La caída de la ley ómnibus y su repercusión en Unidos, donde hay leales y traidores.
El caso Chumpitaz, entre partidario y amigo. De los trolls anti Pullaro al recorte de subsidios al transporte. Con el campo, no.
El regreso del proyecto de ley para desarticular el Estado y desregular un amplio abanico de relaciones sociales, económicas, financieras y culturales a las comisiones de la Cámara de Diputados de la Nación, dejó a los parlamentarios nacionales que conviven en la coalición que gobierna Santa Fe –bautizada Unidos– de ambos lados de la frontera de la “traición” que trazó el presidente Javier Milei, quien entiende el mundo en forma binaria.
También resintió hasta un punto extremo –aunque los vaivenes de la política pueden arreglarlo casi todo– el vínculo entre el gobernador, Maximiliano Pullaro, y el rey sin corona a cargo del Poder Ejecutivo Nacional, a quien le gustó un tuit en el que una persona anónima que utiliza como avatar una foto del actor cómico Diego Capusotto y el nombre de un personaje televisivo de su ciclo, que le recomendó al mandatario provincial que “de última” le pida “un crédito a los narcos” para financiar el rojo de las cuentas locales. Los salvadores de la Patria son gente muy tolerante y democrática.
A los dos días de la estrepitosa caída de la ley, el Gobierno nacional liquidó el fondo compensador del transporte con el objetivo de empiojarles las provincias a los gobernadores. Si no hay ley ómnibus, que no haya bondis. La casta es el usuario de colectivos.
Con una amplia y frenética actividad –en la red social X, ex Twitter– el 7 de febrero el presidente Milei publicó este texto: “Aquí la lista de los leales y de los traidores que usaron el discurso del cambio para poder rapiñar una banca… Pasen y vean a los enemigos de una mejor argentina”.
AQUÍ LA LISTA DE LOS LEALES Y LOS TRAIDORES QUE USARON EL DISCURSO DEL CAMBIO PARA PODER RAPIÑAR UNA BANCA…
PASEN Y VEAN A LOS ENEMIGOS DE UNA MEJOR ARGENTINA… https://t.co/OMHwQwEm5a— Javier Milei (@JMilei) February 7, 2024
Y citó un inédito tuit de la cuenta oficial “Oficina del Presidente”, que agradece a los diputados que apoyaron el engendro legislativo denominado proyecto de ley Bases, a la vez que “también destaca la traición a sus votantes por parte de todos los bloques que le dieron la espalda a sus promesas de campaña por una Argentina distinta”.
La cuenta oficial de la Presidencia –que, al parecer, representa también el sentir popular– agregó que “el pueblo jamás olvidará los nombres de aquellos que, pudiendo facilitar las reformas que fueron elegidas por el 56 por ciento de los argentinos, decidieron seguir haciéndole el juego a la casta”. Ni los periodistas conocemos a todos los diputados y diputadas de la Nación; difícilmente “el pueblo” guarde en su rencorosa memoria identidades que le resultan ajena.
Las reformas no fueron “elegidas por el 56 por ciento de los argentinos”, porque las escribió el ex presidente del Banco Central durante la gestión de Mauricio Macri, Federico Sturzenegger, para la candidata presidencial fallida, Patricia Bullrich, y luego fue retocada por estudios jurídicos de la city porteña. Esa experiencia no llegó ni a la segunda vuelta electoral.
Como sea, montado más en la “fe” ciega de sus seguidores que en la racionalidad política, el Gobierno apostó al escrache como forma de exponer a quienes también fueron votados por la voluntad popular, aunque eligieron fuerzas políticas diferentes a la del escuálido oficialismo.
De qué lado de la mecha
La frontera entre traidores y aliados que trazó el presidente dividió aguas en el territorio santafesino, pero no sólo entre los opositores reales al Gobierno nacional y los “opositores compinches”, sino al interior de estos últimos.
En el primer lote, lógicamente, figuran los seis diputados nacionales santafesinos de Unión por la Patria: Eduardo Toniolli; Roberto Mirabella; Magalí Maslater; Diego Giuliano, Germán Martínez; y Florencia Carignano, quienes votaron en contra del proyecto de ley, tanto en su tratamiento en general como en lo que se pudo avanzar el martes 6 de febrero en particular.
También votaron en ese sentido los socialistas Esteban Paulón y Mónica Fein, quienes en Santa Fe integran la alianza “Unidos” junto a la UCR y el PRO, pero que en las elecciones nacionales apoyaron la candidatura del cordobés Juan Schiaretti, y en el balotaje se inclinaron hacia el peronista Sergio Massa. Mientras, Pullaro y sus socios de derecha del PRO lo hicieron por Milei, que ahora lo manda a pedirle crédito a los narcos y les desfinancia el sistema de transporte público.
