El gobierno provincial endureció su posición frente al conflicto docente y como una «señal de autoridad» ratificó el descuento del presentismo a los huelguistas y lo extendió a todas las medidas de fuerza desarrolladas y a implementarse este mes, incluso el paro de 24 horas del miércoles 1º de septiembre y a la protesta de 72 horas anunciada por la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé) para la semana próxima. Así lo ratificaron la ministra de Educación, Carola Nin, y el ministro coordinador de Gabinete provincial, Julio Barberis.
El gremio, en tanto, considera que la decisión de descontar el presentismo es «extorsiva», e insiste con que la provincia puede mejorar su oferta.
«Dentro de nuestra sorpresa estamos evaluando las alternativas que tenemos», dijo ayer a La Capital Barberis, quien junto a Nin participó en las principales negociaciones que naufragaron ante la intransigencia de la asamblea docente del miércoles último en la que decidió rechazar la propuesta de recomposición salarial formulada por la Casa Gris y se ratificó las medidas de fuerza anunciadas.
Fuentes bien informadas del gobierno dijeron a este diario que no resultó azaroso que la ministra Nin haya sido la encargada de hacer pública la represalia acordada tras la resolución de la asamblea de Amsafé. Siendo la principal voz del gobierno la de la funcionaria, se habría buscado transmitir una suerte de ratificación de su persona en el cargo y aventar de ese modo cualquier especulación inmediata o futura sobre su estabilidad en el mando de la cartera educativa, sin importar que en su gestión esté enfrentando las primeras huelgas de maestros en más de cuatro años.
«A veces uno mira las cosas desde una óptica determinada, que es la que implica la responsabilidad de gobernar, y visto el acuerdo al que habíamos arribado en marzo y este esfuerzo de la provincia, nos pareció que íbamos a tener otro trato», se quejó el ministro coordinador, y llamó a «deponer las actitudes que no colaboren con la solución del conflicto». Esto último pareció una alusión a la principal dificultad que, dicen las fuentes consultadas, se encuentra el gobierno para afrontar cualquier salida: la falta de un interlocutor.
En el gobierno creen (y lo dicen, aunque en off the record), que el gremio docente «está quebrado» y que la dirigencia se vio sobrepasada por las demandas y posiciones internas encontradas que han condicionado la actitud del sector. «A Tessa lo corre la seccional Rosario, que no le responde y lo obliga a adoptar posturas desde la que no se hace ninguna ponderación de lo razonable. La conducción de Amsafé sabe bien que los números públicos son los mismos que los de marzo o que detrás de sus planteos vienen los de otros sectores, pero tuvieron que optar entre el riesgo de que se le partiera el sindicato o la intransigencia de la posición adoptada», fue el análisis de un funcionario del Ministerio de Educación que reclamó reserva.
En consonancia, Barberis se había declarado horas antes consciente de que la oferta de mejora salarial «no satisfacía plenamente las demandas», pero que «se estaba marcando un camino con un importante aporte para este momento. Este es el máximo de lo posible, por lo tanto es un gesto que debió ser tenido en cuenta de otra manera». Fue entonces cuando exhortó a «deponer las actitudes que no colaboren con la solución del conflicto, porque la actitud de diálogo tiene que ser continua y no tiene que estar personalizada».
Según pudo saber este diario la estrategia gubernamental pasará por los siguientes pasos: no habrá novedades en los próximos días en los que se mantendrá abierto el diálogo pero a la espera de que los docentes se avengan a conversar sobre la base de ninguna oferta ni piso de discusión. Se descontará el presentismo a los docentes huelguistas. Se llevará adelante una profusa campaña en los medios de prensa de la posición del gobierno. Y, fundamentalmente, se esperara a que los maestros «entren en el callejón sin salida al que se empeñan en dirigirse. ¿Qué harán después del paro de tres días? ¿Qué le van a decir a los padres cuando comiencen a sentirse en los hogares las consecuencias del no dictado de clases?», resumió el mismo funcionario de Educación consultado.
Fuente: diario La Capital