La decana de la Facultad de Ciencias Médicas, Raquel Chiara, junto al cuerpo docente planteará hoy en conferencia de prensa su rechazo a que se siga manteniendo el ingreso irrestricto en la Universidad. Puntualmente, sostienen que «es imposible que entren todos los aspirantes a Medicina».
En total, los alumnos interesados en acceder el año próximo ya suman 2.500. Mientras tanto, ya se habla de que, en realidad, los cupos no deberían superar los mil. «No sabemos qué hacer con tanta cantidad de chicos», enfatizó la titular de la facultad.
El tema forma parte de la propia agenda del rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Ricardo Suárez, quien «también está preocupado; en todas las facultades del interior del país hay cupo y situaciones como la de Rosario no se presentan en otro lado», agregó Chiara.
Las propuestas para restringir el acceso libre comenzarán a delinearse hoy cuando los profesores expongan sus puntos de vista en torno a esta problemática durante una conferencia de prensa que tendrá lugar a partir de las 11 en la casa de altos estudios.
Si bien recién ahora los profesores y la decana se sentarán a definir números, ya se estiman cantidades que oscilan entre los 500 y los mil ingresantes por año. El último guarismo se balancea entre las preferencias de Chiara y el vicedecano, Juan D’Aloisio. Aunque algunos docentes, como Hugo Tanno, mencionan 500.
Estas cifras, sin duda, tendrán que ajustarse con las horas-docente y los recursos administrativos, entre otras cosas: factores fundamentales para a la hora de lograr absorber la capacidad de la demanda estudiantil.
Este año ingresaron a Medicina 1.200 chicos y hubo que pagar sueldos de Secretaría y limpieza «con el propio producido», sostuvo la máxima autoridad académica de la facultad al referirse a los dividendos que deja la venta de material bibliográfico.
En tanto, Tanno fue taxativo: «Hay una excesiva formación de recursos humanos que además encuentra una realidad laboral terrible; es como emitir moneda falsa».
Pero el renombrado profesional no se quedó sólo con eso y opinó: «Me indigna que a esto lo pague el pueblo, porque termina abonándole una carrera a los hijos de los burgueses que ingresan en forma irrestricta».
Según una estadística de hace dos años, la ciudad tiene un médico cada 153 habitantes. «Es tremendo si se piensa que ya es mucho tener uno cada 400», aseveró Tanno, antes de lamentarse que «con tantos ingresantes a la facultad lo triste es que no se puede impartir enseñanza».
Así, bregó por un «ingreso responsable» que se adecue a la oferta docente. Según Tanno, es «imposible albergar estudiantes más allá de lo que se ha pensado en la currícula». Según su cálculo, deberían acceder 500.
Mientras, para el vicedecano D’Aloisio es inviable continuar dictando clases con un número de ingresantes cada vez mayor. «Con esta cantidad de alumnos es imposible seguir adelante, ya que resulta insuficiente la capacidad técnica y presupuestaria de la facultad», aseguró.
En tal sentido, consideró que «es necesario comenzar a delinear una nueva política de ingreso y para eso hay que debatir el tema en todos los estamentos: estudiantes, docentes, no docentes, graduados, el Colegio de Médicos y los sindicatos», destacó.
Chiara y D’Aloisio no están solos en esta cruzada. El titular del Consejo Docente, Alberto Avriata, también ve con buenos ojos la idea de comenzar a debatir nuevas políticas de ingreso. «Este año es directamente inviable poder dar clases», aseguró tajante.
A renglón seguido, el profesional destacó que Rosario «es el único lugar del país que no tiene cupo». No obstante, remarcó que «el sistema de Instancia de Confrontación Vocacional es muy efectivo y permitió detectar a aquellos alumnos que no estaban muy convencidos de estudiar medicina».
Para el titular de la cátedra de Oftalmología, Alejo Vercesi, «es fundamental realizar un estudio serio que determine qué cantidad de médicos se necesitan en toda la región. En todas partes del mundo, la cantidad de ingresantes a la facultad van de la mano de las necesidades», señaló.
Además de la conferencia de prensa, está prevista para hoy una asamblea de profesores en la que se tratará el tema de la adecuación de alumnos.
«No sé qué definirán, es decir si van a formar una comisión o utilizarán otros mecanismos», dijo Chiara respecto del método que se ideará para definir un cupo de ingreso. «Hay que escuchar todas las propuestas», remató. Luego, deberá actuar el Consejo Directivo.
Es que la Universidad Nacional de Rosario ha quedado sola en el contexto argentino. En efecto, dentro del marco del interior del país, le sigue la universidad de Córdoba, que tiene un cupo de 400 alumnos anuales. Incluso, la de Buenos Aires (UBA) logró instalar un filtro a través del ciclo básico común (CBC).
Desde hace un tiempo, Medicina de Rosario incorporó la Instancia de Confrontación Vocacional (ICV), una articulación con el colegio secundario que permite generar cierto nivel entre los ingresantes, aunque no logra limitar el acceso de modo exhaustivo.
El Centro de Estudiantes en contra del cupo
Desde el Centro de Estudiantes de Ciencias Médicas se dejó en claro ayer que los alumnos están «en contra de cualquier tipo de cupos o restricciones al ingreso universitario y a favor de una política de ingreso responsable». Mediante un escrito firmado por la secretaria general y el presidente del Centro de Estudiantes, AnalÍa Zabalza y Aníbal Vega, respectivamente, los alumnos destacaron que «el ingreso responsable debe garantizarle al aspirante las herramientas necesarias para construir su decisión de comenzar la carrera.
Debe ser el estudiante quien decida ingresar y no la facultad quien, a través de un método de selección, lo determine», consideraron. Para los alumnos, «en el momento de exclusión social que hoy vive el país, no puede ser la universidad pública argentina una herramienta más de esa exclusión, y definir con exámenes disciplinares que queden imposibilitados de acceder a los estudios de medicina 3.600, 1.200 ó un solo joven latinoamericano». En tal sentido, subrayaron que no están de acuerdo con cualquier tipo de evaluación eliminatoria que determine la cantidad de ingresantes.