Tiene pendiente de arreglo una deuda de u$s1.500 millones. El directorio debe aprobar el concurso de acreedores.
Si el panorama de la firma agroindustrial Vicentin era complejo semanas atrás con la apertura del concurso de acreedores, deudas por más de u$s1.500 millones y sus dos plantas de procesamiento totalmente paralizadas, ahora su futuro es totalmente incierto ante el avance de la pandemia de coronavirus.
La intención de los dueños de la empresa era volver a poner en funcionamientos sus dos plantas de procesamiento durante las primeras semanas de abril, ya que estaban cerca de cerrar un acuerdo con gran parte de sus acreedores ligados a la producción primaria, es decir, los proveedores de los granos.
Lo cierto es que esta opción ya fue descartada de plano porque la compañía de capitales nacionales, comandada por Gustavo Nardelli y Alberto Padoan, tiene en este momento muchos frentes de conflicto abiertos.
En la práctica los dueños de la empresa ya estaban muy complicados judicialmente porque no solo fueron imputados y continúan siendo investigados por la millonaria línea de crédito que tenían abierta con el Banco Nación durante la administración anterior, sino que también a todo esto se le suma que el propio Gustavo Nardelli fue detenido el lunes pasado cuando navegaba en su yate en el río Paraná, violando la cuarentena obligatoria.
El repudio en las redes sociales a esta actitud irresponsable no se hizo esperar, pero a la par, también trajo un gran descontento en las autoridades nacionales y provinciales que siguen de cerca la situación.
Justo antes de que el Gobierno decretara la cuarentena obligatoria, el directorio de Vicentin se reunió para aprobar el proceso de convocatoria de acreedores. En aquel encuentro se trató de esbozar el plan a seguir para volver a poner en funcionamiento a la empresa agroin-dustrial, pero todos esos planes ahora quedaron descartados hasta nuevo aviso.
En paralelo, el Grupo también enfrenta los desafíos lógicos que se están generando para el mundo de los negocios y la economía en general a raíz de la pandemia que tiene en vilo a todo el mundo.
El conglomerado de empresas que maneja el Grupo Vicentin van desde el sector frigorífico, la producción láctea, pasando por la industria textil, la cría de ganado, hasta la viti-vinicultura.
Todas estas actividades están siendo atravesadas, en mayor o menor medida, por la crisis.Al mismo tiempo y según ade-lantaban los dueños de la empresa, su intención era vender alguno de sus activos en el corto plazo para hacerse de capital de trabajo.
Esta posibilidad ahora también parece realmente una utopía, porque el mundo de los negocios está literalmente paralizado, no existe empresa -nacional o multinacional-, o inversores que estén dispuestos en este momento a hacer un desembolso de cientos de millones de dólares por activos que tampoco muestran perspectivas alentadoras.
Tiempo atrás, fuentes del sec-tor señalaban que en realidad los dueños de Vicentin no mostraban voluntad de venta para ninguno de sus activos importantes y que solo esperaban que la situación decante en algún tipo de salvataje provin-cial o quita millonaria de su cuantiosa deuda.
Esta opción tampoco hoy es viable, lógicamente porque la economía ha cambiado y no hay espacio para este tipo de especulación por parte de grupos privados.Justamente un grupo empresarial que tampoco ha mostrado voluntad directa para sacar a flote a una empresa que emplea en forma directa a más de 800 personas, mientras su dueño navega en su lujoso yate mientras está decretada una cuarentena para toda la población.
por Yanina Otero / AMBITO.COM