Se trata del merendero «El Sol», ubicado en Capitán Bermúdez. Un emprendimiento solidario que lleva adelante Eva junto a su familia, quienes desde hace dos semanas no pueden dar las raciones de comida de los sábados y la copa de leche de los viernes.
(Rosario 3) – El 26 agosto de este 2019 “El Sol”, ubicado en calle Pellegrini 310 bis de Barrio Quinta de la localidad de Capitán Bermúdez, va a cumplir cinco años. Desde sus inicios brinda comida y leche a las familias del barrio, pero desde hace dos semanas ya no tienen con qué. Eva, quien lo lleva adelante, puso en venta su auto para poder comprar alimentos ante la falta de donaciones.
“Son más de cien personas, unas cuarenta familias que vienen por algo para comer, en especial para los más chicos, pero cada vez tenemos menos para dar, y a veces nada” , cuenta con resignación Eva y agrega que “la crisis hizo que crecieran los pedidos de ayuda y ya no solo se acercan los vecinos de acá, vienen de otros barrios como Copello o Batallán”. Esta realidad se suma a que cada vez les cuesta más conseguir los insumos para poder cocinar y el resultado de esta situación fue el peor: “Desde hace dos semanas no podemos dar la leche y la comida no alcanza”, comentó la mujer.
Eva y su lucha
La historia de este merendero fue conocida hace cerca de dos años, cuando también su impulsora tuvo que salir a solicitar ayuda para poder mantener este emprendimiento solidario.
La vida de Eva no fue sencilla. De Rosario se mudó hace años a esa zona de la vecina ciudad escapando de situaciones de peligro, según mencionó. En su casa de Capitán Bermúdez ella y su familia comenzaron a escribir una nueva historia y se estremecieron al ver la pobreza y falta de recursos de familias en su mayoría llevadas adelante por mujeres con muchos niños. Así nació el merendero el “Sol”.
Pero desde hace un tiempo “lo difícil se está haciendo casi imposible”, dice. Cada fin de semana es una odisea a la hora de “saber si se tienen o no la cantidad de alimentos necesarios para asistir a tantas familias que llegan con sus ollas o tuppers” cuando el olor a guiso comienza a inundar las calles de tierra de ese barrio apartado.
Eva sigue adelante a pesar de todo. Incluso cuando los golpes de la vida son de lo más crueles. Como el trágico hecho del domingo 23 de septiembre del 2018, cuando cerca de las 20.30 Marcelo, su hermano, circulaba por la autopista Rosario-Santa Fe junto a su esposa e hijos. En el kilómetro 4 a la altura de Granadero Baigorria fue impactado de frente por un Ford K que, por motivos que se desconocen, se cruzó de carril. Ambos conductores fallecieron en el lugar. El dolor fue enorme y se sumó una injusticia, cuando ella estaba en el velorio de su hermano. le entraron a robaron a su casa, “se llevaron incluso muchas de las cosas del merendero y gran parte de la mercadería” que tenían en aquel momento. Más allá de todo y sabiendo que tal vez los delincuentes no eran de lejos, siguió adelante con su acción solidaria.
El merendero hoy
“Desde hace dos meses ya no tenemos la mercadería suficiente para hacer la comida. A veces en una distribuidora nos daban un poco de arroz y harina de maíz, pero cada vez fue menos y menos y ya no alcanza”, contó con congoja.
“Nosotros dábamos una vez a la semana la leche y otro día la comida pero desde hace un tiempo solo podíamos llegar a un día, que son los que los chicos no tienen otro lugar donde poder conseguir alimento”, describió.
“Es triste que vengan a buscar para comer y no tengamos para dar, es por eso que pusimos el auto en venta. Cada vez cuesta más y hay días que ya no podemos”, explica en relación a la puesta en venta del auto familiar, un Europa 128 modelo 81, “necesitamos la plata para poder comprar mercaderías, los chicos viene golpean las manitos, preguntan si les podemos dar algo para comer y me da una pena terrible decirles que no podemos hacer la comida porque no tenemos con qué”.
“No necesitamos grandes cosas pero para nosotros es mucho. Ya no tenemos fideos, harina de maíz, sal, aceite, salsas de tomate… Solo quien nos dona el pollo nos ayuda, pero sin los fideos o el arroz para hacer los guisos no alcanza para estirar las raciones”, comenta.
En relación a la venta del auto, comentó que “es la última opción para poder mantener el lugar, pero la falta de dinero se nota y mucho, solo me lo quieren cambiar por motos, hacer trueque, pero nosotros necesitamos la plata para comprar comida”.
Según Eva “con el dinero de la venta del auto se podría cubrir las necesidades por un tiempo y dejar de rogar que nos ayuden, pero no es fácil y tampoco una solución definitiva”.
En ese sentido expresó: “Necesitamos que quienes puedan se comprometan a darnos alimentos, el pollo lo tenemos todos los fines de semana pero sin lo demás no llegamos. Vienen más de cuarenta familias con ollas, fuentes o tupper para llevar algo caliente y comerlo en sus casas, en familia”.
“Quienes puedan colaborar con alimentos pueden comunicarse a mi celular 3415849416”, culmina diciendo Eva con la esperanza de poder volver a dar algo de comer aquellos que se acercan con la esperanza de un plato caliente.