Por sus salones pasaron el rey Juan Carlos y la reina Sofía de España, Federico García Lorca y José Ortega y Gasset. Durante mucho tiempo llevó el mote de «la casa grande de los españoles» o «la cuarta carabela» y desde sus orígenes fue el punto de encuentro de la aristocracia vernácula. Exactamente 120 años después, el Club Español atesora gran parte de la historia cultural de la ciudad y, como parte de sus festejos, abre las puertas del edificio que en el 99 fue declarado patrimonio histórico y cultural de la provincia. Todo comenzó el 8 de octubre de 1882, en la cafetería del desaparecido Teatro Odeón (Mitre al 500). Un aviso publicado en los diarios del día anterior convocaba a una reunión para crear en la ciudad un «local donde reunirse y cimentar los lazos de unión entre los hijos de Iberia».
La respuesta no se hizo esperar: unas 200 personas asistieron a la fundación del Centro Español que, al poco tiempo, tomó el nombre de Club Español.
Su actual sede de Rioja 1052 tiene una historia un poco más reciente. La mansión se inauguró en 1916. El edificio de tres plantas fue construido por el catalán Francisco Roca, quien levantó también las tiendas La Favorita y La Europea.
En sus primeros años, sus salones sirvieron para el encuentro de la aristocracia local. Durante la Guerra Civil Española fue testigo de interminables debates sobre la situación europea. Ya sobre la década del 80, fue el lugar elegido por los estudiantes secundarios que realizaban bailes con el objetivo de juntar fondos para el viaje de estudios.
Visitantes ilustres
Y, obviamente, cada uno de estos eventos dejaron sus huellas. Entre las firmas estampadas en su Libro de Oro figuran las de los reyes de España, Jacinto Benavente, Amadeo Vives, Belisario Roldán y José Ortega y Gasset. El 10 de octubre de 1932, García Lorca visitó sus salones, tocó el piano, recitó poesías y también dejó su autógrafo.
Pero si de buscar anécdotas se trata ninguna es mejor que la fiesta de despedida que se realizó después de la primera visita de la Fragata Sarmiento a la ciudad, en enero de 1932. La celebración no debía extenderse más de las 21, porque la nave debía zarpar a las 24. Pero las 1.500 personas que participaron del evento no permitieron que esto sucediera. Y el presidente del club fue el encargado de disuadir al capitán de la fragata. «Señor, usted es ahora el comandante de la Sarmiento, disponga nomás», fue la respuesta que encontró. Y el baile se prolongó hasta las primeras horas del día siguiente.
Actualmente, en la sede del club funciona el Centro de Residentes Españoles, y las oficinas del Centro Castilla, el Cántabro, el Canario, y la Federación de Ajedrez. En su salón de fiestas, las 17 asociaciones españolas celebran sus aniversarios, y se enseñan danzas y bailes de la península.