Esta vez, el éxito y las sonrisas hicieron un pacto. Fueron compinches para distinguir con la victoria a Central. Después de siete partidos que lo habían sumido en la perplejidad y obligado a una profunda mirada introspectiva, el equipo de Zof halló su traspapelada cédula de identidad futbolística. Y lo hizo ante un incordio de contrincante como Instituto, que fecha tras fecha camina por la cornisa del descenso.
Villa acaba de recibir el centro de Alemanno y anota de cabeza. |
Los canallas retomaron su velocidad crucero de equipo con aspiraciones y construyeron una actuación convincente. Un triunfo que les entregó la posibilidad de liberarse de esos fantasmas que los perseguían. Es que necesitaban volver a sentirse capaces de controlar un partido y así reforzar la candidatura a la clasificación a las copas.
Quizás Central haya esperado vérselas ante un rival dispuesto a llevárselo por delante. Como vio que eso no ocurría, se animó hasta imponer su juego. Tampoco se abandonó a su suerte cuando las cosas no le salieron y forjó su destino con un despliegue y una determinación para el aplauso. Es probable que Instituto haya incurrido en un exceso de confianza, que se haya creído que todo estaba resuelto con la formidable tijera de Raymonda.
Pero Central nunca desmayó en su intento por enfrentar con autoridad esa contingencia. Allí radicó su principal virtud. Porque controló vía Raldes y Leonforte el espacio aéreo que ocupaba Daniel Jiménez y con la pelota le daba vivacidad por las bandas. Para ello fue vital el aporte de Alemanno y Villa, que nunca dejaron que Barone y Pagés hicieran un surco por sus andariveles y terminaran la jugada con un pelotazo a la cabeza de Miliki.
Arruinado el sistema nervioso adversario, el conjunto de Zof empezó a escribir su propia historia. Los lujos no pasaron por su fútbol, sino por la serenidad y aplicación para hacer en el partido lo que más le convenía. En el empate de Villa, le dio de probar a Instituto de su propia medicina. Pero así como ese tanto puede catalogarse como made in Instituto, la jugada previa al penal que convirtió Ferrari fue de auténtica marca canalla.
Antes de eso, Zof se dio cuenta de que igual tenía una fortuna en las manos y por eso mandó al terreno a Moreira para amurallar la mitad de la cancha. Pareció un recaudo excesivo, pero luego el trámite le daría la razón porque el Ricki clausuró las subidas de Peralta. Además Raymonda ya no tenía tanta injerencia y a esa altura a Instituto lo guiaba la desesperación, y sólo atinaba calmar la bronca de su gente con alguna acción heroica, que nunca llegó.
Por eso Central terminó con una imagen de equipo seguro, un rasgo infrecuente para lo que venía acostumbrando a sus hinchas. Si hasta parecía que le iban a faltar partidos y fútbol para clasificar a alguna copa. Pero ayer fue el reverso de esa tendencia. Porque a su triunfo le sobró suficiencia. Porque pasó de estar con los pelos de punta por la injusta derrota parcial, a tener un partido bajo la suela y a asomar su cabeza en la superficie.
Mauricio Tallone
Monges, con el pie derecho
El ingreso de Mauro Monges le hizo muy bien a Central. Sin hacer nada de otro mundo, el paraguayo le dio aplomo al equipo y si bien por sus características le quitó ritmo a los avances canallas, en la polémica maniobra que derivó en el penal de Caranta demostró la virtud de terminar la jugada. Se debía una actuación para destacar el paraguayo, porque después de sus bajas producciones y con las idas y venidas a destiempo con su selección, el cuerpo técnico había empezado a perderle credibilidad.
La tarde en la que Raldes borró de la cancha a Miliki
Daniel Jiménez era la gran preocupación canalla, pero el boliviano lo anuló
Central empezó a ganarle a Instituto a partir de su eje defensivo. Es que si Germán Leonforte y Ronald Raldes, en especial, hubiesen tenido una tarde para el olvido, era muy probable que los papeles se quemaran en un santiamén. Pero las presunciones quedaron hechas añicos por obra y gracia de la gran actuación del boliviano. Un verdadero titán que, por momentos, no le dejó ni oler la pelota a Miliki Jiménez.
En el primer centro llovido que cayó en el área de Central, Raldes desestabilizó con inteligencia al delantero. Esa acción no sólo molestó al grandote, sino que le dio la confianza necesaria al defensor para encarar las jugadas siguientes. Fue tan impecable su cobertura que empujó a Miliki al descontrol.
El atacante se la pasó discutiendo los fallos de Brazenas y nunca gravitó. Además, también merecen un párrafo aparte los aportes de Leonforte y Ledesma. Sobre todo el de Chirola, quien ayer armó una red de contención en el medio junto a Calgaro y no desentonó. Quizás se envició mucho con el traslado, cuestión que no es uno de sus fuertes, aunque las funciones distractivas y defensivas las llevó adelante. Por ejemplo, en cada pelota parada Ledesma se ubicó delante de Jiménez y cortinó a Raldes. Esta cobertura fue muy bien ensayada en la semana, cuando Miliki era una especie de maldición para la criticada defensa auriazul. Lo de Leonforte fue apenas discreto pero zafó. Igual, se valora que volvió a la titularidad luego de más de un año y le tocó bailar con la más fea.
Central también funcionó como una fuerza colectiva, en la que los volantes recitaron bien su libreto y los delanteros volvieron a generar peligro, como Emanuel Villa, quien cumplía el trabajo sucio y se prendía seguido en batallas estériles con los defensores de turno. Contra Instituto, la diferencia estuvo en que sumó su granito de arena con lo que más sabe: el gol.
