
Aapresid, en alerta por el retroceso de la siembra directa: la labranza volvió al 20% de los lotes
Aapresid, en alerta por el retroceso de la siembra directa: la labranza volvió al 20% de los lotes
“El retroceso del 95% histórico al 82% actual de superficie bajo siembra directa debe leerse como una señal de alerta. El desafío es evitar decisiones reactivas que resuelvan una campaña, pero comprometan la sustentabilidad futura”.
Esta frase forma parte de un comunicado que emitió este lunes la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y que da cuenta de la preocupación que existe en la entidad por el retorno que han emprendido muchos productores y asesores hacia los métodos más tradicionales y antiguos de labranza convencional.
La discusión se alimentó en la última semana luego de que el agrónomo “récordman” de maíz, Ernesto Cruz, señalara que la siembra directa no alcanza para lograr altos rindes, porque produce entre otras cosas compactación de suelos; y también a raíz de quienes consideran que para combatir malezas, con el crecimiento de biotipos resistentes, es inevitable volver a remover los suelos.
En este marco, Infocampo dialogó la semana pasada con el presidente de Aapresid, Marcelo Torres, quien reconoció que con la siembra directa no alcanza, pero recordó que desde la entidad vienen formulando la necesidad de aplicar una “evolución” en el sistema, incorporando cultivos de servicio y una mayor rotación.
“El modelo hoy ya es muy diferente: está claro que con la siembra directa sola no alcanza”
SIEMBRA DIRECTA: EL ALERTA DE AAPRESID
“La siembra directa es sin dudas uno de los mayores hitos de la agricultura argentina: redujo la erosión y las emisiones GEI, mejoró la infiltración de agua y la productividad por hectárea y posicionó al país como referente global en conservación del suelo”, advirtió Aapresid.
Sin embargo, expresó que una estimación reciente de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) enciende luces de alerta: la superficie bajo siembra directa retrocede, y una de las principales causas, es la necesidad de controlar malezas.
Según la última encuesta de la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid, en la campaña 2024/25 un 18% de la superficie agrícola nacional se trabajó con algún tipo de labranza, mientras que el 82% se mantuvo en siembra directa.
El retroceso se hace más evidente en Entre Ríos, Chaco y Santa Fe, provincias donde la proporción de suelos removidos supera el 20%.
En Buenos Aires, Córdoba y Santiago del Estero, los porcentajes son menores, pero en términos absolutos representan valores altos dada la gran proporción de superficie agrícola que concentran.
MALEZAS, EL MOTOR DEL RETROCESO
El relevamiento de la REM también indagó en las razones detrás de esta práctica. El dato más contundente: la mitad de la superficie trabajada con labranza (53%) responde al control de malezas resistentes o tolerantes a herbicidas.
En provincias como Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe, esa proporción se acerca al 70% de los casos.
“Es decir, la lucha contra las malezas se convirtió en uno de los principales motivos por el cual se rompe la SD, comprometiendo décadas de construcción de un modelo sustentable”, reconoció Aapresid.
En este contexto, la Asociación hace foco en el reciente estudio que dio a conocer la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), en lotes con más de 20 años de siembra directa en Carlos Casares (Buenos Aires), en el que evaluó los efectos de la labranza ocasional sobre el banco de semillas de malezas.
La interpretación de Aapresid de los resultados es favorable a su opinión:
- Por un lado, no hubo una reducción significativa en la cantidad ni en la diversidad de malezas, sino que lo único que generó fue redistribución vertical de las semillas: algunas quedaron enterradas y pueden germinar en campañas futuras.
- El trabajo concluye que la labranza no representa una estrategia efectiva de manejo a largo plazo, aunque pueda dar una sensación momentánea de control.
Tras años de siembra directa y resistencia a herbicidas, resurge la labranza ocasional: ¿aliada o parche?
LO QUE SE PIERDE AL ROMPER LA SIEMBRA DIRECTA
Por estos motivos, para Aapresid “el uso de la labranza como solución rápida amenaza con desandar el camino recorrido. La pérdida de cobertura, la degradación de la estructura del suelo y la menor capacidad de infiltrar agua son impactos que tardan años en recuperarse”.
Para la REM, la clave está en no resignar la visión integral de la siembra directa y sostenerla con estrategias de diversificación de cultivos, incorporación de cultivos de servicio e intensificación de secuencias.
Allí es que consideró que “el retroceso del 95% histórico al 82% actual de superficie bajo SD debe leerse como una señal de alerta” y que “el desafío es evitar decisiones reactivas que resuelvan una campaña, pero comprometan la sustentabilidad futura.
“La agricultura argentina ya demostró que puede liderar en conservación de suelos. El reto ahora es sostener ese logro frente al avance de las malezas y la tentación de los atajos”, cerró.
Con información de INFOCAMPO
AGRONEGOCIOS.COM.AR