Roberto, el Negro, Fontanarrosa es uno de los humoristas más queridos de Rosario, en Argentina y varios países del mundo. Con su característica sencillez, habló en exclusiva con Rosarinos.com… Roberto, el Negro, Fontanarrosa es uno de los humoristas más queridos de Rosario, en Argentina y varios países del mundo. Con su característica sencillez, habló en exclusiva con Rosarinos.com sobre su profesión, sus personajes, el humor local, el crecimiento de Rosario, la globalización en el mundo, la educación y su segunda pasión, el fútbol.
Su humor
Con 61 años de edad, Fontanarrosa es sinónimo de talento, cariño y respeto, no sólo a nivel local, sino nacional y hasta internacional, ya que cuenta con seguidores en España, Italia, México, entre otros.
¿Por qué creés que a la gente le gusta tanto el humor que hacés?
Primero estaría por verse si le gusta tanto… lo que pasa es que en general, la gente tiene una relación muy particular con el humor, sea del nivel que sea y de donde provenga, porque de la misma manera que hay muchísima gente que sigue un humor muy elaborado como el de Les Luthiers o el humor gráfico de Quino, también hay mucha gente que sigue a Midachi, o a otro tipo de humor mucho más directo.
En el caso mío, también hay una cuestión de acostumbramiento, de insistencia, desde 19 73 que estoy publicando en el diario Clarín y tal vez puede ser porque trabajo mucho sobre la actualidad local y, por las cosas que he visto en otras partes, siempre lo que más funciona, es la actualidad local. Si uno va a Italia, supongo que los chistes que más circulan, son sobre lo que ocurre en Italia en este momento, tal vez sea por eso, no es muy fácil de acertar cuál es el gusto de la gente y porque se da.
Pero evidentemente tu humor gusta, la gente te sigue mucho…
Tampoco me voy a hacer el ingenuo, se que se da así. Supongo que el público comparte los mismos gustos que tengo yo, y por casualidad, soy un tipo de gustos populares, a mi me gusta mucho el fútbol por ejemplo, no sería lo mismo si me gustara el críquet… me gusta la música popular, he tenido una educación muy similar a la mayoría de la gente y eso hace que haya una mayor cercanía y una mayor facilidad de llegar al lector, porque también es cierto que uno no puede impostar un gusto. Yo podría decir “voy a hacer chistes sobre polo”, que es un público con alto poder adquisitivo, pero bueno, no me gusta el polo, no sé nada sobre polo, y se nota mucho cuando alguien hace humor sobre temas que no conoce. Por ahí veo colegas míos que sé que no están cercanos al fútbol, y hacen chistes sobre ese tema y siempre queda un poquito descolocado.
Además de gustarles tu humor, el público te quiere mucho, ¿por qué creés que sea?
Habría que preguntarle a la gente… (silencio) Pasa que yo trabajo en una actividad que en general produce placer, que es la risa, no es lo mismo si sos un abogado, yo no sé si los que mandas preso te van a querer. Pero acá también juega otra cosa, y es que hay como un agradecimiento, porque me he quedado en Rosario, que implicaría como una acusación a los que se fueron. Y bueno, algunos se fueron porque querían tener otra posibilidad, tenían más campo allá, o si simplemente porque se les antojó irse, y tampoco es malo eso no. Yo me quedé porque mi trabajo me lo permite y porque me gusta la ciudad, no me fue necesario estar en Buenos Aires, pero por ahí yo podría haber estado allá, tengo muchos amigos dibujantes, o en Barcelona, pero no fue necesario, y posiblemente sea porque unos está más arraigado que otras personas que se van tranquilamente de un lado para otro.
Sus personajes
La primera vez que dibujaste a Inodoro, o a alguno de tus personajes, ¿te imaginaste que tendría ese impacto en la gente?
No, porque habitualmente cuando se crea un personaje, el dibujante primero hace un estudio sobre como va a ser el personaje, el nombre, los personajes laterales, cuál va a ser la personalidad de cada uno, pero yo simplemente hice muchas historietas con distintos temas, no pensaba continuar con ninguna y empecé a publicar Inodoro Pereyra en la revista Hortensia, de Córdoba y como me pareció interesante el tema, decidí continuar. Lo fui modificando y armando sobre la publicación, sobre la marcha, no pude prever nada.
En ese momento estaba el auge lo “gauchesco”, ¿creés que por eso gustó tanto Inodoro?