Central logró reconvertirse como equipo. Luego de todas las alarmas que le habían sonado, dio con el analgésico para seguir encaramado en darle caza a a las copas Sudamericana y Libertadores.
Camino a las copas mucho más despejado
La victoria de Central no sólo cortó una racha de 7 partidos sin triunfos, sino que lo dejó muy bien parado en la recta final por la clasificación a las copas. Es que llegó a 57 puntos y alcanzó la línea de River, que lo supera por diferencia de gol (+13 contra +4) y hoy entraría a la primera fase (mal llamada repechaje) de la Libertadores 2006.
Por lo tanto, si el domingo Central vence al muletto que presentaría River en el Gigante, habrá dado un paso gigantesco para lograr el pasaporte sudamericano y dejaría afuera al equipo millonario de la próxima edición, salvo que gane la actual.
Newell’s (campeón del Apertura) y Vélez ya están adentro de la Libertadores 2006. Y los dos mejores ubicados que los acompañarían hoy son Estudiantes (60) y Racing (58), aunque los canallas enfrentarán en la última fecha a los pinchas y hasta podrían entrar directamente a la segunda fase.
El panorama en la Sudamericana luce más despejado. Hoy Central está clasificado junto con Racing (58), Newell’s (59), Estudiantes (60) y Vélez (69), estos dos últimos con sus tickets ya asegurados. Además se distanció mucho de Arsenal (53), Banfield (52) y Colón (52). Y sigue latente la posibilidad de que haya clásico en la primera fase, si supera a Racing o si se mantiene así y Newell’s hace lo propio con Estudiantes.
Caranta le ganó a Monges pero Brazenas vio penal
El arquero no le comete falta al volante paraguayo. |
La jugada más polémica de la tarde en Alta Córdoba fue sin dudas la del penal que sancionó Gabriel Brazenas por una supuesta infracción de Mauricio Caranta al paraguayo Mauro Monges, que derivó en el gol de la victoria de Central a través del remate al medio de Paulo Ferrari. Quizás la brusquedad con la que el arquero de Instituto fue a buscar la pelota confundió la interpretación de más de uno y en la cancha, a primera vista, se pensó que la falta había existido. Lo cierto es que las imágenes de televisión que se vieron por la noche condenaron la sanción de Brazenas.
En las imágenes se ve con claridad que Caranta cruzó con vehemencia al volante de Central pero en ningún momento se lo llevó puesto. De hecho, el arquero rechazó la pelota hacia uno de los laterales. En cambio, si hubiera tocado nada más que al jugador, la pelota seguramente se hubiera ido por la línea de fondo.
Por esta acción, los hinchas de Instituto montaron en cólera y empezaron a insultar en todos los colores al árbitro y los mismos jugadores locales también le reclamaron mucho. Fue un momento desagradable, en el que se pensó en lo peor porque los simpatizantes cordobeses intentaron tirar abajo el alambrado.
Por suerte, la cosa no pasó a mayores y Brazenas sólo se llevó de Córdoba el repudio verbal de la gente.
Zof: «Supimos darlo vuelta»
Para el entrenador auriazul, el equipo «se pareció al de las primeras fechas»
Esta vez el vestuario de Central no fue un concierto de excusas y explicaciones para camuflar un mal resultado. Esta vez hubo risas por doquier, cánticos y el festejo puertas adentro de un plantel que vivió la victoria contra Instituto como si fuera la final del mundo.
La alegría le surcó el rostro hasta a Angel Tulio Zof. Estaba tan contento el técnico canalla que ni esperó la orden de atender los periodistas. En el día del padre, don Angel apeló a su costado paternal para definir la actuación de sus pibes. «Por fin, ganamos. Cuánto nos hacía falta este triunfo. Los pibes jugaron como en las primeras fechas. Mordieron, rasparon y cuando tuvieron la pelota la jugaron con criterio. Hoy Central fue otro. Y eso que arrancó perdiendo. Pero supo qué hacer para darlo vuelta», fue la explicación que entregó el técnico canalla.
Zof rescató los trabajos de Villa y Alemanno, pero puso especial acento para destacar la impecable producción de Ronald Raldes. «El jugador de la cancha fue Raldes. Controló de arriba, de abajo y siempre estuvo firme para marcar a Miliki (por Jiménez). No me sorprende porque es un jugador de categoría internacional», elogió a su dirigido.
El entrenador también ensayó una suerte de repaso de las principales jugadas que ofertó el partido y la del penal de Caranta a Monges tampoco distorsionó su sosegado discurso. «Desde el lugar en donde estamos nosotros vimos claro que fue penal. Además le pregunté al jugador y me dijo que el arquero lo había tocado. Le tengo que creer, no (risas)», explicó con ese toque de ironía indefenso que tan bien le sale.
En tanto, Ariel Cuffaro Russo intentó ponerle freno a la euforia auriazul. Aunque su intención se cayó como un castillo de arena a la hora de la enumerar de las virtudes que acumularon sus dirigidos. «El equipo ya había insinuado su recuperación en la fecha anterior contra Argentinos. Si bien no ganamos, se notaba que podía levantar el nivel en cualquier momento. Y hoy (por ayer), por suerte, se confirmó eso», afirmó el entrenador.
Ferrari: «Dudé dónde patear el penal»
Paulo Ferrari es el encargado de patear los penales en Central. Por eso, apenas Gabriel Brazenas marcó la infracción adentro del área, el Loncho salió disparado desde la defensa para agarrar la pelota. Nadie se animó a primerearlo. «Quería patearlo sí o sí. Por eso salí corriendo, no quería perdérmelo por nada del mundo», contó el lateral. Y agregó: «Tenía decidido patear donde finalmente lo pateé. Pero como Caranta es de moverse mucho, también dudé. Por suerte la pelota entró en el lugar que había elegido».
Fuente: diario La Capital