No es que los viajes de colonización espacial le fueran extraños, o que no hubiera pensado alguna vez en pasar una temporada en la Luna o en Marte, pero esto era diferente. Más que por el informe, Jorge se sobresaltó por la inesperada invitación…
Ya atardecía cuando Jorge Kazebe descansaba en su apartamento de Luanda. Cuando recibió el informe no podía imaginar el destino que le rondaba. No es que los viajes de colonización espacial le fueran extraños, o que no hubiera pensado alguna vez en pasar una temporada en la Luna o en Marte, pero esto era diferente. Más que por el informe, Jorge se sobresaltó por la inesperada invitación:
«…….así que por las razones expuestas consideramos que podría aportar una muy valiosa colaboración. Nos complace invitarle a que se presente al comité de selección de viajeros de Fez…..»
Con la disculpa de preparar un café, dejó el informe sobre la mesa y paseó por el salón de su casa, tratando de encajar mentalmente el impacto de la radical posibilidad que se le había abierto en su vida.
Sin afirmar ni negar, salía al paso de las múltiples y veloces consideraciones que le asaltaban. Que pasaría con todos los demás planes. Y qué diría Elisa. Ella tenía un espíritu inquieto e insatisfecho, y tal vez la idea le resultara de interés. Lo cierto es que, él mismo, notaba que en su interior llevaba tiempo fraguándose algo, algo que buscaba y que no acababa de completar su búsqueda en ninguno de los planes inmediatos que tenía en su vida. Pero dejarlo todo…. dio un amplio soplido.
Al fin decidió tomarse la cosa con tranquilidad, respiró ampliamente y se enfrascó en el informe:
Supernova Eta Carinae, capturada por el Hubble. Image Credit: ESA/NASA
De: Centro Unificado Mundial de Colonización Espacial.
A: Extesión máxima.
Interés: Informe de difusión a la población del proyecto Noé.
Fecha: Sucre 27/05/2072
PROYECTO NOE
Objeto: Viaje extrasolar masivo de colonización.
Interés: Colonizar el sistema Beta, el más cercano al sistema solar con planetas que tienen condiciones mínimas de habitabilidad. Proyecto piloto de la operación PROPAGACIÓN.
Plazos: Requisitos, diseño general, consenso internacional, obtención de recursos.
Preparación: Construcción de la nave, selección de voluntarios, ensayos técnicos, de viabilidad de ecosistemas y de integración social.
Prácticas y simulaciones.
Trayecto:
– Etapa de aceleración (49 años).
– Etapa de desaceleración (48 años).
– Prospección del sistema *. (2-3 años).
– Planificación adaptativa del proyecto de colonización (1 año).
– Asentamiento (2 años):
– a) Unidades robóticas crean la infraestructura industrial y urbana.
– b) Traslado de los habitantes de la nave al nuevo asentamiento. Traslado del utilaje mecánico e informático y de los ecosistemas.
– Puesta en marcha en completo funcionamiento.
– Expansión.
Indice:
Proyecto general Pg. 12
Proyecto industrial Pg. 67
Proyecto ecológico Pg. 232
Proyecto social Pg. 397
******************************************
Rhea frente a Titan, desde la nave Cassini. Image Credit: ESA/NASA
Una gigantesca figura toroidal suspendida en el espacio, la «rosquilla» como se le llamaba popularmente. Una colosal noria horizontal que giraba constantemente, produciendo una fuerza centrífuga que simulaba el efecto de gravedad, de manera que sus 40.000 habitantes caminaban perpendiculares a la cara interna de la nave.
En el interior se situaban parques, bosques, lagos, ríos, ecosistemas cerrados donde armonizaban selvas con desiertos, montañas y pequeños mares, plantas y miles de especies animales.
Una ciudad veloz, un planeta viajero en miniatura. Un viaje extraordinariamente extenso en el espacio y en el tiempo. En más de cien años, cuatro generaciones diferentes tomarían el relevo de la odisea, cuatro generaciones conviviendo, ya que, dada la esperanza media de vida (130 años), se podía hacer una previsión incierta de que muchos de los que partieran llegarían a su destino en las postrimerías de su vida, al menos que en el viaje se hicieran nuevos descubrimientos para alargar el camino hacia la muerte o ya para saltarla definitivamente, por que, en esos tiempos, la inmortalidad ya rondaba el alcance de la ciencia.
El mayor esfuerzo de la humanidad, tremendamente complejo en sus aspectos técnicos, industriales y económicos. Absorbía todo el plus de producción que generaba la segunda revolución robótica. Después del «Plan de homogeneización mundial del mínimo nivel de vida», el proyecto de colonización espacial era el que había cohesionado más a la humanidad como una voluntad. Era difícil decir si el abandono de la violencia había creado la posibilidad de abordar objetivos mayores o si el proyecto de expandir la vida y la inteligencia por el universo empequeñecía las rencillas y los intereses personales.