De lo que estoy seguro es que influyó sobre mi, no sé si sobre el lector, también es posible, porque en los comienzos de los años 70 había una gran preponderancia del folklore, se escuchaba mucho y se consumía mucho, pero sí, es cierto, puede ser otro de esos gustos populares compartidos, que hacen más fácil trasladar un mensaje humorístico.
¿En ese momento tuviste alguna fuente de inspiración, o la tenés ahora?
Eso no es inspiración, son copias o admiraciones. El ser dibujante, es un trabajo en el que se aprende copiando, uno copia a otros dibujantes y en ese caso yo copiaba a los dibujantes de historietas de aventuras, no a los humoristas, fundamentalmente copié mucho a Hugo Pratt, un dibujante italiano que vivió 20 años en Argentina y algunos otros y así armé el estilo gráfico. Ahora el humor, lo que uno dice, lo que pone, eso parte de un montón de cosas, posiblemente de la cultura, educación buena o mala que uno tenga no, pero es cierto que si, tomé cosas de muchos dibujantes. De la misma manera por ahí los chicos hoy, toman cosas de Caloi, de Cris, o mías, porque afortunadamente uno puede aprender de revistas o de diarios, sin tener que concurrir al taller, o a la escuela de nadie.
La profesión
Roberto asegura que está “más que conforme”, en como le ha ido a lo largo de sus años de profesión. Se considera “un privilegiado”, por poder trabajar de algo que “siempre fue vocacional”, dónde le pagan por hacer lo que le gusta, afirma que eso “contribuye a que uno se sienta muy bien con uno mismo y por lo demás”.
¿Qué otra cosa te hubiera gustado hacer, de no dedicarte al humor?
Me hubiera gustado jugar mejor al fútbol, pero fui del montón… creo que siempre fue lo que más me gustó, jugar al fútbol, a pesar de que lo hacía mal, pero jugué toda mi vida.
Pero más como hobbie, ¿o te hubieras dedicado a eso?
Es que acá no vale la cosa de gustarte, lo que vale es si sos bueno, o malo. Si sos bueno te pagan y si sos malo tenés que pagar para alquilar la cancha, comprar la camiseta etc. Supongo que si tenés una base técnica más o menos interesante de talento, por supuesto que existe la dedicación, pero si no alcanzas un mínimo de eso, es inútil cualquier tipo de dedicación.
¿Para ser dibujante hay que tener alguna virtud en particular?
Hay algo que es casi congénito, si uno parte de la pregunta “¿por qué a uno le gusta dibujar y a otros no?”. Sobre todo los chicos, lo primero que hacen es dibujar, de chiquitos, antes de a escribir, es una forma de expresión fundamental, pero después van quedando los que tienen una vocación, que en mi el caso, se despertó porque me gustaban mucho las historietas. Supongo que habría alguna facilidad personal, pero de ahí en más todo el desarrollo me vino de la observación, de la copia y de estar muchas, muchas horas dibujando. No tuve una figura familiar cercana, o amistosa que influyera en mi, simplemente me gustaban las revistas de historietas.
Su personalidad
¿Cómo te definirías a vos mismo?
(Risas)… como un narrador, me gusta contar cosas, lo puedo contar a veces con dibujos y texto, otras con texto solo, otras con dibujos solos, pero lo que me gusta es contar cosas y lo más difícil, me resulta encontrar que historias contar y cómo.
Muchas veces dijiste eso de que sos tímido, callado ¿esto te pudo haber jugado en contra?
Muchísimo, durante mucho tiempo, pero lo cierto es que ya no soy tan así. Lo que pasa es que cuando yo comprobé que había algo que podía hacer más o menos bien, que me podía ganar la vida con algo, o sea que no era un inútil para todo, ahí sentí más seguridad en mí mismo. Pero la timidez es una constante de los humoristas gráficos, de los dibujantes, hay muy pocos que son “animadores” de reuniones, pero de todas formas, con la práctica, con las charlas y los reportajes, no creo que ahora sea un tipo ultra tímido como lo fui en algún momento, pero tampoco soy un animador de fiestas…además no voy a fiestas casi.
¿En el amor te ha ido bien?
Ahí se gana y se pierde, como cualquier otra cosa, pero si, estoy en pareja, muy bien, mi hijo está en Buenos Aires, muy contento, o sea que no tengo quejas que vayan más allá de los abatares normales de la vida de un tipo.
Con respecto a tu problema de salud ¿cómo lo llevás?
