Los lugares elegidos son el bosque de los Constituyentes, barrio Tablada, Molino Blanco y Las Flores. Se harán huertas comunitarias.
Casi 7 mil personas están involucradas en los 600 emprendimientos. |
Cuatro grandes sectores de la ciudad que totalizan 15 hectáreas se convertirán en parques huerta para el desarrollo de proyectos comunitarios de economía solidaria. La iniciativa, novedosa en sí, tiene además un condimento que la hace aún más atractiva: en estos espacios, los huerteros y huerteras no sólo podrán cultivar sus semillas, sino que la intención es refuncionalizarlos con un carácter integrador, donde se desarrollen actividades pedagógicas, recreativas y de esparcimiento, además de contribuir a mejorar la estética urbana.
Los lugares ya fueron identificados y sobre algunos comenzaron los trabajos de forestación. El primero estará en barrio Tablada, en el área delimitada por Circunvalación entre 27 de Febrero y Lamadrid; un segundo espacio fue pensado en Molino Blanco, Circunvalación y Ayacucho; el tercero en Las Flores, San Martín y acceso sur a Circunvalación, y un cuarto en el Bosque de los Constituyentes, en el tramo que va por Sorrento desde el Puente Negro hasta Provincias Unidas.
El proyecto está inspirado en experiencias de otros países recogidas en jornadas de intercambio con emprendedores de Sudamérica y Europa (ver recuadro), y será ejecutado por profesionales del área de la Secretaría de Planeamiento municipal con la colaboración de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Será una experiencia inédita en el país y conjugará la actividad productiva con el diseño paisajístico.
El Programa Agricultura Urbana se lleva adelante desde principios de los 90. Promovió más de 600 huertas, que involucran a casi 7 mil personas. La cadena de comercialización de los productos termina en las seis ferias instaladas en diferentes puntos de la ciudad: la de Presidente Roca y el río; plaza San Martín (Dorrego y Córdoba); plaza López, (Pellegrini y Buenos Aires); plaza Alberdi (Rondeau y Superí), las cuatro plazas (Mendoza y Provincia Unidas) y frente al Distrito Oeste Felipe Moré (avenida Perón al 4600). Allí se pueden adquirir productos ecológicos, a los que se agregan los alimentos artesanales, y la agroindustria de cosmética natural con cremas, jabones y geles elaborados con plantas medicinales, cultivados en las distintas parcelas comunitarias.
«Con el tema de los parques huerta creemos que vamos a tener una cantidad de espacio productivo importante para abastecer las ferias y la agroindustria. Y lo más importante y destacable es el sostenimiento a futuro para que la gente tenga una identidad propia a través de la red de huerteros y huerteras, se reconozca como tal y se fortalezca la organización», sostuvo Raúl Terrille, uno de los coordinadores del programa.
Y con tono optimista avisoró «un futuro promisorio. Si bien seguimos en este marco de valoración de los principios solidarios por sobre los comerciales, la idea es que estos grupos de productores tengan autonomía. Seguiremos con la cogestión, pero queremos que finalmente la opción laboral sea genuina», precisó.
Aunque no se precisaron los plazos de ejecución de los nuevos espacios recreativos productivos, técnicos paisajistas ya están trabajando en la diagramación de la forestación en Tablada. En estas siete hectáreas estarán integradas las sendas peatonales, bicisendas, espacios didácticos para las escuelas y de capacitación para los propios huerteros.
En Circunvalación y Ayacucho se trabaja en conjunto con los programas Rosario Hábitat y Barrios Productivos. Allí, la huerta ocupará tres hectáreas y se tiende a mejorar las áreas verdes del barrio en combinación con los espacios por cultivar. Contra el arroyo Saladillo, a mano derecha de Ayacucho, existe un predio conocido como La Paloma, donde también se abrirá un área de siembra.
En barrio Las Flores (San Martín y el acceso Sur) el Servicio Público de la Vivienda cedió unas dos hectáreas por 10 años para la producción.
Otro de los lugares emblemáticos de Rosario que será apropiado para el nuevo proyecto es un sector del Bosque de los Constituyentes. De las 300 hectáreas, se utilizarán tres para producción frutihortícola. Además se procurará darles mayores posibilidades y un desahogo social a los habitantes de los asentamientos precarios de la zona.
Claudio González
Los emprendimientos tejen redes con pares del exterior
Los emprendimientos productivos rosarinos ya trascienden las fronteras del país y tejen redes con sus pares del exterior. Ese fue al menos el saldo del encuentro del que participó el Programa de Agricultura Urbana en Amsterdan, Holanda, entre el 9 y el 14 de Septiembre. Allí, una huertera elegida pudo intercambiar experiencias con representantes de otros países de América latina y de Europa.
Impulsado por la Fundación ETC de Holanda y con apoyo de Centro Internacional de Investigación y Desarrollo de Canadá, representantes de Uruguay, Brasil, Perú, Italia, Hungría y Holanda expusieron sus trabajos y abordaron el fenómeno del desarrollo en las huertas urbanas, las particularidades y el impacto de los emprendimientos en cada una de sus ciudades.
Las jornadas sirvieron para reforzar las capacidades de gestión de las organizaciones, el establecimiento de relaciones con grupos de consumidores, y les permitió identificar elementos para una agenda interregional de investigación y acción. Los participantes contaron sus realidades y tuvieron oportunidad de convivir con los jardineros urbanos de Amsterdan y los llamados periurbanos del sur de ese país. Al cabo de cada jornada se elaboraron mesas redondas que giraron en torno a tres temas principales: organización y funcionamiento, establecimiento de alianzas e incidencia política.
Se trazó como objetivo principal identificar estrategias, los mecanismos de gestión y el desarrollo de alianzas, implementados por organizaciones sociales de Agricultores Urbanos y periurbanos de América latina y Europa.
De Rosario participó Tomasa Ramos, una de las primeras huerteras que tuvo el programa. «Decidimos que viajara un huertero porque su visión es distinta a la que podemos tener los técnicos», dijo el ingeniero agrónomo Raúl Terrille.
Y para Tomasa la experiencia fue única: «Si bien las huertas de Holanda nacieron hace más de cien años como un estilo de vida, me sorprendió la organización y el uso de los espacios para distintos fines. Trabajan como una comunidad, que se alimenta de lo que produce, y además están abiertas a la población. Las pueden visitar escuelas, ancianos que están en proceso de rehabilitación, y hasta se puede acampar en medio de una vegetación impresionante. Además se da trabajo a los inmigrantes. Todo eso se puede trasladar a nuestra ciudad, donde tenemos muchos terrenos libres», contó la mujer.
Fuente: diario La Capital