
“De las caravanas del oro a las minas de litio, el exterminio solo cambió de uniforme.”
Por Mauricio Herrera Kahn. Pressenza.com. Medio Ambiente
Desde el siglo XIX hasta hoy, América del Norte ha construido su prosperidad sobre una paradoja que el discurso oficial nunca reconoce y es que el desarrollo de dos potencias democráticas fue fundado sobre la explotación sin límites de territorios y pueblos.
Estados Unidos y Canadá, presentados como modelos de civilización y progreso, levantaron sus imperios materiales sobre un proceso sistemático de despojo, extracción y silenciamiento. La expansión hacia el oeste, las reservas indígenas, las guerras por el oro, el petróleo, la madera o el trigo fueron capítulos de un mismo manual y fue la acumulación por desposesión.
Detrás del mito del sueño americano y del Canadá “verde y justo” se esconde una historia de exterminio, con poblaciones originarias diezmadas, ecosistemas arrasados y recursos naturales convertidos en mercancía geopolítica.
En nombre del progreso, se arrasaron lenguas, ríos, selvas y memorias. La política del exterminio se disfraza hoy de transición energética, y la vieja fiebre del oro se recicla como fiebre del litio.
Estados Unidos y Canadá no colonizan con fusiles, sino con inversiones, patentes y megaproyectos. Pero el resultado es el mismo: comunidades desplazadas, tierras contaminadas y soberanías reducidas a cláusulas comerciales.
El exterminio, en su versión moderna, ya no necesita campos de batalla. Basta con firmar un tratado, construir un oleoducto o imponer una norma ambiental que beneficie a las multinacionales y castigue a quienes defienden su territorio. “De las caravanas del oro a las minas de litio, el exterminio solo cambió de uniforme.”
Ahora analizaremos la Parte III de este Articulo
Bloque 6. Canadá, el modelo lento del exterminio.
Canadá no tuvo un 7° de Caballería como en EE. UU, no tuvo un general Custer ni un Álamo cinematográfico: tuvo algo peor. Un exterminio silencioso, metódico y educado. Un modelo que no disparaba al cuerpo, pero sí al alma.
Más de 600 naciones originarias habitaban el actual territorio canadiense antes del siglo XVI. Entre ellas, los cree, mohawk, ojibwe, algonquin, blackfoot, inuits, dene, haida, salish, micmac y hurones. En el año 1600 se estima que había entre 500.000 y 1.000.000 indígenas en lo que hoy es Canadá. Para el año 1900, quedaban menos de 125.000. Una pérdida superior al 80%, causada no por guerras, sino por un colonialismo meticuloso, legal y religioso.
Los tratados de cesión de tierras fueron firmados por líderes que no sabían leer inglés ni francés. Se firmaban bajo presión, a veces borrachos, otras veces bajo amenazas. Las tierras prometidas eran áridas, lejanas o simplemente ficticias y el cumplimiento de los pactos era inexistente.
A los niños se los arrancaba de sus comunidades. Más de 150.000 niños indígenas fueron forzados a ingresar a las llamadas residential schools, internados dirigidos por iglesias católicas y protestantes. Allí se les prohibía hablar su lengua, practicar sus tradiciones o incluso usar su propio nombre. Muchos murieron, muchos más jamás volvieron. En 2021 se descubrieron más de 1.300 tumbas sin nombre en los patios de estas escuelas. El genocidio tenía sotana y cruz.
El ferrocarril transcontinental canadiense, terminado en 1885, fue vendido como símbolo de unidad nacional. Pero para los pueblos originarios, fue una línea de fractura. Partió sus territorios, destruyó rutas migratorias de animales, contaminó aguas sagradas y permitió la entrada masiva de colonos blancos a zonas protegidas.
Cada estación inaugurada fue una comunidad desplazada y cada metro de riel fue un cementerio no declarado. La construcción fue pagada con sudor indígena y migrante chino, mal pagado, explotado, invisibilizado.
En nombre del progreso, Canadá consolidó su dominio territorial sobre la Columbia Británica, Alberta, Saskatchewan y Manitoba, entregando a cambio reservas sin agua y sin futuro.
Los pueblos originarios no sólo perdieron tierras, perdieron hijos, dioses, ríos y palabras. El oro extraído de Yukon no se usó para reparar esas pérdidas, se fue a Londres, a Ottawa y a bancos que jamás prestaron a un indígena.
¿Quiénes explotaron a los pueblos indígenas en Canadá?
