El futuro ministro de Gobierno rechaza la promoción de campañas de agitación. Lifschitz insistió con llamar al plebiscito y dijo que el tema no compete sólo a legisladores y especialistas… «Un debate serio y racional como el que pide el ministro (por Roberto Rosúa), no excluye para nada una consulta popular. Al contrario, se va enriquecer con el debate de la ciudadanía, de las entidades intermedias, la Universidad y los profesionales. El tema de la autonomía como el de la reforma constitucional no debe ser sólo de legisladores y especialistas, sino que tiene que participar la sociedad civil», disparó ayer el intendente Miguel Lifschitz.
De este modo, el mandatario rosarino salió al cruce de las declaraciones del futuro ministro de Gobierno de la provincia, Roberto Rosúa, quien descalificó el anuncio del jefe comunal de Rosario, de hacer un referéndum. «No hay que plantearlo como una campaña de agitación», dijo el futuro funcionario y llamó a hacer un debate «razonado y racional».
A propósito, Lifschitz insistió con la necesidad de hacer un gran debate público para definir los alcances de las facultades que podría tener la autonomía en Rosario. «Si hay consenso unánime, mejor. Pero si no lo hay servirá para discutir las diversas posiciones, para analizar ventajas y desventajas, en definitiva, para que todos podamos optar y elegir la mejor alternativa para la ciudad y para la provincia», reflexionó el titular del Palacio de los Leones.
Sin embargo, Lifschitz cree que la intención del futuro responsable de Gobierno está en consonancia con la suya. «Creo que hay voluntad de hacer una reforma profunda, así lo interpreto, más aún conociendo al doctor Rosúa, con quien podemos tener diferencias de matices en cuando a la metodología, pero no en este principio», argumentó.
Así, volvió a destacar que quiere una reforma que alcance a lo institucional, político, administrativo, económico y financiero: «Ni más ni menos que lo que establece el artículo 123 de la Constitución nacional y que se votó por unanimidad hace diez años».
Más aún, Lifschitz recalcó que Santa Fe fue pionera a la hora de conceder en 1921 las autonomías municipales a Rosario y a la capital provincial. «Setenta años después volvemos a discutir lo mismo, e incluso lo mismo que aprobó la Asamblea Nacional Constituyente de 1994», lamentó.
De todos modos, se mostró optimista porque el tema ocupa el primer lugar de la agenda del gobierno santafesino. «Me alegro mucho que todos estemos de acuerdo». Sin embargo, advirtió que la polémica desatada hace varios días puede demorar o truncar las reformas constitucionales que se están pidiendo. «No quisiera que demos dos o tres pasos adelante y nos quedemos a mitad de camino. Me preocuparía que se hagan pequeños cambios o modificaciones y que volvamos a dejar las grandes cuestiones de fondo», acotó.
Sin medias tintas Lifschitz descartó de plano que la burocracia capitalina sea responsable de frenar el proceso de cambio. «No, burocracia hay en todos lados. El problema es de los propios rosarinos, porque si todos los sectores y también los políticos, independientemente de que sean oficialistas u opositores, pensamos en grande nos vamos a poner de acuerdo, no tenemos dudas de que tenemos que trabajar en forma seria y razonable», remató.
fuente: diario La Capital