Hoy finaliza la Feria de Gobernabilidad

La experiencia Rosario, que ha sido reconocida por el PNUD, es el resultado de un entendimiento, de una relación armónica entre el gobierno y la sociedad civil, para avanzar en una determinada dirección. Es el fruto del trabajo de una ciudad en su conjunto para afirmar una identidad y un proyecto colectivo. Un proyecto que no está concluido, que recién está dando sus primeros pasos y exhibiendo sus primeros resultados.

Las políticas promovidas por el gobierno local en estos años expresan el esfuerzo obstinado de la ciudad para resistir un modelo económico, social y cultural fundado en la concentración económica, la exclusión social y la destrucción del estado y para defender y construir una experiencia sustentada en la solidaridad, el trabajo y la integración social en un entorno democrático y participativo.

La manera de hacer las cosas y las cosas hechas en Rosario forman un conjunto que tiene identidad y coherencia. Ese conjunto incluye valores, una visión del futuro, estrategias, proyectos y acciones que caracterizan la experiencia Rosario.

En este nuevo contexto del país y de la región aspiramos a consolidar ese modelo de desarrollo local, un modelo que pueda articular armoniosamente el crecimiento económico, la generación de empleo, la inclusión social, la integración urbana y la gobernabilidad democrática.

El proceso de urbanización de los países de América Latina está alcanzando un nivel tal que convierte a la región, en el inicio del siglo XXI, en una de las más urbanizadas del planeta, después de Europa y América del Norte.

Esta circunstancia es una oportunidad para el desarrollo económico y social pues las ciudades representan la fuente más importante de acumulación de capital y proveen sustento a las actividades económicas más dinámicas e innovadoras. A la vez, las ciudades concentran los mayores problemas que enfrenta hoy la civilización: profundas desigualdades de ingreso y de acceso a los servicios urbanos, exclusión, violencia, deterioro medioambiental, entre otros.

Nos encontramos ante un nuevo escenario en el que la ciudad y la dimensión local han pasado a un primer plano. En el mundo urbanizado, las ciudades son parte central tanto del problema como de la solución. En este escenario, radicalmente distinto al de las décadas anteriores, se juega el futuro de nuestras ciudades. Un destino que no está predeterminado. Cada ciudad tiene que reaccionar ante los cambios del contexto desde su propio punto de partida y de acuerdo a la iniciativa de los actores locales.

En una realidad más abierta y más dinámica, que se modifica aceleradamente, la ciudad no puede conformarse únicamente con garantizar el funcionamiento cotidiano: la ciudad ha de plantearse enfrentar el futuro. Interpretando esa demanda, Rosario viene proponiendo un proyecto proactivo, un liderazgo compartido entre el gobierno, la sociedad civil y el sector privado. Este proyecto está pasando la prueba más difícil: el test de la realidad. No proponemos una visión utópica. Se trata de plasmar en realizaciones la historia que ya estaba escrita desde antes en la voluntad y la expectativa de nuestra gente.

La diversidad de intereses que es necesario reflejar en un proyecto colectivo de ciudad y la participación amplia y variada de personas, grupos, instituciones, empresas, asociaciones y organizaciones de todo tipo no implica necesariamente que todos compartamos los mismos valores e ideas.

Sin embargo, creo que hay tres conceptos compartidos que, de una u otra manera, están implícitos en todas y cada una de las acciones emprendidas y que, por otra parte, están vinculados a la historia y la cultura de esta ciudad: participación, solidaridad y desarrollo.

Participación entendida como compromiso individual de los ciudadanos con la construcción de un destino común, solidaridad expresada en la voluntad de que ese destino nos incluya a todos y desarrollo como idea de progreso, de crecimiento, de avance, como expresión de confianza en las propias fuerzas y de esperanza en el futuro.

Lo que hoy podemos compartir con ustedes no es una receta, ni un modelo acabado, ni una experiencia repetible o trasladable a otras realidades. Seguramente todas las ciudades han transitado en estos años por procesos similares con mayor o peor fortuna. Lo que sí podemos compartir es nuestra confianza ilimitada en que es absolutamente posible encarar un proceso de desarrollo de la ciudad con participación y solidaridad.

Quiero expresar, finalmente, mi más sentido reconocimiento al PNUD por su apoyo, su acompañamiento permanente a nuestros proyectos y por esta distinción que nos enorgullece y nos compromete a redoblar el esfuerzo. A todas las ciudades de Santa Fe, de Argentina, de América Latina, de América Central y de Europa que nos visitan hoy y a las que nos han acompañado compartiendo experiencias, proyectos e iniciativas durante la última década.

A Francesco Tonucci, Bernardo Kliksberg, Pablo Vinocur, y a todos los que aportaron generosamente su conocimiento, experiencia e ideas para contribuir y enriquecer nuestras políticas. También, quiero destacar que esta experiencia no hubiera sido posible, sin el trabajo, el esfuerzo y la capacidad de los equipos técnicos de las distintas áreas del municipio ni tampoco sin la visión, decisión política y extraordinaria gestión del quien fue por dos períodos intendente de esta ciudad, el Dr. Hermes Binner.