- La British Crown, la Hudson’s Bay Company
- Los ferrocarriles canadienses (CPR)
- Empresas mineras británicas y norteamericanas como Dominion Mining, Yukon Gold, Imperial Oil y Canadian Pacific.
Todos se enriquecieron con recursos que no eran suyos; los indígenas no vieron ni una moneda y ni un solo acto de justicia.
¿Qué significó el sacrificio indígena en el ferrocarril canadiense?
Más de 17.000 trabajadores chinos fueron contratados en condiciones infrahumanas. Entre ellos y los trabajadores indígenas, se estima que murieron más de 6.000 durante la construcción. Las tierras fueron expropiadas a más de 90 comunidades originarias. No se pagó compensación, no hubo reparación, solo un riel que unió dos océanos y separó para siempre a los pueblos de su historia.
Explotación del oro. Cuánto quedó para Canadá y cuánto para EE.UU.
Durante el siglo XIX, el oro extraído en Yukon, Columbia Británica y el Klondike generó más de 4.000 millones de dólares actuales. Canadá capturó menos del 10% de esa riqueza. La mayor parte fue exportada a bancos británicos y refinerías estadounidenses, especialmente en Seattle y Nueva York.
Tabla narrativa del saqueo de materias primas en el siglo XIX (Canadá y EE.UU.)
Oro extraído en EE.UU. siglo XIX
- 300 toneladas
- 35.000 millones USD actuales
- Principal destino: Londres y Nueva York
Plata extraída en EE.UU. (Nevada, Colorado)
- 000 toneladas
- Más de 12.000 millones USD
- Destino: banca europea y fondos privados
Algodón plantado en el sur de EE.UU.
- 60 millones de toneladas
- Más de 50.000 millones USD
- Mano de obra: esclavitud negra y tierras indígenas
Tabaco y azúcar
- 15 millones de toneladas
- Valor estimado 9.000 millones USD
- Plantaciones en Virginia, Carolina y Luisiana
- Destino: Europa y comercio británico
Pieles y madera en Canadá
- Más de 30 millones de pieles de castor, zorro, lobo
- Miles de hectáreas deforestadas
- Valor estimado en 6.500 millones USD
- Destino: Europa y comercio británico
Oro y plata en Canadá (Yukon, Klondike, Columbia Británica)
- 400 toneladas
- Valor total: 4.000 millones USD actuales
- Destino: bancos de Londres y refinerías de EE.UU.
Petróleo en Canadá (desde 1850, Alberta y Ontario)
- 500 millones de barriles hasta 1900
- Valor: 2.500 millones USD
- Ganancia estatal: menos del 12%
EE.UU.
Estados Unidos no se fundó pese al exterminio, se fundó gracias al exterminio. Las 13 estrellas de su bandera no brillaban sobre libertad, sino sobre tierras robadas. La independencia fue solo la legalización de una masacre.
Tras cada granja de algodón hubo un cadáver negro, tras cada mina de oro, había un esqueleto apache y cada tras Constitución, un tratado roto.
No fue una nación construida sobre ideales, fue una potencia levantada sobre los huesos de los pueblos que la habitaban. Y hasta hoy, ninguna reparación ha sido suficiente porque lo que se robó no fue solo territorio, fue futuro.
Canadá
Canadá no mató con balas, sino con silencio. Mientras se vendía como una nación amable, repartía internados de tortura, reservas de hambre y tratados envenenados. Su genocidio no se hizo en campos de batalla, se hizo en aulas blancas donde un niño indígena moría por hablar su idioma.
Se hizo en tierras entregadas a petroleras mientras los ancianos pedían leña. Se hizo en nombre de la paz, pero fue guerra. Una guerra fría contra sus pueblos originarios, una guerra que duró siglos y cuya verdad, apenas ahora, empieza a nombrarse.
Las tablas 1, 2 y 3 indican las cifras del saqueo y el exterminio
T1. Tabla de saqueo de materias primas (1800–1900)
EE.UU.
