VIDEO COMPLETO. En su discurso por el Día de la Bandera Miguel Lifschitz ratificó la necesidad de modificar la legislación vigente para que no se corra de fecha del día de la bandera. En el marco de los festejos por el Día de la Bandera, el intendente Miguel Lifschitz pronunció un discurso desde el Monumento en el que le pidió al presidente, Néstor Kirchner, que se declare al 20 de junio como feriado nacional.
Así, el mandatario local instó a modificar la legislación vigente para que el feriado por el Día de la Bandera se conmemore el 20 de junio y no el 18 como sucede actualmente.
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Además, en su alocución el intendente agradeció a Kirchner por la ayuda económica que la Nación brindó a la ciudad y a la provincia para la realización de obras de infraestructura. “Queremos mencionar nuestro reconocimiento por el apoyo que su gobierno le dio a las obras fundamentales para la región”, recordó Lifschitz.
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Asimismo, el mandatario local se refirió a los 50 años del Monumento Nacional a la Bandera y trajo al presente la vida y la obra de Manuel Belgrano al decir que: “Volvemos la vista sobre Belgrano y sobre su vida para reprensarnos como pueblo y reivindicar los valores de la Nación. Este el momento y la oportunidad”, remarcó
“Este no es un día cualquiera para Rosario”, dijo Lifschitz y agregó: “Hemos sostenido y cultivado el sentimiento nacional vinculado a la bandera y a Belgrano y esta fecha es una oportunidad para reafirmar el compromiso de este pueblo con su historia”.
Así, el intendente aseguró que esta fecha “nos convoca a trabajar por la igualdad de todos los que pisen este suelo porque vemos el símbolo de la unidad nacional y de la integración de los argentinos”.
El aplauso emotivo a los ex combatientes de Malvinas
El desfile en el Monumento estaba llegando a su fin luego de los discursos protocolares y, como es habitual, el paso de los ex combatientes de Malvinas renovó el aplauso emocionado de la gente.
Después hizo su paso otro símbolo para los rosarinos: la bandera más larga del mundo, que según estimaciones ya supera los 13 mil metros de extensión.
Mientras, en el palco, el presidente Kirchner soportaba el frío de la mañana junto a su esposa Cristina Fernández y recibía el saludo de numerosos chicos a quines el primer mandatario alzaba y besaba.
Kirchner recibía gustoso cuanta bandera le ofrecían mientras los diálogos en el palco entre las autoridades continuaban.
Al retirarse rompió el protocolo y se mezcló con la gente. El presidente volvió a romper el protocolo y saltó la valla que separaba la zona del desfile del público para mezclarse con la gente.
En medio del delirio de la gente, el presidente se abrazó con la gente y se sacó fotos y firmó autógrafos, al tiempo que, cómo podía, respondía brevemente a las preguntas que a duras penas podían hacerle los periodistas.
«¡Me retan todos!», dijo el presidente antes de cruzar la valla, «pero esto está bárbaro. La ciudad está bárbara, aunque sé que hay asignaturas pendientes», alcanzó a decir entre apretujones.