Alegre no me pone, pero bueno, es lo que toca y uno se va reacomodando, por ahí decís, “puta que garrón que me vengo a comer”. Hay momentos en que uno lo toma con calma, y momentos que no.
El año pasado te operaste…
Me hice un implante de células madre, pero no pasó nada, era previsible, porque era experimental, estaba dentro de las posibilidades que no pasara nada. Pero se sigue investigando mucho, trabajando mucho con eso, estoy haciendo otro tipo de tratamientos también, pero es difícil acomodarse a la idea. No creo que haya alterado la cuestión del trabajo, al contrario, a mi el trabajo es algo que me pone bien, en este caso funciona como una laborterapia digamos, no creo que de afuera se note demasiado el problema.
¿Tu trabajo es fundamental, es como una necesidad fisiológica?
Si, pero ese es un tema que se ha complicado mucho, ya no me resulta muy placentero dibujar, por el esfuerzo enorme que me cuesta, pero lo sigo haciendo, reacomodando las cosas. Sigo apuntando más al hecho de qué contar y cómo, y después lo dibujo como puedo.
Rosario
El Negro es un rosarino de pura cepa, dónde quiera que va no duda en hacerlo saber.
¿Cómo ves el hecho de “la Rosario turística”?
Creo que Rosario en los últimos 15 años, ha cambiado mucho para mejor, se ha embellecido. Siempre fue una ciudad muy grisácea, con muy poca autoestima en cuánto a lo gráfico, a lo visual, con una omisión total del río, salvo como elemento de trabajo. Yo nací y crecí en la zona del río, y no se veía, no tenías acceso. Ahora con el puente, la autopista, no sólo Rosario, a cualquier ciudad que le pasa eso, consigue tener un mayor movimiento. De todas formas siempre he dicho que es un poco excesivo pensar a Rosario como una ciudad turística, con todo lo que significa, por una razón simple, no tenés mar y no tenés montañas, que son las dos bases fundamentales de la mayoría de las ciudades turísticas. No creo que nadie vaya a venir acá un verano, que es infernal, a pasar una semana en Rosario, si puede ser los viajes de fin de semana, lo que llaman mini turismo, eso afortunadamente se ha incrementado mucho.
¿El humor rosarino tiene alguna característica que lo diferencie de otros lugares?
No, independientemente de que pueda haber bueno o malo, que ha habido muchos buenos, no es lo mismo que el caso de Córdoba, porque Córdoba debido a la lejanía con Buenos Aires, tiene otra realidad y hasta tiene otro lenguaje. Rosario es muy parecido a Buenos Aires, y no creo que haya una gran diferenciación entre el humor de estas dos ciudades, salvo la mención de lugares estrictamente, o personajes, pero la construcción del humor, el lenguaje en sí, a mi juicio no tiene ninguna diferenciación con Buenos Aires.
Y los artistas en general, sacando un poco el humor, ¿lo ves también muy pegado a Buenos Aires?
Estamos muy cerca, pero también es cierto que se dan cuestiones de contagio, entusiasmo, a partir de determinados fenómenos. Aparece La Trova Rosarina y todos los demás chicos dicen “¿porque yo no?”. Mi hijo está en Buenos Aires haciendo música y supongo que en parte habrá influido Lito Nebia, Fito Páez, todos los rosarinos, o sea que por ahí se da esa corriente de contagio.
Saliendo del humor…
¿Como fanático, cómo ves esto del comercio del fútbol actual, en relación a lo que era antes?
El negocio viene desde hace mucho tiempo, sería ingenuo suponer que no tiene que haber negocio porque ya se hubiera terminado el fútbol profesional. Es como los que dicen que la Feria del Libro es un negocio, gracias a dios es un negocio sino ya no estaría más. Como todas las cosas es difícil conseguir un equilibrio, si es solamente un negocio, si apunta a eso, indudablemente va a terminar siendo pero porque se va a destruir, que es lo que está pasando en el fútbol con las barras bravas, con la exagerada explotación del negocio, de un crecimiento enorme, a partir de un crecimiento enorme de los medios de comunicación. Yo fui al mundial de Estado Unidos y habremos ido 50 periodistas Argentinos, el de Francia había 400, y algunos no eran periodistas deportivos, si no de programas de chismes, o de lo que fuera. A mi el fútbol me sigue apasionando, pero es cierto que yo siempre he reparado en lo que pasa en la cancha, a mi lo que pase afuera no me preocupa mucho, lo que no deja de ser una ingenuidad, pero me gusta el juego en sí, nada más.