- Oro: 13.200 toneladas extraídas (1850–1900) ≈ 850.000 millones USD actuales
- Plata: 21.000 toneladas (principalmente Nevada) ≈ 23.000 millones USD
- Algodón: más de 30 millones de toneladas (con mano de obra esclava) ≈ 500.000 millones USD
- Carbón: 3.500 millones de toneladas ≈ 3,2 billones USD
- Madera (bosques originarios): más de 450 millones de m³ ≈ 180.000 millones USD
- Cobre: 1,2 millones de toneladas (Montana, Arizona) ≈ 96.000 millones US
- Total saqueado EE.UU. siglo XIX: ≈ 4,85 billones USD
Canadá
- Oro: 1.500 toneladas (principalmente en Yukon y Columbia Británica) ≈ 96.000 millones USD
- Plata: 3.200 toneladas ≈ 3.600 millones USD
- Pieles: más de 30 millones de unidades de castor, zorro y lobo ≈ 15.000 millones US
- Madera: más de 250 millones de m³ exportados ≈ 100.000 millones USD
- Carbón: 900 millones de toneladas (Nueva Escocia, Alberta) ≈ 800.000 millones USD
- Total saqueado Canadá siglo XIX: ≈ 1,01 billones USD
T2. Tabla de pueblos originarios masacrados durante la conquista del Oeste (USA)
- Cherokee: más de 16.000 desplazados, 4.000 muertos en la Ruta de las Lágrimas
- Sioux: más de 12.000 muertos entre 1850 y 1890 (guerras de Dakota, masacre de Wounded Knee)
- Apache: más de 5.000 muertos entre Arizona y Nuevo México
- Cheyenne:000 muertos, incluyendo masacre de Sand Creek
- Navajo: más de 3.000 muertos y 9.000 desplazados en “La Larga Marcha”
- Comanche: alrededor de 4.000 muertos en campañas militares del sur
- Blackfeet: 1.500 muertos en el norte de Montana
- Nez Perce: 1.200 muertos y cientos forzados a rendirse tras fuga de 2.000 km
- Modoc: más de 500 muertos y exterminio casi total
- Total, estimada conquista del Oeste: más de 60.000 indígenas asesinados entre 1840 y 1890
Esta Tabla T2 esta detallada en la Parte II de este Articulo
T3. Tabla resumen del exterminio regional en EE.UU. y Canadá (1800–1900)
EE.UU.
- Grandes Llanuras (Dakotas, Nebraska, Kansas): ≈ 25.000 muertos
- Suroeste (Arizona, Nuevo México, Texas): ≈ 15.000 muertos
- Noroeste (Montana, Idaho, Oregón): ≈ 8.000 muertos
- Sureste (Georgia, Alabama): ≈ 6.000 muertos
- Total EE.UU.: ≈ 54.000 a 60.000 muertos
Canadá
- Praderas (Alberta, Manitoba, Saskatchewan): ≈ 10.000 muertos o desaparecidos
- Columbia Británica y Yukon: ≈ 3.000 muertos (oro, fiebre minera, desplazamientos)
- Terranova y regiones del Norte: ≈ 2.000 muertos + desaparición cultural
- Total, Canadá: ≈ 15.000 muertos por hambre, enfermedad forzada y desposesión
Bloque 7 – Modernización, guerras y nuevas formas de saqueo (1950–2000)
Estados Unidos dejó atrás los rifles del siglo XIX para entrar con traje y corbata al siglo XX, pero el saqueo no se detuvo, solo cambió de método. Ya no se trataba de masacrar pueblos a caballo, sino de urbanizarlos, silenciarlos y convertirlos en parte del decorado.
Durante los años 50, el gobierno de EE.UU. impulsó políticas de reasentamiento forzoso para miles de indígenas, cerró reservas “no rentables” y promovió la asimilación como estrategia de exterminio cultural.
Se prohibió hablar en lenguas nativas, se destruyeron tradiciones ceremoniales y se les empujó a integrarse a un modelo económico que nunca fue suyo.
Canadá hizo lo mismo, pero con guantes blancos. Las escuelas residenciales, financiadas por el Estado y administradas por iglesias, se llevaron por la fuerza a más de 150.000 niños indígenas. Los aislaron, los golpearon, les cambiaron el nombre, les prohibieron hablar su lengua y muchos nunca volvieron.
Las cifras oficiales reconocen al menos 6.000 muertes documentadas, pero las estimaciones superan las 20.000. No es un capítulo oscuro, es una política de Estado que se sostuvo hasta bien entrados los años 90.
A nivel económico, el siglo XX no trajo restitución ni justicia, sino una expansión brutal de la minería, de la tala de bosques ancestrales y la apropiación industrial de los territorios indígenas. En EE.UU., las compañías de carbón y uranio avanzaron sobre territorios sioux, navajos y hopi, dejando radiación, contaminación de aguas y tasas de cáncer desproporcionadas.