Paulón y Fein, entonces, integran el lote de los traidores al pueblo, en el binarismo mileísta. Aunque en la Casa Rosada poco esperaban de ellos, porque provienen del mundo colectivista que la Casa Rosada pretende desaparecer por ley o DNU.
También habitan ese lado de la frontera, pero con mayor frenesí por las expectativas previas, el radical Mario Barletta, quien la semana anterior votó a favor cuando el proyecto se puso a consideración de la Cámara en general, pero luego rechazó algunos puntos de la votación en particular. Precisamente los incisos C, D y E del artículo 5 de la meganorma que versaban sobre la “reforma del Estado”, metáfora de las privatizaciones.
De la misma manera actuó la diputada nacional de la UCR, referenciada en Pullaro, Merlina Giorgi, quien no avaló con su voto el ítem sobre las privatizaciones. Milei tomó nota de esa conducta.
El único legislador nacional del PRO tachado por traidor en el mundo del oficialismo fue Gabriel Chumpitaz, quien se expresó a favor de la norma en general y se ausentó de la votación a la hora de las decisiones sobre el articulado en particular.
Amigo de Pullaro, Chumpitaz se definió hace días esta entrevista que concedió a Alejandro Fantino, como “el más peronista de los del PRO, o el más PRO de los peronistas”, por su historia familiar y origen social.
Quedó en la mira de los “libertarios” por su pertenencia a la fuerza política que co-gobierna con La Libertad Avanza (LLA).
El resto de los diputados santafesinos del PRO, José Núñez, Germana Figueroa Casas, Verónica Razzini, Alejandro Bongiovanni y Luciano Laspina, comprendieron con facilidad que el primer gobierno de Milei es el segundo tiempo de Macri, y recordaron que el autor del proyecto de ley ómnibus es Sturzenegger y no otro.
Al titular de empresas de seguridad y custodia, Chumpitaz, no le cayó bien el mote de traidor. Rechazó ese calificativo para con él y dijo que “desde el día uno apoyamos esta ley y aportamos ideas”.
Sin embargo, agregó luego que el proyecto “lamentablemente se cae y vuelve a comisión, creo que por falta de habilidad del oficialismo para llevar adelante el tema”.
En declaraciones a Cadena 3, explicó que “hubo impericia en algunos actores del Gobierno y falló su bloque. Si no era por el PRO esto no arrancaba”. En eso se diferenció el líder del espacio, el vacacionista incansable Mauricio Macri, para quien “una vez más, como pasó durante mi gobierno entre 2015 y 2019, una parte de la política que decía estar comprometida con hacer una Argentina distinta, vota en contra al llegar al recinto. Impide, traba y retrocede. Pero a no aflojar: la gran mayoría de los argentinos están con el cambio, aunque algunos todavía insistan en desoírlos”.
El ex presidente sostuvo también que “en este contexto de tanta falta de convicción, de deshonestidad intelectual y falta de valores, felicito a los integrantes del bloque del PRO por su firmeza y su compromiso final con el cambio”. A todos menos uno.
Chumpitaz, el más peronista de los dirigentes del PRO o a la inversa, apeló sin embargo a un radical para ejercer su defensa: “Banco a muerte a Maxi Pullaro; defiende a los santafesinos”.
Así, introdujo otro concepto, no ya de índole partidaria sino de pertenencia territorial: el santafesinismo, que con similar dedicación ejercen tanto el actual gobernador como el diputado nacional Mirabella, o el ex mandatario Omar Perotti. Copia tardía del exitoso cordobesismo inaugurado por el fallecido José Manuel “Gallego” De la Sota y continuado por Schiaretti.
Reloj parado
Como si el tiempo se hubiese detenido el 19 de noviembre, el día del balotaje presidencial, o el 9 de diciembre, antes de la asunción de los hermanos Milei, el gobernador Pullaro explicó su rechazo a la ley Bases para Rifar lo que queda de la Argentina con críticas a una gestión que terminó y artículos del proyecto que ya habían sido retirados por la actual gestión, que no es la de Alberto Fernández –como cree el mandatario santafesino–, sino la de Javier Gerardo Milei.
“Siempre voy a defender Santa Fe, basta de retenciones al campo y a la industria”, sostuvo el 6 de febrero, cuando casi se cumplían dos meses de gestión del “libertario”.
Pullaro agregó que “el cambio que la Argentina necesita, requiere decisión y coraje, pero también requiere respeto. Respeto por el interior productivo, al que el kirchnerismo siempre expropió. Respeto por las instituciones, a las que el kirchnerismo siempre avasalló y respeto por nuestra gente, no gritándoles, como siempre les gritó el kirchnerismo”.