¿Cómo ves el tema de la creciente globalización?
Concretamente por ahí no sé muy bien de que se trata la globalización, como todas las cosas supongo que tiene facetas positivas y otras negativas. El crecimiento enorme de las comunicaciones, permite que uno esté al tanto de lo que pasa en cualquier lugar del mundo, me parece que eso es bueno, lo que corre riesgo por ahí, son los rasgos culturales de cada lugar, la defensa de lo individual, de preservar ciertas diferencias, que creo que es lo que enriquece todo lo que sea cultural. A mi particularmente no me inquieta lo de la globalización, salvo bueno, cuando ya entran a tallar negocios de grandes empresas multinacionales, que van en desmedro de lo particular, pero por otro lado, dejando de lado que sea bueno o malo, es una realidad, hay cosas de donde ya no se puede volver.
Internet es una cosa maravillosa realmente, pero extraña y fundamentalmente porque no tiene dueño. Algo que no se puede creer, que yo o cualquiera pueda entrar en internet, hacer una página, un sitio, eso creo que ha dado y va a dar un grado de vitalidad, de interconexión y al conocimiento, maravilloso, lo que pasa es que hay cosas que uno no sabe como manejarlas, por ejemplo, alguien puede cargar todos mis cuentos y mis libros en internet, y yo no puedo hacer absolutamente nada. Un detalle chiquito, un montón de gente me dice, “que bueno, el texto que escribiste sobre las palabras argentinas e inglesas”, y yo no lo hice, jamás hice eso, te imaginás que no me voy a poner a correr detrás del que lo hizo… son todavía campos muy amplios, sobre los cuales no hay tal vez afortunadamente demasiado control.
¿Cómo ves la educación actual en Argentina?
No tengo mucha proximidad, ya mi hijo tiene 23 años, yo seguí un poco la escuela secundaria de él. Creo que hay mucho problema, mucho debate, con respecto a la educación y me parece lógico que eso suceda. Lo que yo veía en mi hijo es que para cumplir con un programa de educación, intentaban meterle diez mil cosas en la cabeza a la vez, de las cuáles se olvidaba a los cuatro días, y no sólo él, todos. Pero claro que se le puede pedir a un profesor que a lo mejor, tiene un curso de cuarenta energúmenos, que gana muy poco y uno le puede exigir entusiasmo, que eso si transmite mucho.
Lo que uno ve es que a los chicos en general no les gusta ir ala escuela secundaria, que es una lástima con tantas cosas interesantes para enseñarles, o para que nos enseñen. Me parece que por ahí habría que cambiar algunas cosas para ver si se hace más atractivo, pero yo no tengo la respuesta.
Sacar las matemáticas por ejemplo…
No, realmente no se puede… pero a veces me comentan maestras, que leen cuentos, suponte míos y me parece más lógico que un chico se interese por un texto más o menos actual, y que trata de gente parecida a la que conoce, que se entusiasme con la historia del Mio Cid Campeador, que me la hicieron leer en la secundaria… por ahí la puerta para la lectura, no es el Mio Cid, sea otra cosa, Los Simpsons, que se yo, algo que les haga darse cuenta que no hay porque relacionar los libros con aburrimiento que es lo primero que te enseña la escuela, pero no es fácil.
Dijiste en la Feria del Libro, que te consideras opuesto a tu personaje Boogui el Aceitoso, que no sos machista, ¿cómo ves esto de que la mujer vaya incursionando cada vez más en los distintos campos?
Como algo absolutamente lógico, me parece que lamentablemente lo hace con lentitud, pero no porque quiera, si no por todas las trabas y por todas las costumbres que quedan alrededor de la mujer. Indudablemente una mujer metida en la producción, en el laburo, en el desarrollo, en el estudio, es una persona casi siempre más interesante que aquella que no lo hace, ahora lamentablemente muchas mujeres no tienen otra opción que quedarse en la casa y bueno tampoco está mal.
Menos jugar al fútbol…
En Estado Unidos las mujeres juegan mejor al fútbol que los hombres, pero yo tengo un prejuicio, porque visualmente no me gusta. Uno ve básquet femenino y no resulta extraño, voley no resulta extraño, fútbol si, como el box, el box de mujeres, a mi me choca.
Entrevista: Melisa Kelly y GGF
Nota: Melisa Kelly
Fotos: GGF