El investigador Leopoldo Soibelzon explica que en los próximos meses
se estudiarán los huesos y estima que en el 2020 habrá resultados
reveladores.
[pmore]
El cráneo y la mandíbula de un oso gigante de hace 700.000 años fueron
hallados recientemente en la ciudad de San Pedro, provincia de Buenos
Aires (Argentina), y ya se encuentran en condiciones de ser estudiados
en profundidad, informa a este medio Leopoldo Soibelzon, miembro del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
La especie en cuestión se llama Arctotherium angustidens, cuyos
individuos fueron «los carnívoros de mayor tamaño en Sudamérica» y,
según las primeras revisiones del experto, este «era un ejemplar
joven, macho y habría pesado unos 800 kilogramos«. Asimismo, se
cree que parado en dos patas alcanzaba los 2,5 metros de
altura.
Para el entrevistado, que en su carrera ha estudiado los restos de
unos 800 osos, se trata de «un hallazgo excepcional por su estado de
preservación». Más en detalle, explica que gracias a la gran
conservación del descubrimiento se podrán realizar tomografías
computadas del cráneo: «Si bien, obviamente, el cerebro no perdura,
vamos a lograr reconstruirlo en tres dimensiones».
Además, los especialistas van a poder estudiar el oído del animal, «de
gran importancia para resolver cuestiones evolutivas». Por ejemplo,
con esa información podrían determinar en qué tipo de ambiente vivían,
o si estos mamíferos podían trepar árboles. Sin embargo, Soibelzon
aclara que se trata de un proceso lento: en los próximos meses se
realizarán las tomografías computadas y no se espera la publicación de
resultados antes de fin de año.
Por otro lado, el entendido destaca que incluso «se preservaron
algunas partes de la columna vertebral y algunos fragmentos de huesos
largos», que podrían ayudar a tener estudios más completos.
«Se encontró por pura casualidad»
Los restos fósiles fueron encontrados en enero, pero la noticia se da
a conocer recién ahora porque antes estaban en un «proceso de
preparación». En efecto, el doctor en Ciencias Naturales aclara que
todavía no estudiaron al espécimen de manera profunda, aunque ya se
sabe que se trata de un caso único. Sobre ello, aclara que
generalmente suelen aparecer «uno o dos dientes, o un pedazo de
mandíbula», y que es raro encontrar piezas completas.
Según repasa Soibelzon, el descubrimiento se produjo «por pura
casualidad» en medio de una obra en construcción: «El maquinista
estaba excavando la cantera para cargar en el camión, ve que ruedan
unos huesos, detiene el trabajo y comunica el hallazgo al Museo
Paleontológico de San Pedro», relata. De hecho, la mayoría de los
hallazgos se generan de forma similar, en canteras.
Al instante, miembros del museo acudieron al lugar y notaron que la
maquinaria había destruido parte del esqueleto, pero el cráneo estaba
sepultado junto con la mandíbula, y se encontraba intacto. «Es difícil
recuperar el esqueleto cuando lo toma una máquina de ese tamaño, por
suerte no había agarrado el cráneo», concluye el licenciado en
Biología.
Mientras tanto, la comunidad científica espera las próximas novedades
del equipo investigador. Por su parte, Soibelzon ya había presentado
al oso más grande del mundo en 2011: se trataba de un ejemplar de la
misma especie, pero habría medido 4,5 metros en posición erguida, y su
peso se calculó en 1.500 kilogramos.
Leandro Lutzky / RT.COM
Foto: Cráneo y mandíbula de un arctotherium angustidens, hallados en
San Pedro, provincia de Buenos Aires (Argentina), en enero del 2019.
Agencia CTyS- UNLaM