El equipo de Zof debutó ganando y ahora visita a Newell’s. Se impuso por un golazo de Rivarola y una gran jugada colectiva que coronó Andrés Díaz. Le ganó por primera vez a Arsenal y lleva ocho partidos invicto como local. El comienzo de un campeonato genera una gran expectativa y la ilusión de ver al equipo en los primeros puestos. Así lo entendió la hinchada de Central que se acercó al Gigante para alentar al equipo. Y no se retiró defraudada, ya que disfrutó de
la victoria y de algunos momentos de buen fútbol, sobre todo en el primer tiempo.
Apenas comenzado el partido, se pudo observar la postura de ambos equipos. Central tomó la iniciativa, tratando de armar juego por los laterales, donde Encina y Papa le ganaban las espaldas a Hirsig y Patricio González. El conjunto de Sarandí apostaba al contraataque, pero Leonel Ríos era intrascendente y no abastecía a sus delanteros, Calderón y Denis.
El local estuvo cerca de abrir el marcador en los primeros 25 minutos de partido. La fórmula para desequilibrar era el toque y circulación de pelota entre Ledesma, Díaz y Encina, para luego habilitar a un lateral-volante que apareciera por sorpresa y enviara el centro al área. Así llegaron los cabezazos de Raldes, Alemanno y Villa que estuvieron cerca de derrotar al arquero Limia.
Mientras la parcialidad local le recordaba a su máximo rival la inminencia del clásico, Arsenal tuvo su chance. Tras un centro de Espínola, Denis estuvo a punto de cantar el gol, pero su cabezazo se fue por encima del horizontal. Esta fue la única llegada del equipo de Burruchaga en el primer tiempo.
Casi sobre el final, los auriazules tuvieron a su favor un tiro libre que parecía no llevar mayor peligro para el arquero Limia. Pero Germán Rivarola fue «Roberto Carlos» por un día y clavó un zurdazo en el ángulo superior derecho del arco visitante. Ese gol sobre la hora parecía ser una «bomba psicológica» que agrandaba a Central y derrumbaba a Arsenal.
Sin embargo, en el segundo tiempo, los de Sarandí ajustaron las marcas y el partido se emparejó. Los mediocampistas locales ya no se movían con facilidad y Arsenal comenzó a inquietar. Un remate de Calderón pasó a centímetros del palo derecho de Ojeda, quien a pesar de arrastrar una lesión se mostró seguro en los centros y a la hora de anticipar.
Párrafo aparte merece la actuación de Encina. Con su soltura y atrevimiento, demostró que no le pesa ser el reemplazante de Coudet. Su repertorio incluyó toque, gambetas y hasta un par de pisadas para «esconder» la pelota cuando era necesario. A pesar de que lo apodan «Sapito», nunca saltó cuando tuvo que disputar una pelota, agregándole sacrificio a sus condiciones
naturales.
A minutos del final, Central definió el partido. Tras una gran acción colectiva que sorprendió a la insegura defensa visitante, Andrés Díaz convirtió su primer gol en primera y fue a festejarlo con su gente. El descuento de Casteglione alargó el suspenso, pero la historia ya estaba escrita. Ya todos pensaban en el clásico del domingo.
La muerte de un joven opacó la jornada
Un joven de 17 años pereció al intentar ingresar al estadio trepando un paredón de Rosario Central que se conecta con Regatas. Gonzalo Santillán fue internado en el Hospital de Emergencias, aún con vida, pero luego falleció a causa de la gravedad de los golpes
que recibió. Según trascendidos, habría alcanzado unos 8 metros de altura, se enredó con un tejido de alambre y cayó al vacío. En el mismo incidente, otro simpatizante sufrió politraumatismos de cráneo.
por Matías Torno