El Concejo Municipal designó ayer a Ernesto Che Guevara como ciudadano ilustre post mórtem de la ciudad, en el marco de una sesión en la que algunos ediles arengaron por «la construcción del hombre nuevo» y otros rechazaron al líder de la revolución cubana por sus «metodologías violentas». Incluso, hubo quienes se abstuvieron o se levantaron del recinto casualmente en el preciso momento de la votación.
Todos tuvieron algo que decir. Dio la sensación que nadie se quiso quedar afuera de un tardío homenaje a un rosarino que es una de las figuras emblemáticas en el mundo, por su ideario de libertad y reivindicación social. Así lo entendió el autor del proyecto, Alberto Cortés, quien abrió la extensa ronda de discursos al identificar al Che como un «personaje universal», y destacar (en un tono de voz algo elevado) su lucha para que «el hombre deje de ser esclavo del hombre».
El concejal socialista Sergio Liberati siguió a continuación en un discurso que no por moderado fue menos efectivo. Resaltó la posición antiimperialista del líder político y su lucha por los postergados y excluidos («a veces repugna el pragmatismo de nuestra vida cotidiana»), y el mensaje que persiste en la juventud («todavía está vigente la consigna «Seremos como El Che»»). A su turno, el titular del bloque del Progreso Social, Ricardo Marengo, rescató que «el Che representa el compromiso sin límites de pelear por lo que se cree» y reivindicó que «su ideología se mantendrá mientras haya injusticia social».
El radical Raúl Milano inició un tema que a la postre se convirtió en el debate central: la legitimidad del uso de la violencia en las luchas libradas por Guevara. «No creo que el tema de la violencia menosprecie la figura de este líder, quien peleó por una idea como nadie hace ahora», remarcó y mencionó que hubo batallas claves en la historia «que se las ganó con la espada y con la cruz, y poco se habló».
Federico Steiger, quien había adelantado ya su voto negativo, destacó la figura de una persona «que puso el pecho por lo que creía y no se apoltronó a ver lo que pasaba». Pero insistió que sería «deshonesto e hipócrita» sumarse a este homenaje porque no adhería con la «metodología violenta que empleó» en la lucha. Trascartón, Jorge Boasso destacó que votaba la ciudadanía ilustre, pero rescató que lo hacía «sin ser marxista ni tampoco un hipócrita».
El justicialista Fernando Burgoa se emocionó al recordar que: «Muchos hoy estamos acá porque el general Perón en un momento nos dijo no a la lucha armada». Y dio su voto positivo por lo que significó su figura emblemática.
Mención aparte para el concejal Alberto Joaquín, quien prefirió abstenerse de la votación, y la inesperada actitud de Oscar Larraury quien prefirió no estar sentado en el recinto en el momento de la votación. A más de 40 años de su muerte, Guevara ganó su primera batalla en su tierra natal.