Esta vez no pudo. Fue una fatal coincidencia en el torneo. Es que el peor Central se encontró con el mejor Boca. El sistema pergeñado por los canallas no pudo prevalecer, sin dudas que por errores propios, pero también por las enormes cualidades ajenas. El equipo de don Angel arrancó agazapado y con orden en el fondo y esperaba el momento oportuno para salir rápido y sorprender. Sólo lo logró una vez. En cambio, el local -con un circuito aceitado en base a toque y certeza- fue desdibujando al conjunto centralista que hasta anoche ostentaba la mejor imagen y la condición de invicto.
Papa intenta sacar un centro ante la marca de Schiavi |
Abbondanzieri se queda con la pelota ante la entrada de Díaz |
Schiavi le comete penal a Villa |
Los chicos de Boca fueron superiores |
Don Angel y Cuffaro saludan a Maradona antes del partido |
Una caravana de hinchas invadió la autopista |
El pueblo de Central dijo presente en La Boca |
Los simpatizantes auriazules coparon la ruta |
La diferencia del 4 a 1 final no fue ni más ni menos que el fiel reflejo de lo que sucedió en la Bombonera. Las sociedades xeneizes en el mediocampo y en el ataque sacaron todos los réditos posibles: el pibe Gago -a pesar de su juventud y de su condición de volante central- se paró como patrón de estancia y manejaba los tiempos; Cardozo y Cagna dejaron sin juego a sus colegas canallas, mientras que Guly se metía como cuña en la defensa rival y generaba los espacios necesarios para Palermo y Palacio, a la sazón, una dupla tan endiablada como efectiva.
Ante este cuadro de situación, Central corría, sufría y buscaba alguna respuesta. Pero el colapso del sistema táctico estaba a la vuelta de la esquina. Cardozo, quien tempranamente había ingresado por el lesionado Vargas, abrió hacia la derecha para Baiano y el moreno acertó un pleno en la cabeza de Palermo. Parecía el golpe de nocaut, pero no.
El orgullo canalla alcanzó para resistir y para una esporádica reacción. Vitti, en la única jugada clara que generó, habilitó a Raldes como si fuera un wing y el boliviano fue más extranjero que nunca para la defensa de Boca que lo miraba azorado, metió un centro y Villa la mandó a guardar. Uno a uno. Central todavía daba pelea.
Pero enseguida llegó el show de Palermo, y también de todo Boca, que generó la ovación de la 12 cuando el rubio delantero cambió por gol el penal que Elizondo le cobró a Ojeda por infracción a Palacio.
La esperanza canalla se reducía a que el viejo sabio encontrara una nueva fórmula en el descanso para que el Central de unos días atrás reapareciera en la Bombonera, pero tampoco. Esta vez no pudo ser. Un nuevo centro de Baiano y otro cabezazo -ahora de Palacio- le hizo caer el sistema a la Academia rosarina. Y a partir de allí, todo fue del local.
Boca se disponía a transitar los últimos minutos con la firme determinación de que el puntero no tuviera reacción. Central, por su parte, fue por una quimera que terminó de desvanecerse cuando -una vez más- el ex Banfield definió con sapiencia y liquidó el pleito a los 59′.
Pero si algo le faltaba al lucimiento xeneize, era el aporte del Pato Abbondanzieri, quien en el epílogo también quiso ser protagonista, le atajó un penal a Ferrari y le sacó un tremendo cabezazo a Tito Villa.
Esta vez para Central no pudo ser. Pero es puntero igual y ahora sólo le queda corregir errores y capitalizar la enseñanza de la primera derrota en el certamen, que si bien fue abultada, la sufrió con el mejor Boca de los últimos meses.
Punteros igual
El empate de Estudiantes con Arsenal ya era una buena noticia para el canalla. Y ni hablar de la derrota consumada de River en Rosario. El partido con Boca se presentaba como el más deseado pero fue el menos pensado. Es que, en la previa, hasta un empate se convertía en un capital importante porque a sabiendas de que una derrota lo dejaba igual como puntero, ampliar la brecha -aunque sea por un punto más-, era una propuesta más que seductora. Ni hablar de una victoria.