El texto fue publicado, vale recalcarlo aunque resulte redundante, el 6 de febrero de 2024, casi 60 días después de que lo que Pullaro llama kirchnerismo dejara el Gobierno por imperio de la voluntad popular. Pareciera que le quedó el TOC sin elaborar.
Además de pelear contra fantasmas, se defendió de las críticas de traidor con el argumento de que no está de acuerdo con las retenciones al campo y a la industria”, que cuando cayó el proyecto de ley ya no formaban parte del mismo, porque el propio ministro de Economía, Luis Caputo, había retirado del debate parlamentario el capítulo fiscal diez días antes.
Amén de los desórdenes temporales, Pullaro fue víctima de los trolls “libertarios” en las redes sociales, y de personas de entidad real del mismo palo, que lo mandaron desde pedirle un crédito a los narcos hasta enrostrarle que se quedará sin recursos, como hizo el economista Miguel Boggiano, al comentar una nota periodística en la que el mandatario rechaza tomar un crédito para pagar salarios estatales: “Esto es lo que pasa cuando tirás de la cuerda hasta que se rompe. Lo hubieran pensado antes”, publicó el economista “libertario”.
Esos tuits tuvieron sus minutos de gloria gracias a los likes que les dio el presidente, que también festejó con un corazoncito al cibernauta que tuiteó: “Bien Caputo, le suspendió una reunión a Pullaro. Nada de plata para esa gente”.
El delirio de operaciones en las redes sociales –la cancha en la que los libertarios juegan habitualmente de local– llegó con el posteo del usuario El Trumpista, quien dijo que por un enojo Pullaro acordó con el ex concejal José Bonacci –padre de la diputada nacional de LLA, Rocío Bonacci- que presentara un proyecto para derogar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). La joven lo desmintió y dijo que era iniciativa propia, mientras otros firmantes de la iniciativa salieron a explicar públicamente que no habían consentido su rúbrica. Todo muy normal en el oficialismo.
El secretario General de la Gobernación, Juan Cruz Cándido, alias Cacu, se tomó la tarea de responderle a ¡¡¡El Trumpista!!! al postear: “No sé si llorar de la risa por el delirio o llorar de la pena porque hay gente que se cree estas cosas”. El rechazo de una mentira o de un “delirio” revela la capacidad de daño que tuvo.
La casta viaja en bondi
Pero la batalla contra el mundo que libra Milei tuvo también su capítulo, al cierre de esta edición, en la esfera de lo real: el Gobierno decidió cancelar el fondo compensador del transporte –es decir, los subsidios estatales al pasaje de colectivos y trenes– con lo que convirtió en realidad lo que durante el proselitismo denominaba “campaña del miedo” de parte de Sergio Massa, quien auguraba un boleto de bondi a 700 pesos.
Pullaro reaccionó al latigazo de la Casa Rosada que, como coincidían desde Carlos Reutemann a Hermes Binner, busca “disciplinar con la billetera” a los gobiernos provinciales díscolos.
Claro que el radical no utilizó esa metáfora, sólo reservada a lo que llama “el kirchnerismo”.
En esa ocasión, dijo que “a la provincia de Santa Fe siempre la discriminaron. Ahora se le quitan 1.500 millones de pesos por mes, que era una partecita de los subsidios que daba Nación para sostener los subsidios al transporte. Nunca creímos que se iban a cortar los subsidios”.
Conocida la noticia del corte de envío de fondos, Pullaro sostuvo que “nosotros vamos a mantener el subsidio que tiene la provincia de Santa Fe con el transporte, que es alrededor de 2.000 millones, y lo vamos a actualizar, porque claramente los costos de vida han aumentado en toda la provincia, pero no nos podemos hacer cargo de lo que Nación no manda, con una provincia que nos la han dejado con un déficit muy pero muy grande”.
El gobernador adelantó que buscará una solución creativa al asunto: aumentará la tarifa del servicio. “Nos vamos a arreglar, vamos a discutir, vamos a readecuar las tarifas y vamos a salir adelante, como hizo siempre la provincia de Santa Fe, que sola le puso el pecho a los problemas”.
Por último, le envió un mensaje a Milei enfrascado en mantener parte de su base electoral: “Lo que sí no vamos a permitir es que vengan a avasallar o a meterse con el sistema productivo de la provincia de Santa Fe. No le vamos a permitir a ningún gobierno nacional que venga por más retenciones al campo y a la industria, porque eso atenta contra la generación de empleo y contra el crecimiento económico de muchas regiones de la República Argentina, pero principalmente de mi provincia de la provincia de Santa Fe”. Avasallar el sistema de transporte, en cambio, puede pasar.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 10/02/24