
Una solución verde para frutas frescas: la innovación de Sandra Namboozo y Samuel Muyita
Millones de toneladas de frutas y verduras se desperdician cada año antes de llegar al consumidor. Esta pérdida representa un golpe para agricultores, comerciantes y el medio ambiente. Desde Uganda, los emprendedores Sandra Namboozo y Samuel Muyita han desarrollado Karpolax, una bolsita biodegradable basada en compuestos vegetales que prolonga la vida útil de las frutas y reduce drásticamente el desperdicio en la cadena alimentaria.
Una innovación con raíces rurales
Sandra y Samuel crecieron en familias campesinas y vivieron de cerca las consecuencias de la pérdida postcosecha. Durante sus estudios en la Universidad Makerere de Kampala, coincidieron en su preocupación por este problema y decidieron actuar. Con la ayuda de un profesor de química, comenzaron a investigar soluciones naturales para conservar frutas frescas por más tiempo.
Tras dos años de experimentación, desarrollaron una bolsita biodegradable que se coloca dentro de cajas de frutas durante el transporte o almacenamiento. Esta libera compuestos orgánicos volátiles (VOCs) extraídos de clavo, hierba limón, eucalipto y wintergreen. Estos ingredientes inhiben la producción de etileno —la hormona vegetal responsable de la maduración— y protegen contra hongos, moho y bacterias. En pruebas con mangos, los frutos tratados con Karpolax se mantuvieron frescos durante 33 días, frente a solo 11 días sin tratamiento.
Impacto directo en la cadena agroalimentaria
Desde su lanzamiento en 2020, Karpolax ha sido adoptado por más de 100 agricultores, 20 exportadores y 250 comerciantes en Uganda. Según estimaciones, ha evitado la pérdida de más de un millón de toneladas de frutas, reduciendo en un 30 % el desperdicio postcosecha. Esto se traduce en mayores ingresos para pequeños productores, acceso a mercados más amplios y una menor huella de carbono asociada a la descomposición orgánica.
A diferencia de los conservantes químicos, la tecnología de Karpolax permite una liberación controlada de compuestos naturales, adaptándose a los perfiles fisiológicos de distintas frutas. Actualmente, el equipo trabaja en nuevas formulaciones para piñas, pimientos y bayas, con el objetivo de ampliar su impacto en otros cultivos y mercados africanos.
De Uganda al mundo: ciencia, resiliencia y futuro sostenible
El camino no fue fácil. “Al principio no teníamos acceso al equipo, laboratorios ni financiamiento… pero aprendimos a ser resilientes”, recuerda Muyita. Esa perseverancia fue clave para transformar una idea en una solución tangible. Hoy, Karpolax no solo mejora vidas a nivel local, sino que ha llamado la atención global: en 2025, la innovación fue seleccionada entre los finalistas del premio “Tomorrow Shapers” de la Oficina Europea de Patentes, cuya ceremonia se celebrará el 18 de junio en Reikiavik.
Además del reconocimiento internacional, Karpolax se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Contribuye al ODS 2 (Hambre Cero) al reducir pérdidas alimentarias, y al ODS 12 (Producción y Consumo Responsables) al ofrecer una alternativa biodegradable, segura y escalable. “Cuando yo gano, gana todo el equipo”, dice Sandra, convencida de que la colaboración es la fuerza detrás de cada avance.
Karpolax no solo conserva frutas; conserva esfuerzos, oportunidades y esperanzas. Es una prueba de que la innovación sostenible puede —y debe— nacer donde más se necesita.
Referencia:
Sandra Namboozo and Samuel Muyita. Sachets for extending the shelf life of fruit. Link.
Fuente: CerebroDigital.net