Hasta el escenario ofrecía los condimentos necesarios para una jornada épica. Un estadio mítico, el encuentro de dos grandes -como fue el saludo de Don Angel con Maradona-, la aventura de un equipo juvenil ante un experimentado Boca y la presencia siempre vigente de la hinchada de Central, que en esta ocasión reducía su cantidad desde la antojadiza decisión que decretaron los escritorios. El marco se presentaba ideal.
En la antesala, todo cerraba para que Central tuviera una tarde forjada desde el deseo. Pero fue a pedir de Boca y para Boca. La contundencia del 4 a 1 final con que redondeó el partido el equipo del Chino Benítez, no sólo no dejó margen para ninguna duda sino que hasta se devoró cualquier polémica que pudiera surgir.
Un equipo desconocido
Central fue muy distinto. Tan distinto que se transformó en desconocido. El sexto sentido de los hinchas, así lo visualizó cuando Palacio convirtió el tercero en el portal del complemento. No había un solo indicio que permitiera ilusionarse con un empate. Por ende, la conformidad que presentaba una derrota al no modificar el primer puesto en el torneo, comenzó a corporizarse en el tramo final del encuentro.
Esta conformidad, que transitaba entre la resignación de un resultado adverso y la satisfacción por ocupar un lugar de privilegio, se subió al escenario de la Bombonera en los minutos de cierre del cotejo cuando 6.050 simpatizantes canallas comenzaron a manifestar en forma unánime el orgullo de pertenecer a una identidad: la de Central.
Sergio Faletto
Vaivenes de una tarde-noche que debe olvidarse pronto
La parada era brava para el grupo de pibes de Central que comanda Angel Zof. Sintieron el impacto de un partido que se presentó chivo ya desde los primeros minutos, con la 12 alentando y con un Boca que salió decidido a llevarse por delante al líder del torneo Clausura. Un tiro en el travesaño de Guglieminpietro encendía las luces de alerta en el equipo canalla, mientras que una tibia respuesta de Villa servía para que los hinchas rosarinos ganaran espacio en el bullicio.
Pero Palermo empezó a hacer de las suyas y la gente enloqueció. Ese fue precisamente el detonante para que los pibes de Zof salieran del letargo. Y lo hicieron con ganas y algo de fútbol. Claro, no mucho.
La cabeza de Villa devolvía la ilusión auriazul: aspirar a que esos 15 años que Central lleva sin ganar en la Bombonera podrían tener coto. Pero la endeblez de mitad de cancha hacia atrás del equipo canalla siguió intacta. Y Boca, agradecido.
La sentencia del Loco Palermo sobre el cierre del primer tiempo fue todo un presagio. Porque aquellos que imaginaron un Central más decidido en el complemento se equivocaron de cabo a rabo. Apenas tres minutos duró la esperanza de los 6.000 canallas que igual siguieron revoleando trapos al viento y alentando.
Esa multitud aún pensaba en positivo, aún creía. Pero desde adentro no había respuestas ni físicas ni futbolísticas. A tal punto que, con un desorden generalizado de parte de Central, el equipo dirigido por el Chino Benítez hizo bajar en más de una oportunidad el ole de su gente. Sin lastimar demasiado, pero entregando una realidad que no distaba en demasía de lo que finalmente fue el análisis global del partido. Y Palacio apareció otra vez para facturar. Se sellaba así la suerte del único líder del torneo. Ni el zapatazo de Encina en el travesaño ni el penal atajado por el Pato de Ferrari, a minutos del final, sirvieron para hacer que el regreso a Rosario fuera distinto.
La revancha será el viernes contra Gimnasia en el Gigante. El hincha canalla seguramente volverá a decir presente. Deseando, como no puede ser de otra manera, que a partir de ese día la punta se siga gozando en soledad.