En Canadá, la explotación de arenas bituminosas en Alberta, iniciada en los 60 y multiplicada en los 80, arrasó tierras ancestrales y contaminó los ríos del norte. Las comunidades indígenas no fueron consultadas ni compensadas, sólo desplazadas.
Durante la Guerra Fría, el pretexto fue el desarrollo. EE.UU. y Canadá se presentaron al mundo como democracias industriales, pero lo hicieron sobre el esqueleto de los pueblos originarios. Las represas hidroeléctricas arrasaron con aldeas enteras.
Las autopistas interestatales cortaron rutas migratorias de los bisontes y separaron comunidades. Y los censos oficiales mintieron, ya que se invisibilizó deliberadamente a los pueblos indígenas para maquillar el fracaso del modelo integrador.
Los afrodescendientes tampoco vieron justicia. En EE.UU., el movimiento por los derechos civiles fue la respuesta necesaria a una estructura que seguía tratando a millones de ciudadanos como subhumanos.
El racismo estructural no desapareció con la abolición de la esclavitud ni con Martin Luther King. Solo se volvió más sofisticado.
En Canadá, las comunidades negras siguieron marginadas y sin reconocimiento. Ni siquiera eran parte del relato oficial del país, ni siquiera eran mencionadas.
El ferrocarril ya no traía tropas, traía petróleo. La escuela ya no tenía látigos, pero tenía silencio. El Estado ya no disparaba, pero mentía. El siglo XX no cerró heridas, las urbanizó, las maquilló y las vendió como progreso.
Las tablas 4 y 5 indicadas a continuación muestran los pueblos originarios en Estados Unidos y Canada, antes y después de la llegada de los barcos…
T4. Estados Unidos y sus Pueblos originarios por estado
- California
En 1500, California albergaba más de 300.000 indígenas, entre pueblos como los chumash, miwok, y yokuts. En 1950, solo quedaban unos 19.000. La reducción fue de más del 93%.
- Arizona
Con alrededor de 200.000 originarios en 1500, incluidos los hopi, pima y apache, Arizona vio caer su población indígena a apenas 35.000 en 1950.
- Nuevo México
Territorio de los pueblos zuni, navajo y pueblo, contaba con 120.000 indígenas en 1500. En 1950, la cifra rondaba los 30.000.
- Alaska
Antes de la colonización, vivían allí cerca de 80.000 esquimales y aleutas. En 1950 quedaban unos 45.000, menos de la mitad.
- Washington
Cuna de los pueblos salish y makah, Washington tenía más de 100.000 originarios en 1500. En 1950, apenas 25.000 sobrevivían.
- Oregón
Desde los klamath hasta los umpqua, Oregón contaba con unos 90.000 indígenas. En 1950, quedaban apenas 12.000.
- Florida
Los timucua y calusa sumaban cerca de 100.000 en 1500. En 1950, menos de 4.000 seguían con vida.
- Dakota del Norte
En el siglo XVI, más de 60.000 pueblos sioux y mandan vivían allí. En 1950 quedaban 18.000.
- Dakota del Sur
Con unos 70.000 indígenas en 1500, el número bajó a 20.000 en 1950, especialmente lakota y dakota.
- Montana
Pueblos como los crow, blackfeet y cheyenne sumaban 80.000 personas. En 1950, apenas 22.000 resistían.
- Texas
Tierra de los caddo, comanche y karankawa, con una población estimada de 120.000. En 1950, sobrevivían apenas 8.000.
- Nueva York
En territorio iroqués, vivían unos 80.000 indígenas. En 1950, quedaban cerca de 6.000.
- Nevada
Los paiute, shoshone y washoe sumaban unos 60.000. En 1950, no quedaban más de 8.000.
- Colorado
Cerca de 70.000 pueblos ute y apache habitaban Colorado. En 1950, quedaban 10.000.
- Utah
Con 50.000 originarios en 1500, principalmente ute y navajo, solo quedaban 9.000 en 1950.
- Carolina del Norte
Los cherokee eran mayoría entre los 70.000 indígenas de 1500. En 1950, apenas 10.000.
- Georgia
Unos 80.000 pueblos creek y cherokee vivían aquí. En 1950, no quedaban más de 5.000.
- Mississipi
Hogar de los choctaw y chickasaw, con 60.000 en 1500. En 1950, menos de 6.000.
- Illinois
En el siglo XVI tenía unos 50.000 indígenas. En 1950, menos de 4.000.
- Otros estados
El resto de los estados, incluyendo Missouri, Kansas, Michigan, Wisconsin y los del noreste, presentaban cifras similares: reducciones del 80 al 95%.
