Entre 15.000 y 20.000 personas se contaban anoche sobre el filo de las 22 en el Monumento al coro de «olelé, olalá, si este no es el pueblo el pueblo donde está».
Postal de la manifestación anoche en el Monumento. (foto: E. Rodríguez)
La mayoría de la gente era de clase media, enterada de la convocatoria por las cadena de mensajes de texto en el celular o bien por el ruido que los sorprendió en sus departamentos del centro o también al seguir las alternativas por la televisión.
En otras capitales del país se registraron escenas parecidas, como en los barrios de Belgrano, Palermo y San Isidro en Buenos Aires; Córdoba, Mar del Plata, Mendoza, Gualeguaychú y la ciudad de Santa Fe (ver aparte).
Entre los innumerables testimonios registrados frente al Monumento se advirtió claramente el deseo de la gente de que prime «la cordura» y retorne la normalidad al país; esa podía ser la síntesis. «No estoy a favor de ningún capital en particular; ni del de Cristina ni de los campesinos. Pero que se termine este lío de una vez por todas, por favor», respondió Laura, vecina de Firmat, con su pareja viviendo en Rosario. «Me enteré por un mensaje en el celular que desconozco quién lo envió. Y no dudamos en venir», precisó.
Mientras las cacerolas sonaban, Tonino, tal su sobrenombre, un hombre de negocios según contestó, indicó: «Esto no me alegra. Es más, podría decir que me preocupa estar acá. Quiero un gobierno constitucional. Pero no se pueden cometer tantos errores políticos; y que un impresentable como D’Elía termine siendo su vocero habla de la mala cintura del gobierno».
El frío calaba en los huesos y sin embargo la gente seguía llegando pasadas las 22, una hora y media después de que la policía cortase el tránsito primero por Córdoba y Buenos Aires, frente a la catedral, y luego en el resto de las calles que confluyen al Monumento. Mientras tanto, seguía el estruendo de las bocinas de los coches circulando en toda la zona aledaña.
Había mucha gente joven en el Monumento, y el promedio de edad de los manifestantes se podía ubicar en los 30 años. Marcelo, obrero metalúrgico, estaba entusiasmado. «La gente no se banca más tanta soberbia. Hasta le echaron flit al defensor del Pueblo (Eduardo) Mondino cuando quiso intervenir. Aparte, este mecanismo del cacerolazo es fenomenal. Para el análisis político, verdaderamente, porque es un tirón para cualquier gobierno».
Muchos manifestantes se encaramaron en las estructuras del palco montado para el acto del 20 de Junio y desde allí, sentados, siguieron toda la manifestación.
Antes de la confluir la gente en el Monumento, sorprendió el nivel de bocinazos en bulevar Oroño desde el cruce con 27 de Febrero hacia el centro; la avenida San Martín en el mismo tramo, y avenida Pellegrini donde la larga caravana era saludada por la gente en las veredas. Algunas vecinas, meta cacerola.
fuente: La Capital