Se presentaron los resultados preliminares de un estudio interdisciplinario de investigadores de la UNR.
Rosario es una ciudad ruidosa, como todos los centros urbanos, pero con su propia identidad. Ese fue el punto de partida para que un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) se pusiera a trabajar y consiguiera hacer, primero, un relevamiento cuantitativo de la cantidad de ruido en diferentes zonas de la ciudad y, segundo, un estudio cualitativo, todavía en proceso, de los componentes específicos de esa masa sonora. Los resultados preliminares de la pesquisa fueron presentados el fin de semana en las Segundas Jornadas Multidisciplinarias sobre Violencia Acústica Social organizadas por la Asociación de Logopedia, Foniatría y Audiología del Litoral y el Comité Científico Interdisciplinario de Ecología y Ruido, y realizadas en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia. El trabajo consiguió concluir que Rosario es una ciudad ruidosa; que el Distrito Centro lleva la peor parte por su intrincado tejido de usos residenciales, comerciales, de entretenimiento y de servicios; que rápidamente los sectores donde estarán emplazados el nuevo Hospital de Emergencias (Pellegrini al 3300) y el Centro de Renovación Urbana Scalabrini Ortiz (Francia y la costa) se convertirán en núcleos problemáticos; y que será necesario aggiornar las normas vigentes sobre contaminación acústica.
Cabe señalar que la mayoría de las leyes restrictivas de la emisión de ruidos molestos estipulan un máximo de 70 decibeles (dB) para zonas industriales y de 55 dB para zonas residenciales con mediciones exteriores, aunque en Rosario la ordenanza Nº 46.542 se refiere a límites en el interior de las viviendas, con ventanas abiertas, que oscilan entre 45 a 55 dB en ámbitos residenciales, 50 a 60 dB en comerciales y 55 a 65 dB en industriales. Según los expertos, existen curvas de relación entre las mediciones de exterior e interior que oscilan entre 7 dB y 15 dB de diferencia entre las exteriores y las interiores.
La ciudad posee un complejo cuerpo conformado por diferentes variables que, reconocidas y evaluadas minuciosamente, se transformaron en importantes variables a tener en cuenta en la investigación. Además del uso del suelo, se trabajó con los canales de la trama urbana, volumen y composición del tránsito, tipo de pavimento y cómo está distribuida la masa construida, entre muchas otras.
El Distrito Norte está articulado por las avenidas Alberdi y Rondeau, y por otras arterias importantes como Avellaneda, Baigorria, Génova y Casiano Casas, e incluye barrios históricos y populosos como Arroyito, Alberdi y La Florida. Las buenas condiciones de vida se asocian a varios bolsones de pobreza con combinaciones de conjuntos habitacionales privados y de intervención estatal. Se destacan zonas de uso industrial, recreativo -como la costa- y la presencia de grandes centros comerciales. Aquí se realizó una muestra del ámbito residencial en Herrero Miranda al 2500 y se observaron 61 dB, debido a su característica de sector ajardinado con poca circulación de vehículos. Los valores aumentan cuando se trata de complejos habitacionales, como en Casiano Casas al 1800, donde se obtuvieron números de hasta 70 db. Allí abundan ruidos asociados con la alta densidad de población y, por ejemplo, están asociados a manifestaciones culturales como gritos o música a alto volumen.
El Distrito Noroeste está atravesado por la avenida Eva Perón y por calles principales como Paso, Wilde, Mendoza y Provincias Unidas, aunque posea un peso importante en el análisis la avenida de Circunvalación, por sobre donde se han instalado grandes centros de compras y de servicios. Existen zonas de uso industrial y barrios como Belgrano, Fisherton y Empalme Graneros y los llamados countries, también numerosos asentamientos irregulares, así como el aeropuerto y el autódromo, hitos destacados del panorama acústico del sector. En ese sector se hizo una medición en Larrea al 1400 que sirve para ejemplificar el ruido en lugares de residencia alejados de grandes avenidas, detectándose valores de 63 dB. Luego se corroboró con otra en Tarragona al 500 bis con un valor de 65 dB. Los valores ascendieron en las zonas de grandes complejos de viviendas, como en el Distrito Norte: en Donado al 900 se determinaron 67 dB.
Grandes diferencias
El Distrito Oeste tiene a la Presidente Perón como columna vertebral y a Pellegrini, 27 de Febrero, Provincias Unidas, Avellaneda y Rouillón como secundarias. Abundan los conjuntos habitacionales de intervención estatal y su uso está determinado por comercios mayoristas, de almacenamiento y distribución en contraste con un escaso número de servicios.
