La relación comenzó en internet. Fueron enemigos a muerte y ahora prometen amistad «para toda la vida»
Scaglia e Inskip, en el monumento a los caídos en las Islas. |
Fueron enemigos y, sin conocerse, uno intentó matar al otro. Ambos sobrevivieron a la guerra de Malvinas. El argentino participó del lanzamiento del misil que apuntaba a derribar el buque donde estaba el inglés. El inglés realizó una maniobra que esquivó el tiro. Después de 24 años se conocieron personalmente y se dieron un abrazo. Ahora tienen cosas en común y protagonizan una historia que bordea la ficción.
El 12 de junio de 1982, en una base al norte de Puerto Argentino, la Marina argentina lanzó un misil exocet contra el barco destructor inglés HMS Glamorgan. El tiro intentó sacar del escenario bélico a la embarcación con todos sus tripulantes. Pero, la pericia del oficial inglés a cargo -que rápidamente ordenó una maniobra de viraje- salvó a la mayoría de los 450 marineros británicos y logró que el buque no se hundiera.
Ese día José Scaglia, que tenía 19 años y era conscripto de la Marina, ayudó a trasladar y lanzar el exocet para liquidar el Glamorgan. El mismo día, el oficial británico Ian Inskip logró salvar a 436 tripulantes y al destructor del naufragio. Ayer Inskip y Scaglia se abrazaron en Rosario y no dudaron en afirmar en inglés y castellano: «Nos quisimos matar, pero ahora logramos tener una amistad para toda la vida».
Todo empezó hace aproximadamente un año y medio cuando Scaglia comenzó a buscar por internet datos de ese barco que no habían podido destruir. Una experiencia donde, más allá de la frustración argentina, se resaltó, entonces y ahora, el profesionalismo del oficial a cargo.
El ex combatiente argentino encontró una asociación que agrupa a los ex tripulantes del Glamorgan, lejos del frío y de la nieve de las Malvinas. En el ciberespacio, Scaglia comenzó a conversar con uno y otro miembro de la asociación hasta que dio con Inskip.
Claro que el diálogo tuvo momentos ásperos, sin embargo tanto desde Inglaterra como desde Rosario primaron la conciencia antibélica y el compartir las dolorosas e indelebles secuelas que dejan las guerras. Obviamente cada uno defiende para su país la soberanía sobre las islas, pero dicen que nada justifica un enfrentamiento armado. «Los dos nos preguntamos a quién le beneficia una guerra y con qué fines se hace. ¿Por qué hay guerras?», pregunta con obstinación Scaglia.
A su lado el ex oficial inglés indica que cada quien hizo en ese momento «lo que tenía que hacer, y lo que se esperaba de cada uno de su profesión». Pero a pesar de esta explicación Inskip no puede olvidar los días de la contienda. «Todavía lloro, todavía me afecta toda la experiencia que viví en esos días, y pienso permanentemente en los combatientes, tanto en mis compatriotas como en los argentinos», confía.
El ahora jubilado militar inglés, de 62 años, llegó hace cuatro días a la Argentina con su esposa Marianne, y ayer viajó expresamente a Rosario para conocer a Scaglia. El matrimonio inglés afirma que desde hace mucho querían conocer el país. «Sabíamos que era grande y extenso, la verdad es que es bellísimo y estamos sorprendidos por la calidad de la gente», dicen sin tapujos.
Pero más allá de la visita turística que emprendieron, la pareja británica llegó con el objetivo de traer personalmente un mensaje de amistad para todos los argentinos que combatieron en Malvinas. Especialmente a los familiares de los caídos. Es más, hace cuatro años Inskip volvió a las islas Malvinas y se tomó su tiempo para visitar tanto el cementerio de los soldados ingleses como el de los argentinos.
Revela que en ambos se emocionó y brindó tributo a los muertos en combate. «Siempre pienso en esas personas, en todos sus familiares, en las cosas que sucedieron y que me siguen afectando a pesar de los años», comenta y añade que no son pocos los isleños que llevan flores a las tumbas de los ex combatientes del país.
Las mismas experiencias
Tanto Scaglia como Inskip advierten que ganar o perder en una guerra no implica que no queden secuelas dolorosas para quienes las protagonizan. Así, Scaglia da cuenta de las dificultades que cientos de sobrevivientes argentinos tienen aún para poder conseguir trabajo, vivienda y mantener una familia, sin contar con los problemas físicos y psicológicos. «Creemos que este acercamiento sirve para muchas cosas, sobre todo para compartir experiencias muy duras y darnos cuenta de que a todos nos pasa algo similar», afirma el rosarino.
Mientras tanto, Inskip comenta que las adicciones y las conductas violentas, además de otras dificultades también signaron las vidas de los sobrevivientes británicos. «Hubo secuelas terribles, graves problemas de alcoholismo, de drogadicción y dificultades para volver a la vida cotidiana. Si no fuera por las organizaciones no gubernamentales como las nuestras (por la asociación del Glamorgan), no sé qué hubiera pasado con muchos de ellos», asevera.
Por lo pronto, los sobrevivientes se abrazaron, charlaron y también se emocionaron hasta las lágrimas en más de una ocasión. Los dos están convencidos de que la vida les ofrece otra oportunidad. Hace 24 años pudieron haberse matado mutuamente, ahora piensan en el próximo encuentro que selle esta amistad que surgió después de la tragedia.
Fuente: diario La Capital – Isolda Baraldi – Foto: Néstor Juncos