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China está llevando la sostenibilidad energética a un nivel completamente nuevo con la construcción de la «Gran Muralla Solar» en el desierto de Kubuqi. Este ambicioso proyecto no solo tiene el potencial de abastecer de electricidad a Pekín y sus alrededores, sino que también apunta a combatir la desertificación y reducir significativamente las emisiones de carbono.
Un proyecto de la Gran Muralla Solar de China
El desierto de Kubuqi, ubicado en el noroeste de China, es el escenario de un megaproyecto de energía solar que transformará la región en un epicentro de energía limpia. La «Gran Muralla Solar» abarcará 400 kilómetros de largo y 5 kilómetros de ancho, con una capacidad máxima proyectada de 100 gigavatios (GW).
Actualmente, ya se han instalado 5,42 GW de capacidad en la planta, que aprovecha las más de 3.100 horas anuales de luz solar que recibe el desierto. Para el año 2030, cuando se espera que el proyecto esté completamente operativo, se calcula que generará alrededor de 180.000 millones de kilovatios hora (kWh) de electricidad por año. Esta cifra es significativamente mayor que la de cualquier planta solar existente en el mundo.
Con esta capacidad, el parque solar será capaz de abastecer a Pekín, una ciudad que en 2023 consumió 135.800 millones de kWh, y aún tendría suficiente energía para cubrir las necesidades de las áreas circundantes. Este avance no solo asegura el suministro energético de la capital, sino que también posiciona a China como líder en la adopción de energías renovables.
Impacto ambiental y social
El impacto de la «Gran Muralla Solar» en China va más allá de la generación de electricidad. Uno de sus objetivos es reducir las emisiones de carbono en la región. Según Li Kai, funcionario de la administración de energía en la Bandera de Dalad, se espera que el proyecto disminuya las emisiones en aproximadamente 31,3 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
Además, la instalación de los paneles solares contribuye a mitigar la desertificación en el desierto de Kubuqi. La sombra proporcionada por los paneles puede frenar el movimiento de las dunas, fijar la arena y crear condiciones más favorables para el crecimiento de plantas. En las últimas décadas, proyectos similares han permitido que un tercio del desierto recupere su vegetación, y la Gran Muralla Solar planea expandir este éxito a 27 millones de hectáreas.
Este enfoque holístico demuestra cómo las energías renovables pueden integrarse con estrategias de restauración ambiental, creando un beneficio doble: combatir el cambio climático mientras se restaura el equilibrio ecológico en áreas afectadas por la desertificación.
Lucha contra el cambio climático
China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, enfrenta un desafío monumental en la transición hacia un futuro más sostenible. Sin embargo, proyectos como la «Gran Muralla Solar» representan un cambio de paradigma.
Con su capacidad para generar energía limpia y su impacto positivo en el medio ambiente, esta planta solar es un ejemplo del tipo de iniciativas necesarias para cumplir con los compromisos globales de reducción de emisiones.
Además, la escala y ambición del proyecto posicionan a China como líder en la innovación energética global. A medida que otros países buscan formas de adoptar energías renovables, la experiencia y los aprendizajes de la Gran Muralla Solar pueden servir como modelo para proyectos similares en regiones áridas de todo el mundo.
Si tiene éxito, no solo transformará el desierto de Kubuqi, sino que también inspirará a otras naciones a seguir el ejemplo, demostrando que la tecnología, cuando se combina con la visión y la voluntad política, puede ser una poderosa herramienta para construir un futuro más sostenible.
Referencia:
- China Daily/’Solar Great Wall’ could power Beijing by 2030. Link.
Fuente: CerebroDigital.net