La presidenta del Colegio Farmacéutico de Rosario, Graciela Pensa, afirmó que en Rosario «hay una guerra lamentable» entre farmacias, por los descuentos que ofrecen varias de ellas y que se advierten fácilmente en la calle y medios de comunicación. Pensa opinó que lo que está sucediendo «no es profesional» ya que «no hay que confundir la actividad del farmacéutico con un hipermercado». Aseguró que el colegio que preside «sancionó y multó» a numerosos profesionales que entraron en falta.
«No se puede andar haciendo oferta de remedios, eso no es ético», consideró la directiva, para quien «la publicidad agresiva sólo la pueden mantener aquellos que cuentan con muchos recursos, no los comercios más pequeños».
Una de las farmacias que promociona mayores descuentos es Peresotti que se convirtió, desde Rosario, en la más grande del país con nada menos que 103 empleados y un volumen de ventas que le permite hacer contratos directos con los laboratorios.
Estadísticas rigurosas indican que el 35 por ciento de los medicamentos que actualmente se venden a los afiliados al Pami es comercializado a través de esa farmacia, una participación de la torta que no logra imitación ni siquiera mínimamente en alguna otra ciudad importante del país.
De todas maneras los descuentos hoy en día, luego de largada la carrera, son ofrecidos por un amplio abanico de comercios que no bajan de 20 ubicados en el centro y distintos barrios de la ciudad. Farmacia Lingua, por San Juan casi Italia, lanzó promotoras a la calle para comunicar un 30 por ciento como si tratara de un nuevo producto. En zona oeste hizo algo parecido Maxifarma, una asociación.
Otras de las voces críticas que se sumó fue Alicia Jama, titular de la Cámara de Farmacias, entidad que también agrupa a los titulares del rubro. Días pasados dijo a este diario que la gente se cree que «los farmacéuticos ganamos mucha plata si es que podemos hacer tantos descuentos».
El público que cautivó Peresotti resulta ahora mejor advertido desde que la firma se trasladó a peatonal Córdoba (antes estaba por calle Entre Ríos, a unos 100 metros), al local que hasta meses atrás ocupó tiendas Zara.
Empleados y dueños de bares y negocios cercanos manifiestan el asombro por las colas que se forman a la mañana temprano esperando que abra la farmacia, en una postal inédita, y por la cantidad de gente que entra y sale en las horas restantes.
Daniel Peresotti (39 años) prefiere no opinar sobre el tema, dar detalles ni responder a sus colegas.
Otras voces
«Lo que está pasando no es una guerra ni mucho menos», opinó Norberto Etcheverry, titular de la Farmacia Copponi, por Mendoza al 6000. Dijo que la baja en los precios está dada por «promociones que realizan los laboratorios en un intento por reactivar el sector ante una brusca caída en las ventas».
Para el farmacéutico «la profesión no está desvirtuada». Apuntó que en la zona oeste al menos 14 farmacias ya se asociaron con el propósito de ofrecer mejores precios, producto de lo cual nació Maxifarma. «En este sector mucha gente no tiene obra social y si nosotros no le ponemos los medicamentos al alcance se le hace imposible acceder», explicó.
«No veo mal la competencia pero todo tiene un límite: si en algunas farmacias aparecen carteles grandes anunciando 2 x 1 entonces sí se parece más a un hipermercado», recalcó.