La subsecretaria de Cultura de la Nación, Magdalena Faillace, denunció ayer que existe «una campaña en contra» del III Congreso Internacional de la Lengua Española que se realizará en Rosario entre el 17 y el 20 de noviembre. Y por si esto fuera poco, el intendente Miguel Lifschitz sumó lo suyo: «Llama la atención que permanentemente surjan cuestiones que pongan en entredichos la organización de este evento», dijo, y relacionó la situación con «sectores que tienen celos porque no se realiza en Buenos Aires». Las palabras de ambos funcionarios llegaron horas después de que un diario porteño publicara que el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López Morales, puso en dudas la realización del encuentro por falta de dinero.
Según el académico, para la organización del congreso «se necesitan 1,5 millones de euros, y sólo llegaron 100 mil euros a la Argentina».
López Morales habló en la sede de la Academia Argentina de Letras, cuando presentó una investigación que pensaba exponer en el congreso. «Si hay congreso, porque se necesita dinero para pagarlo», indicó.
Sus observaciones no pasaron inadvertidas. Después de afirmar que los fondos y recursos que demanda la organización del encuentro están «completamente asegurados», la subsecretaria de Cultura de la Nación se despachó: «Hay una campaña en contra (del evento) que pone de relieve la falta de vocación para construir de algunos sectores».
Si bien Faillace no quiso precisar de qué grupos hablaba, un vocero de Cultura se animó a ir un poco más lejos. «Son las Academias de las Letras que actúan como una corporación. Primero se enojaron porque el congreso se realizaba en Rosario, después porque se cuestionó la inclusión de la lingüista (Nélida Donni de Mirande). No paran», se quejó.
De acuerdo a esta fuente, cuando López Morales cuestionó la falta de fondos para el congreso, el presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Barcia, estaba a su lado. «El (por Barcia) participa de las reuniones del comité ejecutivo, firma las actas, sabe que está hasta el último peso. Entonces, no entiendo por qué deja pasar estas cosas», apuntó.
La subsecretaria de Cultura de la Nación no fue la única en leer suspicacias detrás de los dichos del secretario de la Asociación de Academias de la Lengua Española. El intendente Lifschitz también se mostró sorprendido por la trascendencia que adquirió el asunto. «Llama la atención que se dé tanta dimensión a este tipo de declaraciones que sólo siembran confusión», señaló, y relacionó la cuestión con la molestia que causó en algunos grupos la elección de Rosario como sede del evento.
El subsecretario de Cultura de la provincia, Raúl Bertone, tampoco se quedó callado. «No sé si es una expresión de envidia porque el congreso se hace en Rosario o un problema político. Pero lo cierto es que se trata de una pirotecnia berreta porque a esta altura del partido decir que el congreso está en crisis es como poner un petardo», sentenció.
El funcionario, que forma parte de la comisión ejecutiva del encuentro, sostuvo que no falta dinero para su organización. «Yo no tengo ninguna duda al respecto. Vi las notas de importantes empresas comprometiendo donaciones de hasta 400 mil pesos; además, también están confirmados los pasajes de todos los participantes, que son el monto más importante que hay que cubrir», indicó.
Según se calcula, la organización del congreso demandará una inversión cercana a los 4 millones de pesos. Una cifra que «en última instancia no puede asustar a nadie, ni siquiera al municipio de Rosario», se agrandó Lifschitz.
El mismo cálculo hizo Bertone: «El congreso está respaldado por los gobiernos nacional, provincial y municipal, y si hay montos que faltan no hay ninguna duda que cualquiera de los tres estamentos puede aportarlos. Si no lo hace la Nación, lo hará la provincia».
Lo cierto es que desde que se anunció la realización del congreso en Rosario, allá por junio del año pasado, esta polémica no es la única que se ventila en los diarios porteños donde se cuestiona duramente a un sector de la organización del evento, más precisamente a los representantes del gobierno nacional, al que se acusa de parecer «más interesado en servir a consignas político-ideológicas que a cuidar los aspectos más estrictamente académicos del encuentro».
En este sentido también se señala que «la representación rosarina en el Congreso estaría significativamente sobredimensionada» y se denuncia la existencia de una tendencia a «impedir la participación de determinados intelectuales argentinos cuya ideología personal no resulta grata al pensamiento político del actual gobierno».
Más allá de esto, cuando el III Congreso de la Lengua se presentó en octubre pasado en la Casa Rosada, el presidente de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, dejó claro que «no hacer el congreso en la ciudad de Buenos Aires es una buena decisión», a la par que consideró que Rosario es una ciudad «con mucha vida cultural».
Y el embajador de España, Manuel Alabart, fue aún más explícito. «Este congreso será un éxito, aún mejor que los anteriores», indicó en abril de este año cuando visitó a Lifschitz para interiorizarse sobre la marcha de la organización del encuentro.
Fuente: diario La Capital