CIFRAS. En Rosario hay 400 casos de adolescentes escolarizadas embarazadas y con hijos de entre 15 y 19 años. El programa municipal Equidad Educativa tiene 281 inscriptas que continúan sus estudios mediante becas.
Joana y Noelia esperan que la escuela les brinde herramientas para ser mejores madres. |
Cuando termine el secundario Noelia Fregenal, de 17 años, quiere realizar los estudios que le permitan ser maestra jardinera. Su amiga Joana Aguirre, de 16, quiere estudiar mecánica dental “y a la primera que le arreglo los dientes es a mi mamá, que le faltan algunos”, dice con una carcajada sin espacio para la malicia. Las dos chicas viven frente al Distrito Oeste, una a cada lado de avenida Presidente Perón, al borde de Villa Banana. Héctor es el nombre del hijo de un año de Noelia; Joana eligió llamar Delfina a su hija de cuatro meses. “Nos encanta ser madres. Pero con una sola criatura está bien por ahora. Hasta que terminemos de estudiar por lo menos”, afirman.
Noelia y Joana son dos de las 281 jóvenes que forman parte del Programa Equidad Educativa, impulsado por el Área de la Mujer desde la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario. Se trata de un programa de becas destinado a adolescentes y jóvenes madres para continuar su educación básica y mejorar sus capacidades en la toma de decisiones responsables sobre sexualidad y salud. A estas becas se les incorporaron talleres, centrados en el desarrollo personal y social de la adolescente madre, que promueven los derechos a la educación, a los cuidados de la salud, a la información, a la planificación social y a vivir libres de violencia.
“El eje de esta propuesta es doble; es decir, el de promoción de derechos y prevención. Prevención de repeticiones de situaciones no deseadas e información vinculada a las leyes que protegen a las embarazadas o a las mujeres con hijos durante el período escolar. También se busca brindar información con relación a la contención de estas mujeres dentro y fuera de la escuela”, explica Mariana Alonso, quien agrega que estos talleres se extienden quincenalmente entre Agosto y Noviembre.
De acuerdo con un relevamiento del Ministerio de Educación de la provincia, en Rosario existen aproximadamente 400 casos de adolescentes escolarizadas madres y embarazadas, a la vez que se registra un progresivo aumento de madres de entre 15 y 19 años, teniendo en cuenta que de cuatro bebés que nacen en la ciudad uno es hija o hijo de una madre adolescente menor de 19 años, según datos del Centro Rosarino de Estudios Perinatales.
“La mayoría de las adolescentes inscriptas se encontraban en serio riesgo de no continuar su escolaridad formal; la posibilidad de inscribirse en este programa opera como la oportunidad de permanecer en la escuela e impedir la deserción”, explica la funcionaria. “Además, este trabajo nos servirá para tener un diagnóstico más afinado de las expectativas de las chicas y sus necesidades y así trabajar esos aspectos desde la gestión estatal”, sostiene.
Noelia vive junto a su novio Juan Carlos, de 21 años, la mamá de Juan Carlos y siete de los once hermanos que conforman la familia del chico. Joana vive con su madre y de vez en cuando se muda un tiempo con su novio, que está la mayor parte del día fuera de su casa. “Con Juan Carlos nos conocimos hace como tres años, en un baile. Siempre salíamos juntos y en un momento nos cansamos de andar por ahí. Entonces yo quise quedar embarazada y él estuvo de acuerdo. Ahora, si él consigue un changa quizás nos casemos”, explica Noelia. La chica habla despacio, suelta algunas frases y vuelve a quedar en silencio. Por su parte, Joana habla a borbotones, se ríe todo el tiempo y describe con detalle cómo fue al centro a comprarle a su nena un enterito rosado con gorro al tono. “También me gusta comprarme algo de ropa para mí cuando tengo algún dinero, pero sobre todo para ella”, afirma.
Las dos coinciden en que el embarazo interrumpió la posibilidad de continuar la escuela. “No me importó demasiado tener que dejar las clases para atender a mi hija, pero me parece bueno poder volver. Si puedo continuar estudiando voy a dedicarme a la mecánica dental. Además de mi mamá, voy a atender gratis a muchos vecinos que ahora no se pueden arreglar la boca”, insiste Joana.
Noelia vive rodeada de chicos: el hermano menor de su novio tiene unos pocos meses, y de allí para arriba tiene parientes de todas las edades. “No me da ningún problema atender varios nenes a la vez, y me gustaría hacerlo si fuese maestra jardinera”, dice. En su caso, la profesión es la prolongación de su situación cotidiana, contrariamente a Joana, que desea construir su futuro reconstruyendo bocas ajenas aunque todavía el asunto le es completamente desconocido.
“Noelia se anotó en el Programa, porque se enteró en el Distrito (Oeste). A mí me pareció una buena idea. Lo más interesante de los talleres va a ser aprender cuestiones de sexualidad, anticoncepción y esas cosas, no de oído, sino con gente que sabe. También tengo entendido que te enseñan cosas para cuidar mejor a tu bebé. A mí me parece bueno, porque una no sabe todo”, explica Joana. Su amiga asiente en silencio, mientras acaricia la mano pequeña de su hijo dormido. Sentada en medio de un patio minúsculo de tierra apisonada, Noelia mira las vías que se extienden delante de ella y la calle que se abre más allá del descampado. Son una invitación a seguir adelante. Con todas las ganas.
Relaciones entre pobreza, embarazo y abandono escolar
Con 275 alumnas inscriptas en el programa, el Área de la Mujer elaboró un informe para caracterizar a la población. El 32,73 por ciento de las adolescentes –es decir, 90 de ellas– tiene 16 años. En menor proporción, hay inscriptas de 17 años (88 chicas, o sea, 32 por ciento); de 18 años (59, o sea, 21,45 por ciento) y de hasta 15 años (38, es decir, 13,80 por ciento). El 63,54 de estas adolescentes tiene hijos, y el 35,74 por ciento de ellas está embarazada. De este análisis se deduce que el mayor número de adolescentes pertenece a los distritos con poblaciones con menores recursos socioeconómicos: el Oeste (38,55 por ciento) y el Noroeste (28,36 por ciento). “El embarazo en adolescentes se da principalmente entre la población menos favorecida económicamente, y a la vez, la falta de recursos es una de las razones más importantes para el abandono escolar”, indica Mariana Alonso al comentar estos resultados.
Fuente: diario El Ciudadano & la región – Foto: Juan José García