Elbio Evangeliste
«Procesar esto es el deber de un equipo con aspiraciones»
Don Angel analizó la derrota y recalcó que «hay revancha dentro de cinco días».Profunda tristeza. Así se retiró todo Central ayer después de la derrota en la Bombonera. Tristeza que se reflejó en el rostro de los jugadores y también en el gran maestro don Angel Zof. «Boca ganó bien, tuvo en Rodrigo Palacio un brillante delantero y también un Palermo que ganó mucho y bien en el juego aéreo», dijo el experimentado entrenador canalla entre sus primeros conceptos. Después fue muy sincero y confesó que «duele perder pero es la realidad que nos toca vivir».
De todo modos, el técnico rápidamente quiso convertir la frustración en enseñanza para sus dirigidos. «Le dije a los chicos que esto es parte del fútbol y que tenemos una revancha muy rápido, en 5 días. Yo creo que el equipo va a reaccionar. Estoy convencido».
Por lo demás, advirtió que «procesar las derrotas es deber de los equipos con aspiraciones». Respecto del partido, el viejo sabio analizó: «Sufrimos algunos problemas en el juego aéreo y Boca definió el partido en pocos minutos. Fue fundamental la jugada que terminó en el penal y luego en el 2 a 1».
A propósito de esa instancia, Ariel Cuffaro Russo señaló que «si bien el penal fue penal, existió una falta a Rivarola previa al penal». Además, en relación a Elizondo, Cuffaro expresó que «debió expulsar por segunda amarilla a Baiano en una jugada que le hubiera correspondido otra amonestación». De todas maneras, el ayudante de don Angel no quiso cargar sobre el árbitro la responsabilidad de una derrota que le correspondió enteramente a Central.
Respecto de la Bombonera, su historia y su eterna capacidad de intimidar a los rivales, tanto Zof como Cuffaro comentaron que el equipo no sufrió una presión especial por jugar en el mítico estadio. Más bien ambos técnicos consideraron que hubo una enorme virtud en el juego que desarrolló Boca que «si sigue así, con seguridad también va a pelear el campeonato», dijeron ambos.
Queda para una posible analogía, el recuerdo que trajo don Angel de la derrota que sufriera Central ante los xeneizes (también por 4 a 1) en la temporada 86-87, en la que el canalla obtuviera su último campeonato local. «Me acuerdo de aquel partido ante Boca, yo entré al vestuario y les dije a los muchachos que se tenían que recuperar porque iban salir campeones».
Luego de esa caída, Central no volvió a perder y, efectivamente, terminó obteniendo el título. ¿Habrá analogía? «Ojalá ahora se cumpla lo mismo», concluyó don Angel antes de irse de la Boca.
Boca, de punta a punta
Boca ganó en el partido previo cómodo y de punta a punta. Si bien los pibes canallas trataron de respetar el buen juego, nunca lograron la aceleración para generar peligro. Así las cosas, Boca tenía menos la pelota pero la usaba mejor. Y cuando se caía el primer tiempo, Escalada desairó a Grabowsky y clavó el 1 a 0.
En la segunda mitad, Boca mostró lo mejor. A los 6′, Galarza definió solo abajo del arco. Central quería pero no podía. Así llegó un dudoso penal para el local en el área canalla que Boselli ejecutó dos veces (la primera la detuvo Alvarez -una gran promesa- pero el árbitro decretó invasión de zona). Recién allí se concretó el 3-0. En el cierre, a Central le quedó la satisfacción del gol del honor que anotó Alemanno de cabeza.
La síntesis:
Boca 3: Eberto, D’Alegre, Silvestre (76′ León), Cahais, Fusco, Scaglione, Casagi, Galarza, Baigorria (78′ Otreras), Escalada (88′ Perillo) y Boselli. DT: Abel Alvez.
Central 1: Christian Alvarez, Espinoza, Grabowsky, Leonforte (34′ Imperiale), Martín García, Ruggiero (14′ Giuria), Diego Calgaro, Moya (59′ Bono), Lorenzetti, Alemanno e Irace. DT: Hugo Galloni.
Goles: 45′ Escalada (BJ), 51′ Galarza (BJ), 65′ Boselli (penal) (BJ) y 86′ Alemanno (RC).
Fuente: diario La Capital – Fotos: Alfredo Celoria