El encuentro se desarrollará hasta el 23 de octubre. Una multitud participó del lanzamiento y escucho al escritor Felipe Pigna.
La primera charla colmó la sala del Rivadavia, con un debate sobre los mitos de la historia. |
«Esto es sembrar semillas del futuro», resumió anoche el intendente Miguel Lifschitz el espíritu de la Feria del Libro de Rosario, que fue inaugurada anoche y se desarrollará hasta el 23 de Octubre en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, al que en la apasionante conferencia inaugural del historiador Felipe Pigna propusieron llamarlo «Mariano Moreno», «Rubén Naranjo» y hasta «Ernesto Che Guevara».
«Mi esperanza y mi anhelo es que sea una feria anual. Sin entrar a competir con la de Buenos Aires, pero si Córdoba y Santa Fe tienen sus ferias del libro cómo no la vamos a tener en Rosario», se agrandó el escritor rosarino Rafael Ielpi, consultado cuando ingresaba.
Quince minutos antes de la hora del acto se apagaron la mayor parte de las luces del edificio «por una sobrecarga en una fase», aunque el inconveniente fue subsanado a medias y la Feria fue inaugurada por el psicólogo Gabriel Riestra, en representación de los siete libreros rosarinos que la organizan (Homo Sapiens, Técnica, Ameghino, Mandrake, Puerto Libro, Corpus y Géminis); el intendente Miguel Lifschitz; la secretaria de Cultura municipal, Marina Naranjo; el ministro coordinador santafesino, Sergio Rossi, y el secretario de Cultura de la provincia, Raúl Bertone.
«Esta feria es única en su tipo en el interior y distinta por las grandes y pequeñas editoriales y librerías que participan», sostuvo Gabriel Riestra en la presentación. Y cerró con una oportunísima cita de Reyes: «Cuanto se haga a favor del libro se habrá hecho a favor del hombre, de los más humano que hay en él».
El momento más emotivo de la noche fue la evocación del profesor Rubén Naranjo -el célebre luchador de la Biblioteca Vigil, quien murió a principios de mes- que hizo su hija Marina: «Quiero agradecer por una emoción compartida, sobre todo porque él dedicó su vida a los libros y en ese registro y esa formación heredada siento que la ciudad lo acompaña». Justamente, uno de los stands fue especialmente otorgado a la Comisión de socios por la recuperación de la Vigil, donde exhiben una colección privada de libros que fueron salvados de las garras de la dictadura, entre los que se destacan «La Biblioteca Popular Constancio C. Vigil», del propio Naranjo, que venden a 2 pesos, «¿Maestro pueblo o maestro gendarme?», de María Teresa Nidelcoff, obras de Juan L. Ortiz y de José Pedroni.
El intendente citó al periodista y escritor Reynaldo Siettecase, cuando le dijo que «Rosario tiene muchos escritores, pero sobre todo tiene muy buenos lectores».
Los organizadores y los funcionarios coincidieron en el nuevo posicionamiento de la ciudad, que el secretario de Gobierno municipal, Juan Carlos Zabalza, resumió al asegurar que «el polo cultural de Rosario existe si vos analizás sus instituciones, sus programas sociales y urbanos».
El plato fuerte de la noche llegó con la celebrada conferencia y diálogo de Felipe Pigna -junto al periodista Diego Fiori- con una sala colmada por más de 500 personas, que alcanzó uno de los puntos más interesantes cuando reveló que «Rosario es una de las ciudades más anarquistas, junto con Barcelona y Buenos Aires. Pietro Gori y Malatestta eran maestros panaderos y por eso bautizaron a las facturas con esos nombres: vigilante, sacramento, bola de fraile y suspiro de monja».
Fuente: diario La Capital