la compra de los clásicos regalos para las fiestas. «Nuestra idea es que estos espacios se conviertan en centros comerciales a cielo abierto: seguros, cálidos, agradables; un lugar de encuentro, de paseo y de compras», afirmó.
Por eso, a la hora de argumentar sus consideraciones, la jefa de los inspectores urbanos se preguntó: «¿Qué les digo a los comerciantes que pagan impuestos y alquileres altísimos, cuando se quejan con razón?». Para ella, hay que evitar cuestiones «que no son equitativas».
Ciciliani asumió con los tapones de punta. «Quiero reglas claras, una política coherente y ganarme el respeto por eso», subrayó.
fuente: Pablo R. Procopio, diario La Capital