Las estrellas han iluminado el firmamento guiando a nuestros antepasados y a cientos de especies desde hace milenios.
Pero, ¿cuánto conoces acerca de ellas y su vida en el espacio? Nacen, mueren y se reproducen, así es su ciclo, pero hay algo más allá que impacta a los astrónomos.
Las estrellas son motores de energía cósmica que producen calor, luz, rayos ultravioleta, rayos X y otras formas de radiación. Están compuestas casi en su totalidad de gas y plasma, un estado de supercalentamiento de la materia compuesta de partículas subatómicas, y su vida en el espacio sigue siendo un poco misterioso. Ante ello, trataremos de explicarte cómo viven.
Ciclo de vida de una estrella: cómo nacen, por qué se mueren y qué pasa en el espacio cuando eso ocurre
El universo, vasto y en constante expansión, se compone de galaxias, estrellas, planetas y otros cuerpos celestes. La materia que lo conforma experimenta ciclos fascinantes, desde la formación de estrellas hasta la explosión de supernovas.
Las estrellas nacen a partir de nubes de gas y polvo y, a medida que consumen su combustible, algunas evolucionan hacia gigantes rojas y eventualmente expulsan sus capas exteriores, formando nebulosas. Otras, más masivas, pueden terminar su vida en espectaculares explosiones de supernovas.
Es por eso que, entre el inicio y el fin de su existencia, las estrellas atraviesan diferentes etapas. Pasan por fases como la formación nebulosa estelar, la culminación en una enana blanca o la explosión supernova. Cada una de estas fases representa cambios significativos en su estructura y composición, por tanto su vida cambia.
Nadie sabe cuántas estrellas existen, pero podrían alcanzar un número extraordinario. Nuestro universo podría albergar más de 100 000 millones de galaxias, y cada una de ellas podría tener más de 100 000 millones de estrellas. Tan sólo en una noche clara, desde la Tierra pueden observarse alrededor de 3000 estrellas a simple vista, por esa razón nos preguntamos cómo es su vida en el espacio.
Su nacimiento inicia la vida general
Al nacer una estrella se inicia la creación de un sistema planetario potencial. Los materiales del disco protoplanetario pueden agruparse y formar planetas, lunas y otros cuerpos celestes que posteriormente girarán alrededor de la estrella en desarrollo.
Debido a ello, las estrellas atraviesan una serie de fases a lo largo de su vida, y una de las más cruciales es la secuencia principal. En esta etapa, la estrella alcanza un equilibrio duradero y estable, donde la gravedad que busca colapsarla se contrarresta con la presión interna derivada de la fusión nuclear en su núcleo. Ese balance produce el calor y la luz característicos del brillo estelar.
Es decir, durante la secuencia principal, la estrella convierte hidrógeno en helio mediante un proceso conocido como fusión nuclear. Este proceso es fundamental, ya que la energía liberada proporciona la luminosidad y el calor necesarios para que la estrella brille.
El punto medio de la vida de las estrellas
A pesar de estas diferencias en la longevidad estelar, todas las estrellas experimentan cambios sutiles en su estructura interna y en su brillo superficial mientras agotan gradualmente su hidrógeno nuclear. Estos cambios incluyen variaciones en la temperatura superficial y la luminosidad aparente.
De ahí que la fisión nuclear sea una constante presión hacia el exterior, que coexiste en equilibrio con la atracción gravitacional hacia el interior de la propia estrella. Cuando la fusión se ralentiza, la presión cae y el núcleo de la estrella se condensa, volviéndose más caliente y denso, convirtiendo esta parte en un punto importante de su vida.
Al final, esté proceso de la vida estelar, es parte de la secuencia principal que se caracteriza por un equilibrio entre la gravedad y la presión interna derivada de la fusión nuclear, lo que define su brillo y estabilidad.
Muerte estelar
Las estrellas de baja y mediana masa, como el Sol, tienen una vida útil de casi 10.000 millones de años en la secuencia principal, donde se encuentran actualmente. Estos astros mantienen su estabilidad gracias a la fusión de hidrógeno en helio en sus núcleos. El Sol, por ejemplo, lleva aproximadamente 4.500 millones de años en esta fase y se espera que permanezca igual durante otros 4.500 millones de años más. Cuando el hidrógeno se agota, estas estrellas comienzan a experimentar cambios significativos.