Se había puesto fuerte intención en que los aspectos sociales y sicológicos no perdieran peso frente a los técnicos. El proyecto social trataba de aglutinar las experiencias más positivas de la historia para crear un modelo nuevo de interrelación. En el diseño del proyecto se llegó a acuerdos en puntos que ya estaban en el ánimo general. Igualdad de derechos y oportunidades, propiedad social de los medios de producción y de los de uso público, no a la concentración del poder, no a la discriminación, tolerancia religiosa, ideológica y de costumbres……. Se había avanzado mucho, pero la unidad de criterio no era total. Muchas cuestiones llevaron a un intenso debate. En la toma de decisiones, qué cosas debían llevarse a referéndum y en qué cosas los organizadores tendrían libertad operativa, hasta dónde tenía que llegar la especialización y la rotación de funciones y tareas…. sólo lo organizativo resultaba muy complejo al llevarlo a los detalles, pero además había otros temas donde el debate no era menos relevante. Hasta qué punto debía mantenerse la unidad fa
miliar, y la relación de pareja debería ser monógama, o de multirrelación, o variable, o intermedia; cuál sería la forma de maternidad más adecuada, como se resolvería la dialéctica generacional… El proyecto social recibió miles de estudios y aportaciones con ideas de mucho interés pero donde se traslucían también las creencias de cada cual.
Al final se optó por un proyecto escueto, con recomendaciones generales, ciertamente más detallado y reglamentado en la parte legislativa y organizativa pero que se limitaba a suaves consejos en lo referido a relaciones personales. Se resolvió atender, en la selección de los aspirantes, no sólo a su cualificación técnica, sino también a su calidad humana, a su capacidad de trabajo en equipo, y, en general, a todo lo que pudiera facilitar la convivencia. Para reforzar esto se capacitó a todos en la comprensión del propio comportamiento y del de los conjuntos humanos.
Se invitó expresamente a personas que habían probado en su vida que servían para dar referencia a otros, que tenían una cierta autoridad moral, por su buen juicio y por sus actos, de manera que ejercían una influencia positiva sobre los grupos humanos. Así, la fuerza del proyecto social no estaba tanto en una doctrina acabada sobre todos los aspectos del comportamiento y de la relación sino en unos principios básicos, y, sobre todo, en la condición de ese contingente humano con capacidad para resolver positivamente cualquier situación que se le presentara.
Supernova. Image Credit: ESA/NASA
Jorge Kazebe estaba a punto de abandonar la Tierra. Había buscado sustraerse, por un momento, del vértigo de los preparativos. Sobre su mesa estaban los objetos que había seleccionado para llevarse en el viaje. 2 Kgr. 225 grs. por persona era el peso máximo permitido de objetos personales. Se acercó a la ventana, allí estaba el ritmo de la ciudad, las personas, las máquinas, los edificios viejos y nuevos … la estampa tenía un sabor a historia y recuerdo que nunca llegaban a imitar del todo las colonias extraterrestres ni las imágenes virtuales. Se dio cuenta de que estaba forzando la vista, y con un resuelto movimiento de cabeza decidió abandonar la pasión inútil de querer retener el máximo de cosas e impresiones antes de partir.
De a poco, se había ido despidiendo de todas las personas, queridas y menos queridas, tomándose tiempo, como queriendo dar un buen final a mil y una historias. Con frecuencia le asaltaba el pensamiento de si, al acercarse a su muerte, viviría las cosas del mismo modo. Pensó que, sin duda, para entonces tendría el cuerpo más deteriorado y el espíritu más fuerte.
Nueve días duró el trasporte de los viajeros desde la Tierra hasta la nave, que se encontraba en la órbita geoestacionaria. Riadas de personas, luces, cohetes y emociones, euforias y lágrimas jalonaban el camino hacia el último trasbordador. Jorge caminaba sintiendo en sus pies los últimos contactos con el suelo. Al pie de la escalera dirigía unas palabras a la multitud: «…..y ahora que nuestros cuerpos van a separarse definitivamente, es el momento en que me siento más unido a toda la humanidad…..».
En la nave y ya con todo el mundo dentro, había llegado el momento de la partida. La ciudad de los cielos comenzó a moverse lentamente, como ignorando con pereza la fuerza ciclópea de los motores. En el interior se extendía un omnipresente silencio, sólo roto por la actividad de los pilotos. Los viajeros se reunían en las cristaleras laterales y posteriores observando el lento danzar del planeta azul, que se empequeñecía ligeramente mientras la nave se alejaba en un movimiento espiral cada vez más amplio.
Muchos permanecieron horas allí. Otros ya se despidieron del viejo mundo, dirigiéndose a sus apartamentos como para acomodarse a su nueva vida, en un acto que tenía más de ceremonial que de práctico, por que ya todos habían tenido sobradas oportunidades de acostumbrarse antes de partir.
Los había también que buscaban la distracción en el seguimiento técnico del evento o en las retransmisiones televisivas que llegaban desde la Tierra.
Los contactos entre las personas eran a la vez animados y tímidos, algo descolocados. Era demasiado pronto como para comenzar cualquier actividad. Todo el mundo ponía especial interés, casi exagerado, en ser agradable con los demás, como para comenzar con buen pie, una relación de décadas.
La Tierra se convirtió en un pequeño círculo y después en un punto cercano al Sol y por fin desapareció incluso para la aguda vista de los telescopios.
Y aunque la Tierra no se empequeñeció tanto en el corazón de los emigrantes, remontaron su nostalgia, y con el fluir del tiempo y el hacer cotidiano, todos se fueron habituando a su nueva vida, que se llenó con la fuerza del destino que habían escogido.
Un día, uno de los llamados «fontaneros» flotaba en el exterior de la nave sustituyendo una pieza erosionada. Al mirar hacia la pared trasparente de una sala vio una escena que le produjo una leve conmoción. Era el primer niño nacido fuera del sistema solar. Balbuceando, gateaba hacia la enorme cristalera. Al llegar, casi incorporado, extendió su brazo hacia el vidrio. Su inocente mano, recortada en el espacio a media luz, intentaba asir una estrella.
ALVARO ORUS ANDREU/1995