El Distrito Sudoeste tiene como arteria principal a Ovidio Lagos y como secundarias a Uriburu, Oroño y Arijón con barrios emblemáticos como Cura y Acindar, grandes complejos habitacionales y elevado porcentaje de la población con necesidades básicas insatisfechas. Es un sector de gran desarrollo industrial debido a su facilidad de acceso y los terrenos disponibles.
El Distrito Sur se extiende con San Martín como avenida rectora y Ayacucho, Seguí, Arijón y Grandoli como subalternas con un barrio histórico como Saladillo, grandes conjuntos habitacionales y un elevado número de asentamientos irregulares. Hay además zonas mixtas de uso residencial y productivo. En este distrito se ubica la llamada «zona de hospitales», donde se detectó un nivel de 71 dB y donde debería reinar un mayor silencio.
El Distrito Centro tiene una trama más compleja y articulada por avenidas como Pellegrini, Córdoba, Santa Fe, Salta, Mendoza y Lagos. Es el que concentra la mayor cantidad de equipamiento urbano y de actividades de todo tipo, entre las que priman las educativas, de salud y servicios. Tiene una combinación de usos que incluyen al residencial, el comercial y de servicios, y cuenta con las mejores condiciones de vida. Se destacan el microcentro, que ya fue estudiado en otra etapa del trabajo, y el macrocentro. Aquí se repite el problema de los hospitales del Distrito Sur. En Urquiza al 3000, donde se yergue el Hospital Centenario, se midieron 73 dB. En el mismo distrito se encuentra un punto de futuro conflicto auditivo: el sector de localización del nuevo Hospital de Emergencias Clemente Álvarez que se incorpora a la instalación anterior de un bloque habitacional en torres, la Universidad Católica Argentina y un hipermercado. Otra verificación se hizo en bulevar Oroño al 900, con 69 dB, donde se ofrece una variada oferta educativa y de salud con gran tránsito vehicular, pero por donde no circulan colectivos ni camiones, por una prohibición municipal. También se hizo una muestra de zona residencial en Italia al 1700, con 73 dB, 10 puntos arriba de la realizada en un sector del Distrito Noroeste con las mismas características, pero con una menor concentración de actividades.
Más allá de la división en distritos se analizaron otros sectores con usos urbanos específicos. Por ejemplo se determinó que en Santa Fe al 3300, donde está ubicada la Terminal de Ómnibus, hay un nivel de 74 dB en medio de un gran tránsito, una gran variedad de comercios y servicios, un predio ferial como el Patio de la Madera y su respectivo parque.
También se observaron los dos sectores de acopio y distribución de alimentos como los llamados Mercados de Productores. En Wilde al 800 se midieron 69 dB y en 27 de Febrero al 3600 se observaron 74 dB. En lugares de uso productivo específico, como en Juan José Paso al 6900, se leyeron 73 dB, mientras que en sectores de uso mixto productivo-residencial, como en Don Bosco al 200, donde se encuentra la planta de lechera Cotar, se contaron 65 dB. Además se corroboró el ruido en sectores de uso combinado comercial-residencial como el centro comercial del barrio Echesortu, en Mendoza al 3800, con valores de 74 dB. Casi el mismo número, 73 dB, se fijaron para zonas de uso mixto residencial-industrial-de servicios como en Ovidio Lagos al 3700.
En busca de un modelo predictivo
La investigación interdisciplinaria fue realizada por el llamado Grupo Ruido de la Facultad de Arquitectura de la UNR integrado por los ingenieros Federico Miyara, Susana Cabanellas, Marta Yanitelli, Vivian Pasch, y los arquitectos Patricia Mosconi y Jorge Vázquez. Los especialistas escogieron 66 puntos para las mediciones dividiendo la ciudad en los seis distritos, copiando el esquema de descentralización administrativa municipal. Las verificaciones, en tres intervalos de cinco minutos, se hicieron en días laborables, pero no en horas pico para que la muestra sea representativa. Se aclaró que no se establecieron valores definitivos sino de referencia. Además se pudieron hacer mediciones digitales, con grabación simultánea para luego emprender un proceso de análisis en el laboratorio y determinar los componentes del ruido. Así, luego se podrán realizar relevamientos estadísticos, de filtrado, y de espectro, entre otros. Rosario es una ciudad de más de un millón de habitantes, de 17.869 hectáreas -más su área metropolitana- y la heterogeneidad en el uso del suelo da la pauta de la diversidad de las situaciones urbanas a revisar. No se pretendió específicamente trazar un mapa sonoro sino hacer una caracterización del ruido en Rosario, así como elaborar un modelo predictivo de ruido urbano local.
Fuente: diario La Capital – Orlando Verna