El total indígena de EE. UU. en 1500 era de 10 a 17millones. En 1950, apenas quedaban 200.000 personas registradas como indígenas.
T5. Canadá y sus Pueblos originarios por provincia y territorio
- Columbia Británica
En 1500, la región contaba con cerca de 200.000 indígenas de pueblos como los haida, tsilhqot’in y salish. En 1950, quedaban apenas 35.000.
- Ontario
Con más de 100.000 anishinaabe, hurones y cree en 1500, en 1950 quedaban solo 25.000.
- Quebec
De 90.000 pueblos innu, algonquinos y mohawk en 1500, la población bajó a 20.000 en 1950.
- Alberta
Cerca de 80.000 indígenas, como los blackfoot y dene, vivían en Alberta. En 1950, quedaban 15.000.
- Manitoba
Con unos 70.000 originarios en 1500, como los cree y ojibwa, la cifra cayó a 18.000.
- Saskatchewan
Se estiman 60.000 indígenas en 1500. En 1950, no quedaban más de 14.000.
- Terranova y Labrador
En 1500 vivían unos 40.000 beothuk e inuit. En 1950 quedaban menos de 5.000. El pueblo beothuk fue declarado extinto.
- Yukon y Territorios del Noroeste
Con 60.000 originarios en 1500, especialmente inuit y dene, en 1950 se contaban 12.000.
- Nueva Escocia y New Brunswick
Territorio mi’kmaq y maliseet, con cerca de 30.000 indígenas en 1500. En 1950, menos de 4.000.
“Canadá completo”
“En 1500, vivían entre 700.000 y 1.000.000 de pueblos originarios. En 1950, no quedaban más de 90.000. La pérdida demográfica fue del 75 al 95% en la mayoría de las regiones. Más de 500 pueblos, idiomas y territorios fueron arrasados.”
- Estados Unidos y Canadá construyeron su prosperidad sobre un mapa de cicatrices.
Lo que hoy se llama “desarrollo” fue, durante siglos, un proceso de saqueo sistemático disfrazado de progreso.
De los minerales que alimentaron sus fábricas que sostienen sus imperios energéticos, todo, todo ello se edificó sobre la extracción y el exterminio.
La naturaleza fue tratada como almacén, los pueblos como obstáculos y el territorio como mercancía.
Pero la factura del saqueo siempre llega, aunque tarde. Los incendios forestales, los ríos contaminados y las comunidades desplazadas no son accidentes y si son los ecos de un modelo del pasado que con el poder de espadas y rifles se apropió de todo lo que no les pertenece.
Mientras persista esa lógica de conquista (ahora digital, verde o corporativa), el colonialismo seguirá vivo, solo que con un nuevo rostro y la misma voracidad.
La historia de ambos países recuerda una verdad ancestral y es que ninguna civilización puede sostenerse eternamente sobre lo que destruye….
Bibliografía
- “Dunbar-Ortiz, Roxanne”. An Indigenous Peoples’ History of the United States. Beacon Press, 2014.
(Una de las obras más influyentes sobre la colonización, el genocidio indígena y la expansión imperial de EE. UU.)
- “Simpson, Leanne Betasamosake”. As We Have Always Done: Indigenous Freedom through Radical Resistance. University of Minnesota Press, 2017.
(Reflexión crítica sobre la resistencia indígena contemporánea en Canadá frente al capitalismo extractivo.)
- “Saul, John Ralston”. A Fair Country: Telling Truths about Canada. Viking Canada, 2008.
(Desmonta el mito del Canadá “liberal y justo”, explorando la raíz colonial del Estado moderno.)
- “Whyte, Kyle Powys”. “Indigenous Climate Change Studies: Indigenizing Futures, Decolonizing the Anthropocene.” English Language Notes, vol. 55, no. 1, 2017.
(Análisis del vínculo entre crisis climática, colonialismo y desposesión de pueblos originarios.)
- “Grandin, Greg”. Empire of Necessity: Slavery, Freedom, and Deception in the New World. Metropolitan Books, 2014.
(Amplía la mirada sobre el imperio estadounidense y su expansión económica basada en trabajo forzado y materias primas.)
- “Klein, Naomi”. This Changes Everything: Capitalism vs. The Climate. Simon & Schuster, 2014.
(Conecta la historia extractiva del norte global con la actual crisis ambiental y las nuevas formas de colonialismo energético.)
Mauricio Herrera Kahn
Nota original en: PRESSENZA.COM




