El 45 por ciento de los empleados de Rosario trabaja «en negro» y no registra aportes jubilatorios de acuerdo a una última medición del Indec… que arroja además que en ocho provincias -encabezadas por Tucumán- ese índice ya supera el 50 por ciento, la mitad de los asalariados. Los números para Rosario indican, según el organismo encuestador, un universo de 312.800 empleados de los cuales 172.600 (el 55,2 por ciento) gozan de aportes y 139.700 (el 44,7%) no.
La situación es más grave en la ciudad de Santa Fe y expresa la crisis de la actividad privada de la capital provincial teniendo en cuenta el dominio del empleo público que eleva el promedio del cumplimiento de contribuciones. De 107.850 empleados, 57.400 (el 53,2%) están en blanco y 50.457 (46,8%, 2,1 puntos por encima de Rosario) trabaja en negro.
Los índices que presenta Rosario se empardan prácticamente con el promedio nacional: 44,2 por ciento. Esto equivale en el país a 3,7 millones de empleados no registrados, una cifra récord lejana al 25/30 por ciento de comienzos de los 90. Y marca un salto respecto de la medición del récord anterior del 39%, en mayo de 2001.
Si a esos 3,7 millones de asalariados sin cobertura social que existen en el país se suman los 2,7 millones de desocupados, hay seis millones de trabajadores al margen de la seguridad social; es decir, sin derecho a jubilación y pensión, al cobro de salario familiar y a la atención médica de la obra social.
El secretario de Trabajo de Santa Fe, Oscar Ercoli, explicó por qué el empleo en negro tiende a aumentar pese a que en la provincia, desde agosto de 2002, «todos los meses hay más ingresos que despidos de personal». Este aumento de los trabajadores no registrados, según funcionarios nacionales, se entiende por una reducción de los empleos en blanco y también porque subió la cantidad de beneficiarios del plan Jefas/Jefes de Hogar, que realizan alguna actividad laboral y no cuentan con seguridad social.
En la provincia de Santa Fe 180 mil personas cobran el subsidio del Estado, de 150 Lecop, 60 mil de las cuales pertenecen a Rosario.
Un nuevo estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló que en América Latina la economía subterránea es mucho más que un asterisco de la actividad económica: el 46 por ciento de la fuerza del trabajo son trabajadores informales («vendedores callejeros, pequeñas industrias hogareñas, proveedores de servicios sin licencia») y también el 70 por ciento de los nuevos empleos que se crean. Conclusión: un gran número de trabajadores no puede acceder a créditos para invertir en microempresas porque no tiene títulos de propiedad reconocidos.
Un especialista
El abogado laboralista Jorge Elías opinó que en el problema «influye mucho sobre la competencia ruinosa de las empresas que achican costos y no pagan aportes» y que el fenómeno no se reduce a firmas pequeñas y medianas, sino que «incluye a las grandes, que generalmente son las más controladas por el Estado: sucede que éstas tercerizan o derivan a subcontratistas que no hacen las contribuciones. Y lo saben».
«Otras veces hasta eluden al propio Estado frente a sus narices -aseguró Elías-, como el caso de los hospitales provinciales que tienen el servicio de cocina privatizado: esos trabajadores están en negro, entran y salen todos los días de un hospital público y el Estado no se da cuenta».
El especialista dijo que «al trabajo en negro lo termina padeciendo toda la población. Entre otras cuestiones, porque desfinancia el sistema de seguridad social que se queda sin dinero para aumentarle a los jubilados; y también porque los trabajadores sin obra social terminan atendiéndose en el hospital público que es sostenido por el grueso de población». Para Elías, la responsabilidad mayor es del «modelo liberal menemista que destruyó los puestos de trabajo y empobreció a la población, razón por la cual quienes hoy hacen cola por un empleo aceptan prácticamente cualquier condición. Un trabajador en negro no reclama el blanqueo hasta el día en que lo despiden; décadas atrás eso no era así».
«Empresarios y beneficiarios de los planes resisten el blanqueo»
El secretario de Trabajo de Santa Fe, Oscar Ercoli, aseguró que desde hace seis meses los ingresos de personal superan a los despidos («lo marcan claramente las estadísticas», acotó), pero pese a ello el trabajo en negro igual tiende a aumentar.
¿Cuáles son las causas? «Primero y principal, la inseguridad e incertidumbre que sienten los empresarios provoca que le escapen a las normativas, a ajustarse y comprometerse con la legislación laboral», enumeró. «Y segundo, que los beneficiarios del plan jefes de hogar creen que si blanquean una ocupación pierden el plan. Tanto unos como otros, lo resisten».
El funcionario reutemista manifestó comprender las razones que maduran los dos sectores, pero consideró que «en parte están equivocados, ya que si el empleador toma a un jefe de hogar y lo inscribe se ahorra durante seis meses 150 pesos del sueldo y los aportes. Y el beneficiario del plan tampoco se cae del padrón».
Oriundo de Villa Gobernador Gálvez, Ercoli fue designado la semana pasada, por votación, presidente del organismo oficial nacional Consejo Federal del Trabajo (CFT), creado por ley, que también integra la ministra Graciela Camaño. «Fue un premio para Santa Fe, entre otras cosas por la prolijidad en la implementación de los planes laborales», dijo. Como tal se reunió con la CGT oficial que lidera Rodolfo Daer y la Unión Industrial Argentina (UIA) para debatir la incorporación del aumento de 150 pesos al salario básico.
Señaló que «el trabajo en negro tiene directa relación con la economía en negro; siempre van de la mano y muestran los mismos porcentajes». Opinó que al estar por delante un calendario electoral y un escenario político de alguna manera incierto «la duda de muchos empresarios es cuándo podría producirse la ruptura del contrato laboral con los empleados que tomen y las indemnizaciones que deban afrontar». Y que eso en cierta medida «los paraliza». «Es por eso que muchos prefieren aumentar horas extras que a contratar gente», ilustró.
Con relación a los sectores que mayor mano de obra tomaron en los últimos meses apuntó particularmente a «la zona de San Lorenzo, que mostró un pico en la construcción y metalurgia». Pero que también «el comercio viene creciendo sostenidamente desde hace tres meses». El funcionario consideró «una pena» las marcas alcanzadas por la Argentina tanto de trabajo en negro como desocupación, «y mucho más cuando el salario ha perdido tanto peso y protagonismo en la estructura de producción».
«Ya no hay más flexibilización que hacer, sumar empleados no les cuesta tanto a los empleadores, y sin embargo no los inscriben, no se logran grandes avances».
En ese sentido, manifestó su disgusto con «muchos sectores exportadores a los que les está yendo bien y sin embargo se hacen los distraídos para aumentar los salarios», siendo que «cuando anduvieron mal pidieron reducir horas de trabajo y disponer suspensiones. Y los gremios accedieron».
El secretario manifestó el convencimiento de que el nuevo gobierno elegido por la ciudadanía «podrá con habilidad despejar el horizonte y crear las condiciones para revertir el problema laboral. Ojalá Argentina tenga reservado ese camino», imploró.