El rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Ricardo Suárez, aseguró que «hay que replantear el sistema de ingreso a la Facultad de Medicina»… Y se sumó así al debate que lanzaron las autoridades de esa casa de altos estudios, quienes ayer comenzaron a plantear -con cautela y ciertas evasivas- la idea de terminar con el acceso irrestricto de estudiantes. En tanto, el ministro de Salud de Santa Fe, Fernando Bondesío, opinó que «la superpoblación de alumnos implica un bajo nivel de capacitación, porque no hay medios ni profesionales para poder formar tanta gente».
En la Facultad de Medicina la realidad es clara: unos 2.500 ingresantes aspiran a comenzar sus estudios el año que viene, pero las autoridades dicen que hay capacidad para no más de mil. Y en ese orden, tanto la decana, Raquel Chiara, como el cuerpo docente ya comenzaron a analizar la idea de terminar con el ingreso irrestricto.
Si bien nadie lo planteó ayer en esos términos y la mayoría evitó hablar de cupos o exámenes de ingresos, todos coincidieron en que hay que replantear las políticas de acceso de cara a la masiva llegada de estudiantes desde los puntos más diversos del país. Por ahora, la mayoría prefiere indicar que habrá que pulir el sistema conocido como Instancia de Confrontación Vocacional (ICV).
«Si excluimos la Universidad de Buenos Aires (UBA) y sumamos la cantidad de ingresantes que se anotaron en todas las facultades del país, nos daremos cuenta de que no llegan a 1.000, contra los 2.500 que se anotaron en Rosario», analizó el rector Suárez, para dejar en claro que en esta ciudad «se está haciendo frente a una importante demanda nacional de estudiantes de medicina».
Es que la facultad de Rosario es la única del país que tiene ingreso irrestricto, y por lo tanto se convierte en un destino por demás de interesante a la hora de elegir el lugar donde estudiar.
«Está muy claro que no hay capacidad técnica y humana para enseñar con buen nivel a la gran cantidad de estudiantes que pretenden ingresar», señaló Suárez, por lo que consideró que «hay que replantear el sistema de ingreso».
En tal sentido, subrayó que «hay que dejar de lado ideologías extremas y tratar de pensar en bien de la Universidad». No obstante, dejó en claro su posición en contra de la implementación de un examen de ingreso.
Falta de medios
Más directo en su opinión fue el ministro Bondesío, quien consideró que «la superpoblación de estudiantes de Medicina implica, primero, un bajo nivel de capacitación porque no hay medios ni profesionales para poder formar a tanta gente; segundo, un alto índice de deserción y tercero, sobreoferta de profesionales habiendo otras formaciones alternativas».
El titular de la cartera sanitaria estimó que si se sigue por este camino Rosario va a contar con un médico por familia: «Santa Fe tiene 280 santafesinos por médico y Rosario 140 rosarinos por médico. Si el proyecto definitivo es que cada vivienda tenga su profesional, que cada familia tenga realmente un médico de cabecera, me parece fantástico. Pero que por favor ejerza en su casa. Me parece que ese no es el proyecto de salud más inteligente», razonó con la hilaridad acostumbrada.
Lo cierto es que el debate en torno al posible fin del ingreso irrestricto en Medicina también fue analizado por los mismos médicos.
El secretario general de la Asociación Médica local, Néstor Arroyo, aseguró que «sin dudas hay que buscar una solución al masivo ingreso de estudiantes a la facultad» y remarcó que «hay que replantear con urgencia las políticas de ingreso».
En tal sentido, el profesional subrayó que la Facultad de Medicina local «es la única del país que no tiene cupo de ingreso», situación que según su óptica produce «una masiva llegada de estudiantes de diversos puntos de la Argentina. Esta realidad ha determinado que la Facultad no esté hoy en condiciones de dar a la gran cantidad de ingresantes, una educación como corresponde», opinó.
Por su parte, el presidente del Colegio de Médicos, Horacio Lembo, también se mostró a favor de debatir las políticas de ingreso a Medicina. «Este es un tema que no es nuevo y necesita debatirse seriamente», señaló, al tiempo que dejó en claro que, hasta el momento, nadie invitó a integrantes de la entidad que preside a sumarse a este debate.
Desde el Círculo Médico, su presidente, Hugo Tanno, había ido más allá cuando se permitió pensar qué pasará con la realidad laboral de los futuros profesionales. «Hay una excesiva formación de recursos humanos que además encuentra una realidad laboral horrible; es como emitir moneda falsa», le había confesado anteayer a La Capital.
Lo concreto es que hasta el momento nadie se atreve a nombrar la palabra cupo o examen de ingreso, por lo que todos se sumergen en un mar de dudas a la hora de analizar de qué modo entonces se hará frente al masivo ingreso de estudiantes. El debate está planteado.