DOS CANCHAS DE FÚTBOL POR MINUTO sería el área aproximada que se está destruyendo por la codicia y negligencia de unos pocos protegidos por el ultraderechista Bolsonaro.
Las estadísticas indican que la deforestación en la zona incrementó en un 10,6 por ciento con relación al mismo periodo de 2021.
Unos 3.987 kilómetros cuadrados de vegetación nativa ha perdido la Amazonía brasileña en el primer semestre de 2022, batiendo un nuevo récord de deforestación, informó este viernes el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).
Las estadísticas indican que la deforestación en la zona incrementó en un 10,6 por ciento con relación al mismo periodo de 2021, equivalente a 483 estadios de fútbol.
El INPE refiere que, en junio pasado, la vegetación destruida en la Amazonía fue de 1.120 kilómetros cuadrados; y en comparación con junio de 2018, representa un aumento del 130 por ciento.
Esta situación se ha recrudecido considerablemente durante el Gobierno de Jair Bolsonaro, pues bajo su mandato, por primera vez, las alertas superaron los mil kilómetros cuadrados para los meses de junio.
Las cifras se obtuvieron por medio del Sistema de Detección de Deforestación de la Amazonía Legal en Tiempo Real (Deter), que emplea imágenes tomadas de satélites para emitir alertas mensuales sobre la devastación en la región.
Según la gerente de Ciencias del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Brasil, Mariana Napolitano, la región cada vez se vuelve más vulnerable por la incidencia de la pérdida de árboles en la estabilidad climática.
“Sea para nuestra agricultura o para el abastecimiento de las ciudades y también hasta para la generación de energía hidroeléctrica, de la que depende el país, es un comportamiento preocupante, alarmante y que necesita urgentemente ser revertido”, alertó la funcionaria.
Inacción (complicidad) del Gobierno brasileño
Los ecologistas, activistas y expertos refieren que esta situación se debe a que el Gobierno brasileño no fiscaliza o controla la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, en su mayoría actividades que Bolsonaro respalda, que son destructivas, incluso en localidades indígenas amparadas por la ley.
Entre las causas que inciden en el deterioro de la selva, figuran la práctica ilegal de la minería o el comercio ilícito de madera.
Los datos avalan que en la región amazónica se concentra el 72 por ciento de la extracción minera del país, mientras que cerca del 99 por ciento de la madera que se comercializa en Brasil proviene de la tala indiscriminada de árboles en la zona.
Por su parte, el Observatorio del Clima brasileño, integrado por decenas de organizaciones proambientalistas, calcula que para 2022 la deforestación en el Amazonas superará una vez más los 10.000 kilómetros cuadrados.
Estas cifras marcaron récord en 2008, pero volvieron a reportarse cuando Bolsonaro asumió la Presidencia de Brasil.
En este sentido, el secretario ejecutivo de esa institución, Marcio Astrino, indicó que en estos momentos Brasil cuenta con “un área de dos campos de fútbol siendo devastados por minuto en la Amazonía y con Bolsonaro esos números tienden a mantenerse o hasta empeorar”.
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