Luego de lograr la aprobación por parte del Juzgado de Santa Fe de las afiliaciones exigidas para esa provincia, el Partido Humanista (PH) de Argentina sostuvo su personería jurídico-política a nivel nacional dado que cuenta con cinco distritos reconocidos legalmente: Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Santa Fe.
Con mucha fuerza militante y espíritu voluntario de los activistas humanistas, dispuestos a continuar su participación en el campo político, se lograron las afiliaciones que la nueva Ley de Partidos Políticos exige. En distritos como Tucumán, Mendoza, Entre Ríos, entre otros, los partidos Humanistas de esos lugares están trabajando para lograr las personerías provinciales o comunales.
Al respecto, la Secretaria General de la organización, Bernardita Zalisñak, sostuvo: "El Partido Humanista es un ejemplo político, porque no persigue el poder como fin en sí mismo, sino para producir las transformaciones necesarias para que la gente mejore sus condiciones de vida. Nunca se sirvió de manipulaciones ni extorsiones, nunca se vendió a otros partidos ni a los dueños del capital, sino que siempre apostó a la participación voluntaria y consciente de gente común, que cree que su accionar y participación contribuye al conjunto social, siendo un ejemplo de militancia y democracia real.”
El PH fue el primer partido fundado luego de la recuperación democrática en Argentina. Lleva 26 años de permanencia, y sin respaldos de ningún poder, transitó las crisis de la década del 80´ con un programa político hecho por la gente a partir de consultas directas a la población sobre las problemáticas más acuciantes que estaba viviendo el país; en los"apolíticos" 90´, mientras los partidos desaparecían o se convertían en "fusiones empresarias", el humanismo mostraba, sin disfraces, que era necesario hacer política como una forma no violenta de lucha, contra el enemigo público principal: el capital financiero internacional que se llevaba todo puesto. “Hoy vuelve a superar un nuevo desafío, frente a una reforma política que hizo tambalear su personería jurídica nacional, demostrando que no es un sello de goma como tantos que van a desaparecer. El incomparable espíritu militante de su gente, la mística propia, y la coherencia ideológica en la acción, nos proporciona un estilo y una forma de hacer política que es un ejemplo de democracia real”, concluyó Zalisñak