Santa Fe. – «El abuso sexual y hasta la violación son delitos que cualquier ciudadano, incluido el arzobispo Edgardo Storni, debe rendir cuentas ante la Justicia y de ser verdad esta situación, tendría que irse inmediatamente de la Iglesia para no seguir manchando esta institución tan cara para todos los argentinos, y realmente si esto es cierto tendría que estar preso», disparó el diputado Eduardo Di Pollina al ser consultado sobre la transcripción que diario La Capital publicó de fragmentos del libro «Nuestra Santa Madre», de Olga Wornat, que involucra al arzobispo de Santa Fe en presuntos casos de abuso sexual de menores. Los hechos mencionados en el capítulo noveno dedicado a la Iglesia de Santa Fe «El príncipe y el pastor» de ese libro conmocionaron a todos los ámbitos de la capital provincial y se convirtieron en tema excluyente en los medios oficiales, políticos y cercanos a la Iglesia, mientras mensajes de todos los tenores terminaron inundando las radios locales.
«Esta situación debe ser aclarada»
En ese marco, en la Casa Gris el ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo, sostuvo que «esta situación debe ser aclarada como corresponde y deben hacerse todos los esfuerzos en ese sentido», admitiendo que si bien sólo conocía lo publicado por los medios de prensa escrita «se trataría de un tema por demás de delicado, en donde a los propios miembros de la Iglesia les debe interesar que estas cosas se aclaren exhaustivamente».
Borgonovo coincidió de esta manera con Di Pollina, quien reafirmó con mayor dureza lo anticipado ayer a este diario, al señalar la necesidad de que el jefe de la Iglesia Católica en Santa Fe rinda cuentas ante la Justicia. El diputado del PSP también insistió en sostener que «en la Legislatura la influencia de Storni es muy grande» y que esto «se ha advertido en los distintos proyectos de ley con los que no comulgaba el Episcopado».
Otro tanto afirmó su par radical, Alicia Tate, sosteniendo que «si lo que dice este libro es cierto, dada la gravedad de las acusaciones que configurarían delitos, debe intervenir la Justicia».
Di Pollina, al igual que la diputada nacional Irma Foresi, avanzaron mucho más al no descartar que la verdadera causa por la que aún no se haya podido implementar la ley de salud reproductiva -que lleva más de un año de aprobada- no es precisamente la falta de recursos, sino que se debe a las presiones que subterráneamente se vienen realizando desde esos sectores vinculados a la Curia.
Investigación de Arancibia
En torno al Arzobispado, y a pesar del marcado hermetismo que siguió reinando en ámbitos del Episcopado luego del escueto comunicado oficial emitido anteayer, la agencia informática de noticias El Consultor Web atribuyó a fuentes cercanas a la máxima conducción eclesiástica la intención de dejar en claro que si bien las investigaciones llevadas a cabo por monseñor José María Arancibia existieron, las mismas no tuvieron la entidad y consistencia suficientes como para que pesaran debidamente en la Santa Sede.
La investigación realizada por el arzobispo de Mendoza sobre la conducta personal de Storni fue encomendada en 1994 por la Congregación de los Obispos, con sede en la Piazza Pio XII del Vaticano y cuyo prefecto era el cardenal Bernandín Gantín, tuvo como antecedentes una serie de denuncias que habían sido presentadas diez años atrás.
El mutismo que rodeó la conclusión y el envío del Informe Arancibia al Vaticano fue tal que ninguno de los que integraban la cúpula de la Iglesia Católica Argentina accedió al mismo, ni siquiera Ubaldo Calabresi, en esos momentos designado nuncio apostólico.
Las mismas fuentes aludidas por la agencia también manifestaron que en el libro «Nuestra Santa Madre», la periodista Olga Wornat no hizo sino reflejar el tramo sumarial correspondiente a las primeras instancias de las investigaciones llevadas a cabo en 1994 en la ciudad de Paraná, y que éstas no tuvieron derivaciones en la Justicia penal ordinaria, aunque otros sectores opinen lo contrario y se empeñen en afirmar la existencia de denuncias en Tribunales, aunque sin conocer el destino final que corrieron.
Distintas posturas
Con referencia a las distintas posturas críticas en el marco de la interna de la Iglesia en Santa Fe, las fuentes no dejaron de reconocer que se trata de voces contrarias a la línea pastoral sostenida por el Arzobispado de Santa Fe, y que se deben ubicar dentro del debate abierto en la comunidad católica, y que por enfrentamientos de tipo personal fueron trasladadas al ámbito público, lo que ha deteriorado la imagen de las instituciones católicas.
Sin embargo, la investigación no sólo estuvo centrada sobre la vida íntima del arzobispo sino que también avanzó sobre hechos y declaraciones que existían denuncias desde 1983. Precisamente, en 1983 el cura párroco de la basílica Nuestra Señora del Carmen, Padre Silvestrini, habría presentado -conforme las crónicas periodistas que con motivo de la investigación Arancibia consignaron el antecedente- una denuncia contra la conducta personal del que en esos momentos era el obispo auxiliar de Santa Fe, Edgardo Storni, convirtiendo en uno de los primeros elementos utilizados por la Congregación para los Obispos en el Vaticano una década después.